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El Imparcial / Hermosillo / Cuaresma

Niños se involucran en tradiciones de Cuaresma

Su interés empieza al ver las ceremonias y cuando tienen edad expresan su voluntad de involucrarse en los rituales.

HERMOSILLO, Sonora.- Los fariseos o chapayecas nacen de una celebración religiosa de Cuaresma y Semana Santa, propia de los pueblos originarios de Sonora, pero es una actividad en la que la misma sociedad se ha involucrado, pues la tradición llama mucho la atención y forma parte de la cultura del Estado.

Alejandro Aguilar Zeleny, profesor investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quien se ha dedicado a estudiar a fondo los pueblos originarios de Sonora explicó que dicha religiosidad la practican las etnias Yaqui, Mayo, Pima y, en su momento, Ópata.

Expuso que con la expulsión de los misioneros jesuitas y franciscanos, quienes evangelizaron a los pueblos originarios, sus miembros fueron asimilando, reorganizando e incorporando elementos de su propia religiosidad en estas tradiciones.

Fue así como les dieron las características con una serie de procesos rituales que inician el Miércoles de Ceniza, perduran toda la Cuaresma, hasta que culmina en la semana mayor con la representación de la Pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Aquí, Hermosillo tiene el privilegio de contar con diversos grupos rituales, todos ellos, herederos de la misma tradición de los ocho pueblos yaquis, y donde a través de promesas, de mandas que se hacen por enfermedades, problemas familiares, una serie de personas se comprometen para llevar a cabo esta tradición.

Estos personajes conocidos como fariseos o chapayecas, son presentados por los padres, por los padrinos y de esta manera se asegura una participación familiar y comunitaria, que es lo que ha posibilitado su permanencia”, declaró.

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Lidio Valenzuela Álvarez, gobernador tradicional de la ramada del Coloso Alto, expresó que es un gusto que las personas se interesen en las tradiciones de sus antepasados, pues también es descendiente de la etnia Yaqui y para ellos la actividad que realizan tiene un significado muy importante.

Mucha gente viene a ver a los fariseos, llama mucho la atención y le gusta a la gente, que está muy bien, dicen, porque son las tradiciones”, dijo.

DESDE LA INFANCIA

El antropólogo Alejandro Aguilar Zeleny enfatizó que lo más bonito e importante de esta tradición es que logra incorporar a la sociedad en general, pues logra llamar la atención a la mayoría de la población, en particular a los niños.

Gael Eduardo Arvayo Chavarín, de 12 años, es uno de los niños que participa en la ramada de la colonia El Ranchito, en Hermosillo, es cabo de infantería, el personaje de menor rango de los fariseos.

Según la explicación de autoridades de la ramada, el cabo de infantería tiene la misión de cuidar el orden y disciplina de las actividades que se desarrollen en el ámbito de las ceremonias y uno de sus instrumentos primordiales es una espada de madera.

La flauta simboliza el llanto de María por su hijo Jesús y el tambor simboliza los clavos en la Cruz.

Gael es el único de los cinco menores en el grupo, que toca la flauta, que representa el llanto de María por su hijo Jesús, además del tambor, que simboliza los clavos en la Cruz.

Platicó que acudía a las celebraciones con sus familiares para disfrutar de los rituales que se realizan en la ramada en la Plaza de los Yaquis, en las calles Punta de Agua y Sanalona, hasta que uno de los fariseos lo invitó a participar.

Me invitaron… el gordo, también es fariseo. Lo que más me gusta es trabajar, limpiar, poner la ramada, traer palma y estar aquí en la ramada”, comentó.

Jesús Ángel Uribe, de 11 años, José Ramón Baraquiel Madrid Borbón de 12 años y Gael Eduardo Arvayo. Fotógrafo: JuIián Ortega

Al igual que su compañero, José Ramón Baraquiel Madrid Barrón, de 12 años, fue invitado por uno de sus amigos para participar en la tradición de los chapayecas y este año es la primera vez que lo hace.

Mencionó que una de las principales cosas que ha aprendido con la tradición es hacer caso a lo que se le ordena, pues durante el adiestramiento, sus superiores les enseñan los deberes que tienen que realizar durante su permanencia en la ramada.

Lo que he aprendido es a trabajar, hacerles caso a lo que me manden los fariseos y los cabos mayores. Sí me gustaría ser fariseo cuando esté grande y seguir el otro año”, apuntó.

PROCEDIMIENTO

Luis Inocencio Urbalejo García, capitán de tropa de la ramada del Coloso Bajo, explicó que cuando un niño tiene el deseo de ser cabo, los padres del menor tienen que hacer la solicitud a las autoridades de la ramada y dejarlos en las instalaciones, pues tienen que cumplir con el mandato de dormir, comer y vivir en la ramada, al igual que los demás.

En caso de que haya escuela, hay que venir, en la mañana se van a la escuela,en la tarde se reportan otra vez y cuando salimos a la limosna, tenemos que andarlos cuidando para que no les pase nada.

Ya que cumplan los seis años de estar aquí”, dijo, “ya que estén más grandecitos y si quieren ser fariseos, pues los apoyamos, pero ya veríamos porque es muy pesado ser fariseo, no es cualquier cosa, son muchos sacrificios.Muchos lo hacen por manda y otros por devoción”.

Como cualquier tradición religiosa, la celebración de Cuaresma y Semana Santa de los pueblos originarios es importante que perdure y no se cree que vaya a desaparecer, explicó el investigador del INAH, Aguilar Zeleny, pero es importante que se realice con fe.

Se hace un llamado”, dijo, “a entender que se trata de un acto religioso, cultural, comunitario y que es de beneficio, en general, para la persona, para la sociedad y para la tradición”.

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