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Las luchas y el golpe contra Manuel Castillo, enfermero del Isssteson

Tiene 34 años de edad. El 15 de agosto de este año cumpliría una década en la institución. Es casado. Padre de tres hijos hombres. Uno recién nacido de 2 meses. Otro de 1 año 2 meses y el mayor de 4 años. Es egresado de la Licenciatura de Enfermería de la Universidad de Sonora.

Tiene 34 años de edad. El 15 de agosto de este año cumpliría una década en la institución. Es casado. Padre de tres hijos hombres. Uno recién nacido de 2 meses. Otro de 1 año 2 meses y el mayor de 4 años. Es egresado de la Licenciatura de Enfermería de la Universidad de Sonora. Su esposa es nutrióloga. En promedio gana alrededor de 4 mil 500 pesos a la quincena. Con el sueldo que tenía Manuel, 9 mil al mes, menos descuentos, fondos de pensión, suman 18 mil pesos para los cinco. Así trabajó 10 años: Sin plaza. Se le renovaba contrato cada tres meses. Ya pasó una semana de que por protestar ante la falta de protección a enfermeros ni si quiera le dieron indemnización. Claro, por Ley no le tocaría. Pero aquí se olvidó todo humanismo que la misma gobernadora Claudia Pavlovich, pidió a los patrones: Pagar bien, apoyar al trabajador.

Manuel durante 10 años estuvo en urgencias, medicina interna, cirugía, terapia intermedia, quirófano, pediatría y ginecología. Ha salvado más de 200 vidas a pacientes con cáncer, VIH, heridos de bala, accidentados, niños con enfermedades respiratorias. Hoy que se necesitan médicos no importó la suya. La respuesta del Estado fue sacar una convocatoria donde pagaría a químicos y médicos especializados sueldos al mes de 17 mil hasta 37 mil pesos, respectivamente. Paradójico: Despidieron a uno con experiencia de 9 mil pesos mensuales. Cuando Manuel inició en 2011 en Isssteson a médicos suplentes no se les respetaba el pago quincenal. Llegaba tres o cuatro días después.

La primera lucha que encabezó junto con sus compañeros fue no trabajar hasta que les remunerara formalmente cada quincena. Teresa Lizárraga, la entonces directora, se reunió con ellos. Les respondió. Ni lo suspendieron. La segunda lucha fue en el despido de 80 enfermeros en marzo del 2016. Como medida de protesta cerraron la calle Juárez en Hermosillo. Respondieron con la fuerza pública. Había enfermeras embarazadas manifestándose. Los elementos estatales las quitaron a la fuerza. Algunas las tumbaron. El entonces titular del Isssteson era Enrique Clausen, hoy secretario de Salud, los escuchó. Lograron la reinstalación de sus compañeros. Clausen dialogó. “Mientras esté como director no se tocará a nadie”, dijo. Y cumplió, confirma Manuel Castillo. En abril del 2018 él y sus compañeros volvieron a protestar por las bases y eventualidades que no llegaban.

Denunciaron cómo se entregaron plazas a los allegados del primer círculo de Gobierno: 115 que se habían dado en lo oscurito. Desde agosto ya no dan bases, extrañamente. Hace tres semanas Manuel Castillo y sus compañeros se dieron cuenta que no había el equipo suficiente para enfrentar la pandemia. Hace dos semanas trabajadores del Centro Integral de Atención a la Salud del Isssteson querían parar labores por lo mismo. ¿Qué solicitaban?

Equipo de protección personal, que se respetara mandar a casa a compañeras embarazadas y personal vulnerable. También la reactivación de las bases y eventualidades. Las autoridades del Isssteson no escucharon la inquietud. Tenían en almacenes el equipo pero lo iban a dar hasta que se soltara la contingencia más fuerte, era el argumento. Increíble. Mientras tanto ya había pacientes con neumonía y síntomas que llegaban al Hospital Chávez. Tras la manifestación el lunes 6 de abril empezaron a entregar el equipo. “Se hizo lo que tenían que haber hecho semanas antes. No dije mentiras”, señala a esta columna, Manuel Castillo. Sus compañeros le dieron la razón al tercer día. En una manifestación de enfermeras secundaron las demandas de Manuel Castillo. Salieron testimonios de enfermeros que compraban hasta lentes de protección con su dinero. La escasez de medicamento es recurrente: Desde antibióticos, analgésicos, insumos desde pañales, toallas sanitarias y material de curación general. Se batalla para tener sábanas, equipo biomédico. Tienen seis años sin entregar uniforme nuevo.

Hoy el director, Pedro Ángel Contreras, el que se menciona como candidato oficial al Gobierno de Sonora, respondió con mano dura a la demanda de Manuel y sus compañeros: No renovarle el contrato. La gobernadora Claudia Pavlovich habla de apoyar a los médicos. Tiene razón. De hecho su buen mensaje humanista que ha manejado contrasta con esta decisión arbitraria de Pedro Ángel Contreras, ¿no le avisó? Vaya proyecto de sucesión que se desnudó en medio de la pandemia. ¿Por qué tanta protección al director del Isssteson? ¿Qué se cubre ahí que Pedro Ángel toma decisiones sumamente diferentes a la postura de la mandataria estatal? Por eso estamos así en México: En lugar de empoderar a líderes, darles su lugar, los corren o reprimen.

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