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El Imparcial / Hermosillo / Día del Padre

Héctor Jonathan es un papá muy versátil

Héctor conoció a su esposa Angélica en el mismo lugar donde trabajaban y de forma casi inmediata surgió la química entre ambos, debido a sus intereses en común por los videojuegos, el anime y series animadas.

HERMOSILLO, Sonora.-En la galaxia hay muchos padres, pero ninguno con el ‘ki’ (energía) tan alto como Héctor Jonathan Gallardo Ibarra, de 37 años, quien se desempeña en las tareas del hogar atendiendo a sus tres hijos a la par de su proyecto de emprendimiento.

Héctor conoció a su esposa Angélica en el mismo lugar donde trabajaban y de forma casi inmediata surgió la química entre ambos, debido a sus intereses en común por los videojuegos, el anime y series animadas.

Ella tenía una niña llamada Catherine, yo la conocí por cuestiones de trabajo, salimos, me presentó a ‘Kathy’, de hecho al principio Kathy y yo no nos llevábamos muy bien que digamos, pero no por algo serio, simplemente porque yo le hacía mucha carrilla”, dijo entre risas.

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Una vez que la pareja formalizó su relación, el vínculo entre la niña y Héctor se hizo más sólido y es una hija más para él, así como Héctor, de 1 año y 7 meses, y Jonathan, de 4 meses.

Convertirse en padre, como toda experiencia nueva, trae consigo temor, especialmente para Héctor quien en un lapso de menos de cinco años se convirtió en patriarca de un hogar.

“Nadie nace siendo papá, nadie tiene una guía para eso, entonces de la noche a la mañana ya tienes a alguien a tu cargo, pero afortunadamente Angélica, mi esposa, me ayudó bastante”.

“Gracias a que cuidaba a Kathy y jugaba con ella, ya los dos que tengo ahorita la verdad se volvió muy sencillo, ya me las sé todas. No soy el papá perfecto ni puedo escribir un libro, pero me facilitó bastante”, acotó.

“La responsabilidad”, respondió Héctor casi en automático al preguntarle cuál es el mayor aprendizaje de ser papá.

No porque fuera una persona irresponsable, sino porque estaba acostumbrado a que todo lo que ganaba era para él, desde figuras hasta videojuegos, hasta antes de conocer a Angélica, él mismo era su principal inversión.

“Pero ahora con familia e hijos, sin quererlo, me dejo a lo último, son siempre ellos primero: Juguetes, pañales, leche… lo que necesiten procuro conseguirlo, eso me da tranquilidad”, comentó.

GALLVILL PIXEL ART

El Imparcial: imagen de artículo

Héctor y Angélica crearon juntos su negocio de diseños personalizados en arte en pixeles llamado GallVill, usando las primeras sílabas en los apellidos de ambos.

A pesar del temor inicial de emprender, especialmente por tratarse de un negocio de artesanías con cuentas de plástico, su pareja lo alentó a seguir con la idea e incluso han acudido a eventos para promocionar a GallVill.

La familia Gallardo-Villanueva fue una bendición para Héctor, para él ellos son su fortaleza y su felicidad, y el cariño que le han brindado cumplió un deseo sin necesidad de juntar las esferas del dragón.

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