Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Sonora

Los méritos de Durazo y la opción de cambio

El encarnizado intento de bajar al puntero manda reflexionar sobre las virtudes que sostienen una candidatura que se mantiene firme agotado ya medio tiempo de campaña

El encarnizado intento de bajar al puntero manda reflexionar sobre las virtudes que sostienen una candidatura que se mantiene firme agotado ya medio tiempo de campaña. Resulta fácil decirlo, pero contra Alfonso Durazo compiten juntos el PRI y el PAN, que durante décadas repartieron el poder político y económico del Estado; también estará en la boleta la familia más rica de Sonora: Los Bours, que controlan varias plataformas de ingente poder mediático. Amerita debido reconocimiento.

En primer lugar, la larga trayectoria de Durazo está libre de escándalos, algo que pocos pueden presumir. En el caso de Gándara, no es rumor que al menos dos de sus funcionarios municipales hayan terminado en la cárcel (Agua de Hermosillo) o sancionados por corruptelas (Panteones). Por su parte, sobre Ricardo Bours pesa la polémica construcción de una Carretera Costera ahora en desuso cuando era vicepresidente del Fideicomiso Impulsor, además del frustrado remate de Telemax al cinco para las doce del Gobierno de su hermano (septiembre de 2009), donde jugó un rol protagónico.

En segundo lugar, las propuestas de Durazo están sustentadas -gusten o no. Cuatro pilares sostienen su oferta de cambio: La publicación de un libro de diagnóstico y propuestas de un sector académico; la organización de foros temáticos con la participación de activistas y representantes gremiales; la recopilación de demandas en las colonias, y la detección de posibles sinergias con las dependencias federales, algo en lo que sus rivales han puesto poco interés.

En tercer lugar, Durazo es el único candidato que detalla el planeado giro presupuestal. Algo que parece normal no lo es tanto. La austeridad permitiría canalizar recursos a infraestructura y gasto social, y el candidato promete reorientar al menos dos mil millones de pesos; en otros contextos, una postura de cambio (real) impone un aumento de deuda o de impuestos: No hay más.

En cuarto lugar destaca su compromiso social. El programa de Gobierno enfatiza el mejoramiento urbano, la movilidad y la educación, además de que ofrece una distribución de oportunidades más justa para todo el Estado. Durazo asegura que gobernará con un pie en la izquierda y otro en la derecha, algo que contrasta con rivales muy cargados a la defensa de pactos cupulares e intereses de élite; como ejemplos, el ecocidio de Villa de Seris y los votos de Ernesto Gándara a favor de los gasolinazos y la reforma energética han envejecido mal.

En quinto lugar está su capacidad laboral. Dice mucho que tres jefes de tan distinto talante como Colosio, Fox y AMLO hayan confiado durante años en Durazo. Por su parte, desde la Secretaría de Seguridad fundó la Guardia Nacional y logró que la gran mayoría de los delitos federales rompieran la trayectoria ascendente de la segunda mitad del peñismo. Si la magnitud fue suficiente o si en Sonora las curvas se desasociaron del resto de las entidades son temas debatibles, pero la inflexión a nivel nacional es indiscutible.

Si en las carreras electorales triunfara siempre la más seria y audaz oferta de política pública, estos cinco argumentos en conjunto -una “manita”- tendrían el peso suficiente para tildar irreversiblemente la balanza hacia la opción de cambio.

En esta nota