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Vacuna en problemas

Quizás la vacuna más esperada de la historia enfrentará uno de los retos más extraños.

Quizás la vacuna más esperada de la historia enfrentará uno de los retos más extraños. Podría tratarse de la vacuna que se haya gestado en menos tiempo que cualquier otra, pero de poco podría servirle si falla uno de los eslabones de su cadena de producción para ponerse en las manos del público. ¿Será la vacuna con más dosis jamás procesadas para su primera edición, pero sin posibilidades de ser envasada en su totalidad? Será, sin duda, la vacuna con la mayor inversión de recursos jamás vista antes, pero incapaz de brindar todo su beneficio por un problema, digamos, ridículo; aparentemente ridículo: Ya se especula que podría no haber suficientes viales para contenerla y hacerla llegar a todos los usuarios para los que alcance el volumen de su producción. 

Si algo se produce a granel en el mundo es vidrio y si algo se fabrica como pocos otros artículo son viales de vidrio. En el mundo se producen anualmente 50 mil millones de contenedores médicos de borosilicato por año de los cuales el 20% son para viales. El tipo de material con el que se producen estos viales es el preferido por la industria farmacéutica por la esencial razón de que el frasco no interactúa con el contenido, hecho que es fundamental tratándose de medicamentos que en muchas ocasiones son productos biológicos, generalmente para uso muy delicado.

Algunos fabricantes de viales temen no poder enfrentar con éxito la demanda de dosis que serán generadas para la vacunación para prevenir Covid-19; en consecuencia, la industria farmacéutica igualmente teme que este obstáculo sea una realidad. Pues con cuánta mayor razón no habremos de estar todos temerosos de que, habiéndose logrado una vacuna eficaz tras tanta inversión y tanto esfuerzo pero además tan necesaria como urgente, resulte que no habrá para tantos beneficiarios como se espera porque simplemente no hay en qué envasarla para su transporte y conservación. Esta es una muestra, clarísima y entendible por todos, de la importancia que tiene en la cadena de producción de un artículo la presencia coordinada de todos sus eslabones.

A la vez, es una muestra de la necesidad de la compartición de la información entre los productores y de las adecuadas relaciones internacionales que permitan los mejores y más justos acuerdos comerciales. Es difícil de concebir, pero sin frasquitos o ampolletas (viales) no habrá las dosis de vacuna requeridas para alejar esta infección y su resultante enfermedad. Así como hay quienes a estas alturas y con las evidencias frente a sí dudan de la existencia de Covid-19, hay otros que se dan el lujo de suponer que las buenas relaciones comerciales y el incentivo para la producción son algo secundario para la obtención de los bienes y servicios que necesita cualquier comunidad.

Qué más quisiéramos todos que las cosas nos llegaran quién sabe cómo y quién sabe de dónde, como de fantasía, gratis y sin esfuerzo. Pero no es ni podrá nunca ser así. Alguien trabaja, alguien se desvela, alguien suda, alguien paga. Hay que confiar que alguien tendrá el ingenio y la voluntad suficientes para entrarle a un problema supuestamente superado como es la falta de una materia prima tan ancestral como el vidrio y también entrarle a las maromas financieras -científica y éticamente sanas- para no permitir que unos frasquitos de vidrio nos dejen atrapados.

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