¡Vaya semana del presidente!
La escena de la semana presidencial es algo que fácilmente habría salido de la mente de un guionista de Netflix.
La escena de la semana presidencial es algo que fácilmente habría salido de la mente de un guionista de Netflix. El Presidente está en problemas, hay que crear una situación. Entonces mandan un grupo de personas al hotel donde se hospeda (¿cómo van a saber cuál es y a qué hora estar ahí? Es lo de menos, lo saben y punto).
Cuando lleguen, que él salga, los ponga en su lugar, los regañe, luego se asegure de decir que alguien los mandó y al final que diga que trabaja mucho por el pueblo y tiene derecho a descansar. Ah, y que salga bien cambiadito, con camisa blanca y no muy despeinado.
Podrán decir que es el colmo del “sospechosismo”, pero hay algunas cosas que no cuadran en la escena. Para empezar, los “protestantes” fueron a pedir ayuda con un problema que traen con el alcalde del lugar (¿perdón?).
Estos son los detalles:
1.- Toda esa gente llegó directo al Presidente y nadie los detuvo. ¿No habrá consecuencias para quien falló en su seguridad personal?
2.- De alguna manera toda esa gente supo en dónde y a qué hora estaría el Presidente para abordarlo sin problemas.
3.- Parece que ese hotel no tiene protocolo de seguridad, lo cual es muy raro cuando saben que ahí está hospedado el primer mandatario de la Nación.
4.- En caso de que sea una protesta auténtica (lo dudo mucho porque puede haberlos enviado alguien externo… o del mismo equipo), el Presidente debería entender que sus actos han movido a mucha gente a pensar que él puede resolver lo que sea y que no se detiene para pasar por encima de las autoridades locales (alcaldes, gobernadores, congresos). Para no entrar en demasiados detalles, el ejemplo clásico es su cancelación del metrobús en Gómez Palacio, Durango, con una votación a mano alzada, sin importarle que se tratara de un proyecto estatal.
No es que quiera pensar mal, pero hay muchas cosas que no cuadran con esta puesta en escena.
La prensa
Y ayer, en su mañanera, el Presidente quiso dar una cátedra de cómo debemos ser los medios de comunicación en esta 4T. Aprovechó una pregunta de la revista Proceso para lanzarse con todo contra la prensa que no apoya “su” transformación. Y lo dijo en serio. Esta es la conversación:
AMLO: La revista Proceso no se portó bien con nosotros. No es, esteee, ningún reproche.
Reportero: No es papel de los medios portarse bien, Presidente.
AMLO: No, pero estamos buscando la transformación y todos los buenos periodistas de la historia, siempre han aportado a las transformaciones. Es una situación distinta, sí, pero Zarco estuvo en las filas del movimiento liberal y los Flores Magón también.
Reportero: Son 150 años de distancia, Presidente
AMLO: Sí, pero los periodistas mejores que ha habido en la historia de México, los de la república restaurada, todos, tomaron partido. Y es que es muy cómodo decir, yo soy independiente o el periodismo no tiene porqué, esteeee, tomar partido o apostar a la transformación. Entonces es nada más analizar la realidad, criticar la realidad, pero no transformarla.
Reportero: Lo nuestro es informar, Presidente.
AMLO: Sí, pero a veces ni eso. A veces ni eso, es editorializar para afectar las transformaciones.
Reportero: Editorializar es también tomar partido, Presidente. O sea, usted pide que editorialicen nada más a favor de usted.
AMLO: Sí, pero para el conservadurismo, para conservar, no para transformar, es para lo que se ha hecho en el caso de Proceso, mucho en ese sentido. Por eso lo leo poco ya, desde que falleció don Julio Scherer, al que admiraba mucho.
Comentario: No sé, dónde estudió comunicación o periodismo el Presidente, pero no tuvo buenos maestros. El papel de la prensa no es portarse bien con los del poder ni publicar lo que ellos quieren. La prensa es un espejo de la realidad, el enlace entre el pueblo y quienes toman las grandes decisiones. Lanzarse siempre contra la prensa es como si alguien se ve un grano en la nariz y, en lugar de buscar un tratamiento, quiebra el espejo. Ojalá alguien le informe a Mr. AMLO que existen los géneros periodísticos, porque es lamentable que un Presidente piense que los medios deben estar a su servicio, apoyando un proyecto que ni su entorno más cercano logra descifrar.
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