Somos los que comemos
Resulta que es el material de entretenimiento, y no el de política o noticias, el que moldea al elector políticamente.
Este mes, el American Economic Review publicó un excelente estudio titulado “El Legado Político de la TV de Entretenimiento” (Pinotti, Tesei, Durante; 34 pp.). En él, tres investigadores europeos identificaron el impacto que tuvo en Italia la entrada de la compañía Mediaset. Lo más impresionante del documento es que, con datos detallados, demuestra cómo los niños que se formaron alimentándose con ese tipo de “entretenimiento televisivo” posteriormente desarrollaron menores aptitudes intelectuales y menor involucramiento cívico al de aquellos que no tuvieron acceso a la programación de esa poderosa empresa de medios.
Por décadas, el espectro televisivo italiano estuvo monopolizado por la reconocida emisora del Estado, RAI. Después, con la apertura de los ochenta, Mediaset irrumpió con una programación claramente burda y agresiva. La programación de RAI era 33% noticiosa, 20% educativa, 17% de películas y el restante 30% de entretenimiento variado; pero Mediaset daba 70% de entretenimiento muy pobre, 20% de películas y el restante 10% eran noticias y contenido educativo. Para 1990, 98% de los italianos podían ver Mediaset, pues la mitad de la población tuvo acceso en tan sólo los cinco años previos. Coincidentemente, su dueño -Silvio Berlusconi- debutó en la política en el año 1994. Y ojo, él no ha sido el único gobernante populista desde entonces (basta ver las “joyas” que han gobernado en Italia), pero hay una correlación directa entre esos políticos y el tipo de contenido mediático que apareció posteriormente, siguiendo “el modelo Mediaset”.
Resulta que es el material de entretenimiento, y no el de política o noticias, el que moldea al elector políticamente. Este y otros estudios han arrojado abundante evidencia de que aquello que no es específicamente sobre política, influye mucho en ella. Los niños menores de 10 años que crecieron consumiendo esta telebasura, se convirtieron en la gran base electoral de los gobiernos populistas que tanto dañaron a Italia. Y sobre su capacidad intelectual: El tiempo que se dedicó a consumir contenido nocivo, se restó a leer, a salir a jugar, a resolver problemas que requirieran más concentración cerebral, etc. Así lo demostraron los resultados en pruebas académicas y su correlación con las regiones con mayor audiencia de Mediaset.
Hace seis años que Creamos México lanzó una iniciativa nacional dirigida a depurar la calidad del contenido en la televisión abierta de nuestro País. El pretexto coyuntural fue aquel escándalo de Laura Bozzo tras un huracán que destrozó pueblos en Guerrero. El contenido del programa de la entonces figura estelar de Televisa era basura pura, pero le generaba millones a la empresa gracias a los millones de televidentes que -por su trágica circunstancia de vida- disfrutaban consumir ese material en horario estelar. La iniciativa que refiero consiguió un cuarto de millón de firmas y aunque se tardó meses (lo hizo después, para “no mostrar debilidad”), la televisora discretamente sacó a la conductora del aire.
Les comparto un fragmento de esa petición de firmas que entonces redacté. Era un mensaje dirigido a Azcárraga Jean: “Si queremos un mejor futuro, tenemos que comenzar a edificar un mejor presente... y no sólo para nuestros hijos, sino para nosotros mismos. Somos un pueblo que no lee; un pueblo cuyos maestros reprueban exámenes de conocimiento; un pueblo donde aún millones de hogares padecen violencia... y un pueblo que lo que aprende, lo ve en la televisión. Es por ello que les pedimos que comencemos no sólo a escoger con mejor criterio lo que vemos, sino que exijamos que un espectáculo tan corriente y empobrecedor como el que encabeza la señora Bozzo deje de gozar de un espacio en la televisión mexicana”.
Lamentablemente, las condiciones del texto siguen vigentes y aún quedan muchos pendientes. Para nosotros, Bozzo fue sólo un pretexto, pues el contenido en noticieros, telenovelas, el propio futbol, etc. está sofisticadamente diseñado para atrapar a los más vulnerables, a esos que viven en la marginación intelectual, con una educación, una formación y una cultura pobre. De ese sector de la población nacional (que es muy amplio y no implica ser pobre) siempre han abrevado los intereses privados que -como la historia nos ha comprobado- han ido en contra de los intereses públicos. El tipo de gente que -ilusionada- veía la telenovela donde la sirvienta se casaba con el millonario, es la estructura social más propicia a la eterna manipulación y explotación social, económica y política. Ha habido una correlación directa entre lo que por años ha consumido el mexicano en y el tipo de realidad política que ha padecido.
Regresemos al estudio: Ha hecho gran eco en Estados Unidos, pues resulta plenamente identificable con la calidad de aquel electorado y el fenómeno Trump. Esta fatídica mezcla provocó que tanto en Italia como en EU se recibiera con los brazos abiertos a los políticos que, ante cuestiones complejas y difíciles, ofrecen mensajes simples, con respuestas simples. ¿Será acaso un fenómeno global?
El autor es presidente fundador de Creamos México A.C. y especialista en políticas públicas por la Universidad de Harvard.
jesus@creamosmexico.org
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