“No dejen de soñar por el cáncer”: Abdiel Agüero, futbolista profesional y sobreviviente
El futbolista profesional no ve al cáncer como un enemigo invencible, ya que considera que esa experiencia lo formó para la vida
HERMOSILLO, Sonora.- Francisco Abdiel Agüero Robles superó la leucemia linfoblástica aguda hace más de dos décadas, cuando era un niño de 5 años de edad, y a pesar de los momentos difíciles que vivió, el hoy futbolista profesional no ve el cáncer como un enemigo invencible, sino como un formador, que lo preparó para vida.
“Se puede escuchar muy raro, pero el parteaguas en mi vida fue el cáncer, e igualmente para mi carrera futbolística, el cáncer le dio una formación a mi vida, dura, pero muy necesaria.
Es muy importante que los niños sepan eso, que no dejen de soñar por el cáncer, y a los padres, les pido que no los hagan sentir como que no merecen tener sueños.
Preparen a sus hijos para vivir, enséñenles a luchar, porque el cáncer es un formador muy duro, que se puede ver abrasador, o como un gigante, pero no te puede robar los sueños y las aspiraciones”, dijo convencido.
A los 2 años de edad, Abdiel fue diagnosticado con leucemia en el Hospital Infantil del Estado, de Hermosillo, Sonora y aunque no recuerda mucho de esos momentos, ha sido su madre quien le ha contado lo difícil que fue para ella recibir el diagnóstico.
Los tres años siguientes, Abdiel recibió quimioterapias, después permaneció en vigilancia obligatoria durante 10 años y hasta su adolescencia los médicos le dieron el alta definitiva.
Como niño uno no entiende las dimensiones de las cosas. En ese momento mi mamá fue la que recibió el golpe más duro; ella narra que estaba sentada frente al doctor, y que sintió que la tierra se la tragaba. Fue un golpe duro, pero fue lo que vivió en ese momento y tenía que afrontarlo.
RECUERDA SÓLO LO ALEGRE
“Y aunque es extraño, el dolor o los momentos negativos no los recuerdo, tal vez ha sido mi cerebro que quiso resguardarse o protegerse.
“Tengo más recuerdos de momentos alegres, como que las enfermeras bromeaban conmigo, o que el doctor que me ponía las quimios me daba premios, esos son mis recuerdos”, relató.
La influencia del oncólogo que lo atendió, Gilberto Covarrubias Espinoza, fue lo que hizo tanto para Abdiel, como para su familia, más llevadera esa etapa.
Las charlas, consejos y pláticas que le ofreció el doctor en su niñez, hicieron que Abdiel se aferrara más a la vida, y a sus sueños de ser futbolista, y considera que por él en estos momentos tiene la trayectoria deportiva que tiene.
Sin duda alguna, los que tengan el placer de conocer al doctor Gilberto Covarrubias saben que es un excelente doctor, y hubo algo que él siempre le dijo a mi mamá, le dijo que preparara a su hijo para la vida.
“Le dijo, ‘señora, no prepare a su hijo para que se muera, no lo consienta, prepárelo para que viva’, y por eso, gracias a que el doctor le recomendó a mi mamá que me involucrara más con los niños, que jugara más, y que trataran de hacerme una vida más normal, fue que entré a jugar futbol, y empecé a hacer deporte”, relató.
Abdiel pidió a los niños que están enfrentando la enfermedad en estos momentos, que jamás dejen de creer en un sueño, que se aferren a él aunque parezca imposible, porque una vez que venzan el cáncer, serán capaces de cualquier cosa.
A los papás les recordó que sus hijos están enfermos, pero no sentenciados a muerte, y el darles una vida, lo más normal que puedan, será el mejor regalo para ellos, una vez que lleguen a la vida adulta.
CURAR NIÑOS: COMO UN ALIMENTO
Para Gilberto Covarrubias Espinoza, primer médico oncólogo en Sonora, y el segundo especialista con esta profesión en México, ver a ex pacientes suyos como Abdiel, u otros sobrevivientes que han llegado a su vida adulta, es todo un privilegio y deleite.
Oncólogo pediatra
La sensación de poder curar a un niño de cáncer, enfermedad que aún sigue siendo vista por muchos como una sentencia de muerte, es tan importante para él, incluso como el alimento, ya que es lo que le da energía y motivos para seguir luchando contra el padecimiento.
Hay ocasiones que han hecho las instituciones eventos por el día del cáncer, y vienen personas de cuarenta y tantos años, que me tocó atenderlos cuando eran pequeños, y hablan de lo que pasaron en ese momento, platican sus vidas, y para mí es una gran satisfacción verlos.
“Ver pacientes curarse es verdaderamente lo que nos alimenta al oncólogo pediatra; yo platico con mis colegas, y todos coincidimos en que ver a un niño curarse es lo que nos alienta, y nos hace entender que lo que estamos haciendo por esos niños, es algo bueno”, expresó el doctor.
En 42 años de trayectoria, Covarrubias Espinoza ha atendido cerca de 2 mil 500 niños, de los cuales, cerca del 60% se han curado, y se han vuelto niños y adultos sanos.
Esto es muy significativo para él ya que cuando decidió tomar esta especialidad, lo hizo porque nadie más quería, y sabía que los niños necesitaban alguien que creyera en ellos, y en su posibilidad de vivir.
Los niños con cáncer están destinados a fallecer si no se intervienen de una forma adecuada, pero si el médico interviene a tiempo, y con las herramientas adecuadas, lo liberamos de la muerte, y logramos curarlos.
“Médicos de otras áreas me han cuestionado, de por qué escogí esta área, por el impacto de la sociedad, y la problemática que significa tener un niño con cáncer, pero es por eso, porque sí hay opciones para ellos”, afirmó.
A los padres de familia, les recordó que ningún esfuerzo es suficiente, si no hay diagnósticos oportunos, por ello la importancia de que lleven a los niños a revisar, ante cualquier irregularidad, o síntoma extraño, para que puedan iniciar tratamiento de forma temprana y que sea menos incisiva la enfermedad.
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