Pensamiento positivo… no es suficiente
No hay personalidades proclives al éxito o al fracaso.
Los grandes cambios o disrupciones generalmente no vienen de expertos en el tema sino fuera del ramo: Luis Pasteur creador de la vacuna contra la rabia no era médico, los hermanos Wright que sentaron las bases para hacer aviones eran mecánicos de bicicleta. Einstein más que físico era matemático, pero sus investigaciones de matemáticas impactaron a la física.
Pues bien, en el campo de la sicología y la siquiatría uno de las grandes contribuciones ha sido Maxwell Maltz, un cirujano plástico. Veamos.
CUANDO TE CAMBIAN EL ROSTRO
Maxwell se da cuenta de que cada vez corregía un defecto congénito o por accidente en la cara de un paciente, este prácticamente se transformaba, lógicamente para bien y también de que en algunos de ellos no había cambio alguno.
Decidido a dar un mejor servicio a sus pacientes, estudia qué ocurre en ellos y en las personas en general. Lógicamente en su caso al arreglar el rostro de un paciente contribuye a que su autoestima, su confianza en sí mismo se incrementen y esto conlleva a una cambio de actitud ante la vida.
Pero lo interesante viene en lo negativo, cuando sus pacientes no cambiaban a pesar del arreglo hecho.
Y aquí es cuando Maltz percibe la importancia que tiene la opinión que tienes de ti mismo, de la imagen que piensas que proyectas, de la autoestima que te tienes. Cuando esta imagen de ti mismo está correcta tiene un impacto muy grande en tus pensamientos, en tus acciones, y en tus resultados.
Veamos el caso de la persona que está batallando con algo, ponemos dos ejemplos, el vendedor que deja de ser productivo o del estudiante que piensa que no es bueno para matemáticas.
Si el vendedor no tiene confianza en sus habilidades, o no está convencido del producto, por más que le des ánimo y le digas que tiene que pensar positivo, probablemente lo haga un día, pero al primer obstáculo o problema se dará por vencido. Y en el caso del estudiante, el no poder resolver un problema de álgebra le confirmará de que no es bueno para dicha materia y dejará de esforzarse.
Y aquí podemos llegar a un aspecto bastante atractivo: No hay personalidades proclives al éxito o al fracaso, a la felicidad o la desgracia, lo que hay son personas con una imagen rica o pobre de sí mismas, y por lo tanto actúan en consecuencia y sus resultados son ídem.
Estimado lector, esto es apenas una probadita de las investigaciones de doctor Maltz. Aprovecho para preguntarte, ¿cómo andas de tu propia imagen?, ¿cómo andas de autoestima?... los resultados son los que hablan por uno.
¡Feliz domingo!
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