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El Imparcial / Hermosillo / Hotel Pioneer

Hotel Pioneer: Martha Antillón, hija de víctima de incendio, escribe libro sobre la tragedia

Este libro es para Martha su debut en la literatura, en el que la imparcialidad se deja de lado.

HERMOSILLO.-“El doctor José Antillón fue otra de las víctimas y se menciona el nombre de José Antillón Valenzuela entre los heridos”, se lee en la publicación de EL IMPARCIAL del domingo 20 de diciembre de 1970.

En vísperas de la Navidad, el incendio del Hotel Pioneer en Tucson, Arizona, no sólo conmocionó a una sociedad, sino que marcó a muchas personas, una de ellas, Martha Antillón.

Con apenas un año de edad en aquel entonces, sin memoria natural de ese suceso, la periodista sonorense con residencia desde su infancia en Tijuana, narra en un libro el sentimiento de ausencia, pérdida, y el conflicto inesperado de saber su origen, pero también la hermandad.

“El dolor y la muerte imprimen arbitrariamente cicatrices: Esas marcas indelebles, tan individuales, que no hay ser humano en el mundo que no las tenga”, escribe en la publicación Martha. “Son los tatuajes del alma”.

“Cicatrices” es ahora el libro que recapitula de manera personal la historia de sus padres y sus tres hermanos mayores, quienes fallecieron aquella noche junto a 24 personas más.

“Sin embargo, algo que tuve siempre como muy claro, es que no quería contarlo como una tragedia, entonces quizás eso fue lo más difícil: Inicio con esa especie de evasión por el dolor y termino haciendo lo contrario, compartiendo el dolor”, explicó.

Lograr la empatía del lector es lo que Martha quiso hacer en las 231 páginas que tiene el libro, y en donde recurre inevitablemente a su experiencia en comunicación.

“Yo sabía que tenía una buena historia que contar”, sostuvo, “pero no estuve en un principio convencida de que fuera la mejor idea arrancar con una historia tan íntima, pero la escritura me fue llevando y decidí compartir también ese proceso con el lector”, detalló.

VULNERABLE ANTE EL LECTOR

Este libro es para Martha su debut en la literatura, en el que la imparcialidad se deja de lado y se conecta la emoción detrás de las palabras.

“Es una autobiografía, se vende como una novela autobiográfica, y yo a veces también lo he dicho, es una autobiografía novelada, y sí, está en primera persona y básicamente terminó abriendo mi alma, mostrando una vulnerabilidad que la gente que me conoce de antes desconocía”, puntualizó.

En esta desnudez personal, Martha también hizo partícipe a su hermano José, el único sobreviviente de su familia, testigo presencial y víctima del infierno provocado por las llamas.

“Mi hermano mayor fue el único sobreviviente de la noche de la tragedia, él sí se encontraba ahí junto con mis papás y mis otros hermanos… un poco termina siendo de los personajes principales de ‘Cicatrices’. Él por años no habló de la tragedia”, subrayó.

Pero “Cicatrices” no se centra en el incendio, sino que es sólo el inicio de lo que más adelante se convertiría en un acto de amor para Antillón:

Sus padres (adoptivos) Gustavo y Rosa Amelia, que sacaron adelante a ella y al resto de sus hermanos.

“Mis hijos particularmente encontrarán ahí (libro) historias no de tragedia, de dolor -que son parte de nuestra identidad-, sino historias de amor”, recalcó.

Es un libro tan personal que la portada lleva el sentimiento de su hermana, la pintora María Isabel Antillón, de quien tomó “Blaze” (Resplandor) uno de sus proyectos, que dicho sea de paso, no fue hecho para la publicación.

Todos de alguna forma u otra tienen una historia difícil en su vida, y la de Martha Antillón se marcó hace 50 años.

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