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Semáforo “sandía”

El registro de nuevos casos va en ascenso toda vez que, ciertamente, se efectúan más pruebas diagnósticas ya sea en el medio público como en los servicios privados.

CORREO: jesus.canale@gmail.com

En estos momentos estamos atravesando los peores días de la pandemia en nuestro País. Ciertamente la llegada de miles de dosis de la vacuna ha sido es un respiro de esperanza, pero aún muchos miles de mexicanos padecen este azote microbiológico convertido en una enfermedad realmente devastadora, tanto en términos de la salud y muerte como por sus daños colaterales, principalmente económicos y sicosociales. En México durante la última semana -del 8 al 14 de enero- y a causa de la Covid-19 hemos tenido 6 mil 900 muertos, en promedio un fallecido cada minuto y medio considerando solamente los casos verificados y quedando en la penumbra estadística un número desconocido de casos no confirmados. El registro de nuevos casos va en ascenso toda vez que, ciertamente, se efectúan más pruebas diagnósticas ya sea en el medio público como en los servicios privados, y la suma total de nuevos casos en ese mismo lapso llega a 102 mil 779, lo que representa 14 mil 682 nuevos casos diarios a nivel nacional.

En Sonora tuvimos en la última semana 4 mil 669 nuevos casos, un promedio de 667 diarios, y en esos siete días se acumularon 187 fallecimientos por la Covid-19, o sea, 27 diarios: Si consideramos que durante 2019, cuando todavía no nos llegaba el virus, el promedio en nuestro Estado fue de 50 fallecimientos diarios, tendríamos entonces que la mortalidad por Covid-19 en la última semana aumentó en un 50% el promedio diario de mortalidad observada durante el año pasado en Sonora.

Frente a los estados colindantes con el nuestro tenemos que Sonora es el que, entre los días primero al 14 de enero pasados, ha aportado más casos nuevos de Covid-19 en números absolutos, quedando así: 4 mil 669 en Sonora; 3 mil 193 en Baja California; mil 764 en Chihuahua, y mil 543 en Sinaloa. Este escenario de cifras nacionales, regionales y estatales nos urge a tomar conciencia de la grave responsabilidad individual que tenemos de influir positivamente para la mitigación de los contagios, y en consecuencia también para el abatimiento de las secuelas y especialmente de la mortandad que esta enfermedad sigue dejando entre nosotros.

Pero la responsabilidad no sólo es individual y de los particulares, sino en buena medida de las autoridades, especialmente de quienes son los responsables del diseño y seguimiento de las estrategias públicas y a este respecto y para abonar a esto con un ejemplo muy práctico, retomo un mensaje de abril de 2020 del entonces ministro de Salud de la República Checa, un abogado de 35 años de edad de nombre Adam Vojtech: “Recomiendo a todos los compañeros ministros y gobiernos (del mundo) que implementen el uso de cubrebocas en toda la población... Si esto ayudó aquí, lo hará en cualquier sitio”, y él mismo aparecía fotografiado usando cubrebocas durante la campaña checa ciudadana y masiva “Masks4All” -“#Cubrebocasparatodos”- que logró proveer de ese dispositivo casi a los 10 millones de habitantes del país.

La imagen de un buen líder o de un funcionario popular o de prestigio es muy persuasiva para el convencimiento de la población sobre la adopción de alguna medida oportuna.

Si en abril del año pasado hubiéramos tenido en nuestro País algo similar, seguramente otro gallo nos estuviera hoy cantando. Pero como que en esto de la pandemia la autoridad pública nacional no se ha conectado bien con la comunidad académica y científica ni con el sentir popular y, en este sentido, tenemos para ejemplo que en Chiapas, donde hoy el Sindicato de Trabajadores del Sector Salud y la Federación Médica de la entidad, basándose en el actual panorama de la pandemia que allí azota, piden a la autoridad federal y estatal ser veraces y pasar oficialmente del semáforo verde al rojo, ya que por ahora realmente están en semáforo “sandía”: Verde por fuera y rojo por dentro.

CV: Médico cardiólogo por la UNAM. Maestría en Bioética.

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