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VIDEO: “Yo no me sentía como mujer”: La nueva vida de un hombre transgénero

El proceso no ha sido fácil, ni física ni emocionalmente, pero en el camino ha contado con el apoyo de su familia quienes lo apoyan para que alcance sus sueños

VIDEO: “Yo no me sentía como mujer”: La nueva vida de un hombre transgénero

En su adolescencia se dio cuenta: No quería ser mujer y se sentía atrapado en ese cuerpo; ahora tras un largo proceso emocional y físico tiene una nueva vida, como Yahir.

Quiero un nuevo comienzo, quiero que la gente ya no me vea como Yahaira, que me vean por lo que yo decidí ser, y no por cómo nací”, afirma Yahir Sepúlveda Ramos.

Si él no lo cuenta, nadie imaginaría que ese joven de cabello corto, lacio, uñas pintadas de

• Es muy ‘animalero’ y tiene tres perros,
que son sus mascotas consentidas

negro, una tímida sonrisa, de voz grave y masculina, nació como mujer.

Es un joven como cualquiera de su edad, atento y que adora a sus mascotas, tres perros. Es directo al hablar y describe todo su proceso, emocional y físico hasta llegar a la mastectomía radical, también llamada cirugía torácica masculinizante.

“De pequeño tenía un sentimiento parecido a cuando vas a una fiesta o un lugar donde hay muchas personas que no tienen intereses parecidos a los tuyos, y no tienes a dónde ir, o con quién hablar, y te sientes fuera de lugar”, explica.

La diferencia es que ese sentimiento lo tenía en la escuela, en la casa, en cualquier parte, siempre estaba fuera de lugar, lo que hizo que su infancia no fuera fácil, sobre todo en el momento que tuvo que enfrentarse a sus padres y contarles lo que sentía.

Cuando tenía 14 años le comenté a mis papás que yo no me sentía como mujer, y me mandaron a una infinidad de sicólogos, siquiatras, me doparon con medicamentos para la depresión, ansiedad, al punto de no saber ni dónde estaba”, recuerda.

“Sí fue difícil, yo había intentado acabar con mi vida por muchas ocasiones”, añade, “pero me pregunté, ¿qué va a pensar mi hermana? ¿mis papás? ¿mis tías?”.

Esos momentos parecen haber quedado en el recuerdo al escuchar hablar a Yahir, quien revela que cuando estaba más desesperado habló con Dios y se reconcilió con él, lo que le hizo mantener la esperanza.

“Le prometí que siempre trataría bien a los demás, que tendría buenas voluntades y ayudaría a las personas que lo necesitan”, afirma.

Ama dibujar y su hobby fue de gran ayuda para expresar lo que con palabras no podía decir. En un futuro anhela ser animador.
FOTOS: JULIÁN ORTEGA

TRANSICIÓN

En 2020 Yahir cuenta que la oportunidad de poder transformar su cuerpo llegó a su vida. Se mudó de Nogales, Sonora, donde normalmente reside, al estado de Arizona, donde nació, para trabajar.

Durante nueve meses tuvo dos empleos. Se levantaba a las 07:00 y se acostaba a la 01:00 de la mañana del otro día, dice, pero así logró ahorrar para su operación.

Se dio cuenta que en Estados Unidos podía acceder a las hormonas. Sólo se lo contó a su hermana.

Las hormonas cambiaron su voz y físico al de un hombre. Ver ese cambio, señala, lo hizo llorar de alegría. Por primera vez se sentía identificado con lo que veía al espejo.

Hasta la fecha ha sido como un sueño, no me lo termino de creer, pienso que esto es demasiado bueno para que me pase a mí”, expone.

“No sé qué hice antes para tener esta suerte, incluso tengo miedo de que en algún futuro se me llegue a quitar la posibilidad de comprar hormonas, o seguir todo este proceso, pero sí, la realidad es que hasta ahorita no me la termino de creer”, expresa.

FOTOS: JULIÁN ORTEGA

Cuando volvió a Nogales, Sonora, en 2021, contaba ya con algunos meses de tratamiento hormonal, su cabello, piel y características físicas habían cambiado casi por completo. Aún así, él sentía la necesidad de quitarse el busto.

Se lo contó a sus seres queridos, personalmente; algunos lo tomaron bien, otros no tanto, pero todos lo aceptaron.

La reacción que más le sorprendió fue la de su abuela, recuerda conmovido, pues aunque al principio estaba en contra de la cirugía, el día de la operación, a sus 70 años de edad, viajó en camión, sola, a Hermosillo para acompañar a su nieto en ese momento. Era el 11 de septiembre de 2021.

SU FAMILIA

El proceso de transición no fue difícil sólo para Yahir, sus padres también vivieron momentos complicados al ver cómo su hija sufría. Rocío Ramos Cárdenas relata, con lágrimas en los ojos, que ver la transformación no ha sido fácil.

Parte de ella vivió el duelo de perder a Yahaira, mientras aceptaba a Yahir en su vida.

“Aceptar todo este proceso tampoco ha sido fácil, porque yo no la veo como un hombre”, comenta, “pero la veo feliz, y a mí lo que me importa es eso, que ella esté bien”.

Recibe todo el apoyo y cariño de su mamá Rocío Ramos, quien sólo quiere que su hijo sea feliz.

Y si de algo puede presumir Yahir es del cariño que le brinda su familia. En el trabajo es uno más de los empleados en la ferretería de su abuelo, Arnulfo Ramos, de 73 años.

“Para mí ver el cambio de Yahaira no fue complejo, yo puedo reconocer abiertamente ante mis empleados, mis amigos y mis familiares esta condición”, agrega.

A mí me preocupó no lo que fueran a decir, ni nada de eso, me preocupe de que fuera a salir algo mal en la operación, en su cuerpo, más que nada, pero vemos que la tecnología está muy avanzada, y ahora hay más posibilidades de poder ser, lo que ellos quieren ser”, comentó.

“Desde que estaba chiquita notamos algo diferente, principalmente su mamá y yo; cuando creció vimos que no se sentía bien como era”, expone, “ahora se siente mejor como él, y yo lo acepto, mi esposa también, y me hace feliz verlo trabajar con nosotros en la ferretería y sintiéndose pleno”.

Un gran pilar para Yahir ha sido su abuelo, Arnulfo Ramos.
FOTOS: JULIÁN ORTEGA

Ahora Yahir piensa en el cambio de nombre, un paso para el cual también necesita estar listo.

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Aunque sabe que aún le quedan muchos retos por enfrentar, al voltear atrás, y ver su niñez como Yahaira cree que todo el sufrimiento valió la pena, y que en estos momentos su vida no tiene límites, pues se siente capaz de lograr lo que sea.

Me gustaría trabajar en Estados Unidos, comprarme una casa, empezar desde cero, empezar en una ciudad desde cero donde nadie me conozca”, afirma.

“Y mi sueño, aunque es un poco difícil, o muy alto, quisiera poder trabajar en Disney como animador, porque me encantan las películas animadas, me gustan mucho los mensajes que dejan y quisiera en algún punto inspirar a gente con mis creaciones”.

Si pudiera hablar con mi yo de pequeño le diría que aguante”, reflexiona, “que aguante lo más que pueda, que la felicidad va a llegar en algún punto, aunque parezca que no”.

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