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La señora y el Presidente

No sé ustedes, pero a mí me parece preocupante ver la actitud de un Gobierno federal rebasado, improvisado, sin rumbo, sin estrategia.

No sé ustedes, pero a mí me parece preocupante ver la actitud de un Gobierno federal rebasado, improvisado, sin rumbo, sin estrategia. Que en medio de un desastre de salud que ocurre una vez cada 100 años, sin duda el peor de nuestras vidas, se muestra más preocupado por su imagen que por la seguridad del pueblo. Busca complots, culpables, “chayoteros” que quieren sembrar el pánico, en lugar de actuar con mesura, con seguridad, con liderazgo.

El Presidente va de error en error. El cierre de la semana fue increíble. Va a Sinaloa, se baja de su camioneta para caminar más de 50 metros y llegar a otro auto de lujo en el que saluda a una señora, que resulta ser la mamá de Joaquín “Chapo” Guzmán. No hace falta darle muchas vueltas, es un mensaje negativo por el lado que lo queramos ver: Existe un pueblo y unos militares agraviados por el narco.

Pero vamos desde el principio de la semana. Arrancó con el ya viralizado video en el que invitaba a salir a restaurantes si teníamos dinero. ¿Qué parte de estamos en peligro extremo no podía entender el señor?

Solamente 40 horas después tuvo que recular y su subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, informó que ya estábamos en la fase 2 del coronavirus (sólo les faltó cortar un listón inaugural en su evento). Con todo eso, el Presidente insistía en sus amuletos y “fuerza moral” por encima de la ciencia y su obligación hacia el pueblo. Se pidió de manera formal que nadie saliera de su casa, pero él no fue capaz de cancelar una gira más. ¿Eran tan importantes los actos como para que un personaje de 67 años (por lo tanto en zona de alto riesgo) siguiera “en la calle”?

El jueves obligó a López Gatell que dijera que la pandemia acabaría el 19 de abril. ¿De qué se trata, pues?, ¿por qué esa irresponsabilidad? La noche siguiente, el mismo AMLO lanzaba un video desde Tijuana donde solicitaba que nadie saliera de sus casas (ustedes no salgan, pero yo sigo de viaje). El sábado, el subsecretario, con el rostro descompuesto, transmitía pavor al predecir muertos e infectados para las semanas por venir.

Mientras tanto, México y Pemex sufrían una baja en la calificación crediticia internacional. Un fuerte mensaje del sector privado de los Estados Unidos para que “se ponga la pilas”. Claro que eso le hizo lo que el viento a Juárez (son sus palabras), ni una sola ruta estratégica salió de sus labios en torno a la inminente crisis económica.

La reacción tardía, las dudas, pueden costarnos un 2% de mexicanos muertos como saldo final. Obviamente los más afectados serán los más desprotegidos. Ojalá no se cumplan estos pronósticos de la OMS, pero es el momento de tomar esto muy en serio.

En ese terreno estamos parados ahora. Un Presidente errático, que no sabe transmitir confianza en el tema de salud porque sus funcionarios (suyos, de su entera propiedad) dictan unas medidas y él hace algo muy diferente. Cancela por el “voto del pueblo sabio” una empresa importante de Mexicali. No tiene la más remota idea de lo que debe hacerse ante la crisis del petróleo, el dólar y la caída en las calificaciones crediticias.

Dice que para enfrentar la emergencia sanitaria (que finalmente anoche se dignaron decretar) tiene 400 mil millones de pesos, pero sabe que está mintiendo. Insiste en regalar dinero a gente que no produce, en lugar de incentivar inversiones. La semana pasada prometió que llegarían 15 mil millones de pesos a los Estados, vía el Insabi, y es hora que esos recursos no aparecen. No existen, pues.

Mientras el coronavirus nos recluye en casa, no dejó de sentir temor ante esa ausencia de estrategia, de tino… de coherencia desde Palacio Nacional.

En Sonora

Claudia Pavlovich tuvo el acierto de declarar la emergencia sanitaria en todo Sonora desde la semana pasada. Ha reaccionado bien en torno a la salud y ha hecho previsiones de apoyo económico. Yo sólo pregunto cuántas pruebas de coronavirus hay en existencia y cómo las van a usar. Porque, personalmente, he llamado dos veces para pedir información y quienes atienden la emergencia parecen más preocupados por decir que no tenemos nada, en lugar de escuchar y dar seguimiento. Y tengo fechas exactas de las llamadas que he hecho.

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