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Memento Mori

Memento mori (recuerda que morirás) era la frase que un sirviente debía decirle a su general cuando éste, tras ganar una batalla, desfilaba victorioso por las calles de la antigua Roma.

Memento mori (recuerda que morirás) era la frase que un sirviente debía decirle a su general cuando éste, tras ganar una batalla, desfilaba victorioso por las calles de la antigua Roma. La intención del sirviente era la de recordarle al general las limitaciones de la naturaleza humana,

hacerle saber que a pesar de ese instante de gloria no era un Dios, y de este modo, al mentar la fugacidad de la vida, evitar su soberbia. Esta frase y esta costumbre siempre me han impactado. Tal vez a algunas personas les provoque ansiedad o lo vean como un mal presagio, pero a mí me parece que la

sola idea de recordar la muerte ya fecunda la idea de vivir una vida más significativa.

Los romanos no fueron los únicos que encontraron motivos para vivir la vida con sentido y sin cargas innecesarias. Los egipcios creían que después de morir, el corazón del difunto debía ser pesado en una

balanza; en uno de los platos de ésta era colocada una pluma de la diosa de la justicia, Maat, y en el otro, el corazón. Si el corazón era más ligero o al menos igual de ligero que la pluma de Maat, esto implicaba que el alma del difunto disfrutaría de la vida después de la muerte. No creo que algún corazón humano haya pesado menos que una pluma,

aunque sí pienso que esta creencia sirvió para que algunos egipcios intentaran vivir libres de cargas, para que fueran más justos consigo mismos y más justos con las personas que los rodeaban; es decir, creo que sirvió para animarlos a disfrutar una vida bien vivida. En este punto, es interesante reflexionar que tanto el éxito (conocido actualmente como fama, riqueza, belleza física, popularidad, reconocimiento…), así como el miedo (dependencias, ansiedad, fobias, temores, apegos, adicciones, temor al rechazo), pueden convertirse en

cargas de por vida si no aprendemos a gestionarlos emocionalmente. Y esto, como bien creían los romanos, está relacionado con la soberbia, la

de creer que tendremos el suficiente tiempo de vida para hacernos cargo de estas emociones, sentir que somos autosuficientes para resolver todo. Por ello, nos vendría bien, sobre todo en momentos de gloria y en aquellos días de decisiones difíciles, decirnos a nosotros mismos: Memento mori, recuerda que morirás, y desde ahí tomar sabiduría para

seleccionar nuestras batallas, fuerza para mantenernos en pie de lucha y humildad en los éxitos por venir.

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