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No, a la entrega de La Sauceda

Hagamos votos porque sea un episodio donde triunfe la inteligencia, el humanismo y el conocimiento, no la terquedad, la codicia y la ignorancia.

Qué caray; cuando escribo, lo hago esperando no tenerme que repetir más adelante. Sin embargo, como parece que inevitablemente sucede, nuestros fantasmas de lo indebido -con máscaras nuevas- regresan a visitarnos, una y otra vez. En febrero del 2019 escribí una reflexión que llevaba este mismo título. En ese momento, se llevó a cabo una ceremonia muy charra (como dictan los añejos cánones de la política tropical) donde se convocó a los medios y a los paleros que quisieran asistir al show, donde la cabeza del Ayuntamiento de Hermosillo sentenció a la empresa responsable de la concesión del alumbrado público: Unilateralmente concluía el vínculo con ellos por tratarse de un acto de franco pillaje (lo fue). Preocupado porque las amenazas y sombrerazos fueran huecas, es que ofrecí -junto con mi padre- apoyar legalmente al Ayuntamiento… gratuitamente. Nos mortificaba que el desconocimiento del problema desembocara en un profundo perjuicio para nuestra ciudad y para el patrimonio de todos los hermosillenses. Advertí en aquel momento que era posible ganar ese asunto, pero se necesitaba un trabajo cuasiartesanal para lograrlo. Finalmente, sucedió lo que se esperaba: La ciudad terminó condenada a un pésimo arreglo, mismo que obviamente fue publicitado como un tremendo triunfo. No hubo simulación ni amnesia. Sólo hubo incapacidad.

Por nuestra amnesia colectiva, repasaré brevemente lo que sucedió entre el 2016 y el 2017. Respondiendo a sus dueños políticos, al entonces alcalde se le ordenó hacer un buen changarro con el alumbrado. En medio de la convulsión que provocó el gasolinazo de enero de 2017, el Cabildo sesionó a escondidas para herir a la ciudad. Muchos hermosillenses nos opusimos, salimos a la calle, pero ante tantas distracciones, finalmente se consumó la traición. Los pretextos eran usuales: “Hace falta dinero y esto ayudará”, “vendrán grandes mejoras sociales”… casi casi nos iban a envidiar en Ginebra por la calidad de luminarias.



Si bien no con unas consecuencias económicas tan nocivas y majaderas como las de la maniobra arriba citada, hoy veo con pesar otro intento del Ayuntamiento, por demás anómalo: Pretenden entregar (vía subasta) los campos deportivos de La Sauceda, a partir de 186 millones. Aunque parezca broma (o insulto a la inteligencia), han afirmado que con el 60% de ese dinero quieren resolver el problema de los baches en la ciudad, con el 30% dar créditos a pymes para enfrentar el problema del Covid-19 (con gusto le explicamos al Ayuntamiento que no es su papel hacerlo así) y el 10% restante para la reubicación de los campos deportivos. Por un momento, hagamos a un lado el hecho de que es una flagrante vacilada el querer hacerle creer a la gente que ese monto será suficiente. Es importante comenzar a hacernos preguntas. ¿En qué cabeza cabe querer enajenar uno de los pilares ecológicos y deportivos de Hermosillo, para tapar hoyos de calles? ¿Por qué sale con el Ayuntamiento, trienio tras trienio con el cuento de que “lluvias atípicas han provocado problemas” cuando se sabe que históricamente en Hermosillo los gobiernos locales se asocian corruptamente con constructoras patito, para recubrir de manera patito las calles? Pero lo más hiriente, como ciudadano: ¿Por qué se les ocurre iniciar el proceso de subasta justo cuando la atención de todos está enfocada en proteger nuestra salud y nuestra economía frente a la amenaza de la pandemia? Me conmueve ver que en medio de tanta adversidad, una fuerza de más de 40 grupos ciudadanos se ha organizado para defender este oasis en medio de nuestro desierto y donde por tantos años, miles de hermosillenses han practicado deporte. Les garantizo que sin importar la temeraria (bajo la óptica jurídica) intención del Gobierno local de impedir cualquier manifestación colectiva, so pretexto de salud pública, ahí estará la gente, defendiendo lo que es de todos; porque la ciudadanía que sí conoce a Hermosillo, que sí lo ama, lo defenderá. Lamento mucho que tanta gente buena (pero muy ingenua), no entendió al votar en el 2018, que AMLO no estaría en el Congreso local ni en las cámaras federales… y obviamente tampoco en los ayuntamientos.

Vamos con la simulación. Durante la campaña, la hoy alcaldesa prometió rehabilitar el Parque La Sauceda. Con la venta del cárcamo, presumiblemente al mismo grupo empresarial que pretendía enajenar el área del estadio Héctor Espino, comenzaría la operación para privatizar las más de 50 hectáreas de La Sauceda. Se simula al decir que no hay comprador, pues ningún Gobierno subasta uno de los polígonos más importantes de una ciudad, a lo loco. Más allá de dinero tirado a la basura en publicidad, ¿en qué quedaron aquellos grandes anuncios, fotografías posando con el director de Banobras, asegurando que ya habría dinero para bachear calles? Caray, ¿a qué nivel llegamos cuando la conversación es no saber qué hacer para bachear calles?

Hago un atento y respetuoso llamado a las autoridades actuales y a los liderazgos económicos a los que les rinden cuentas… a que se acerquen a los especialistas, y sobre todo a la ciudadanía, para la búsqueda o construcción conjunta de respuestas. El horno no está para bollos y la gente cada vez será más impaciente. Hagamos votos porque sea un episodio donde triunfe la inteligencia, el humanismo y el conocimiento, no la terquedad, la codicia y la ignorancia.

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