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Insignificantes compañeros

Más de 900 científicos y grupos de voluntarios de todos los continentes se dieron a la tarea de identificar genéticamente los microbios que existen en diferentes regiones del mundo tomando casi cinco mil muestras recogidas de vehículos del transporte público de 70 ciudades y a lo largo de tres años.

Compartimos el hogar, la ciudad, nuestro cuerpo y la vida misma con incontables muchedumbres de invisibles compañeros. Nos aventajan numéricamente por mucho, pues son trillones de trillones y tan montoneros como traicioneros: Los microbios.

Más de 900 científicos y grupos de voluntarios de todos los continentes se dieron a la tarea de identificar genéticamente los microbios que existen en diferentes regiones del mundo tomando casi cinco mil muestras recogidas de vehículos del transporte público de 70 ciudades y a lo largo de tres años. De todo esto resultó el primer catálogo mundial de los ecosistemas microbianos obtenido sistemáticamente, con la novedad de que se descubrieron más de 10 mil virus nuevos, mil 300 bacterias, dos arqueas y casi un millón de secuencias Crispr que no estaban descritos en ninguna base de datos previa, o sea, bichos nunca antes identificados. Los hallazgos y resultados de toda esta tarea fueron publicados en la revista de biología “Cell”, apenas el 26 de mayo pasado.

El líder de la investigación, el doctor Chistopher Mason (Centro Médico Weill Cornell, Nueva York) ha comentado que hicieron “una profunda zambullida en los centros urbanos encontrándose un tan diverso como valioso tesoro de nuevas formas de vida; los pasamanos de los vehículos del transporte público, así como las bancas de nuestras ciudades, a veces tienen tanta o más diversidad que la que existe en una selva tropical”.

Otro investigador del grupo ha insistido en que no debemos sorprendernos y menos asustarnos por los hallazgos, pues “forma parte de nuestro sistema de vida y estamos y hemos estado en contacto permanente con esos bichos. Quizá muchos de estos microbios no serán dañinos para nosotros e incluso podrán ser de beneficio.

El interés por este asunto se internacionalizó a raíz de los trabajos para identificar la población de microbios que residen en los vagones del Metro de la ciudad de Nueva York, pero también los que se encuentra en los barandales, bancas, taquillas de boletos, sistemas de ventilación, etcétera, de sus instalaciones. Está claro que la cantidad de muestras cuidadosamente tomadas así como la diversidad geográfica de la recolección simplemente no tiene precedente en la historia de la microbiología; esta es quizá la característica más destacada del trabajo, y, en relación a la utilidad de la investigación baste mencionar la aportación a la extensión del listado de microorganismos, así como las posibles aportaciones a la salud humana, por ejemplo, al identificar si tales microbios de esta o aquella ciudad tienen o no genes de resistencia a los antibióticos, conocimiento muy útil a la medicina aplicada, tanto humana como animal o vegetal. Interesante fue descubrir que un grupo de 31 especies de bacterias se repetían en casi todas las ciudades estudiadas, pero así como esta similitud se encontró también una gran variedad de especies distintas entre unas y otras ciudades y destacó que incluso algunas bacterias del mar fueron encontradas en diversas superficies en las ciudades. Como los científicos y voluntarios de la investigación siguen encontrando nuevas especies de microbios, el estudio continúa y no tienen una idea de cuándo parar, lo que significa que la variedad de bichos microscópicos podría ser considerablemente mayor que lo sabido hasta hoy.

La revelación de estos hallazgos es hoy más atractiva que nunca precisamente por la devastación y dolor que uno solo de estos “insignificantes compañeros”, el coronavirus de la vigente pandemia, ha impuesto sobre el mundo entero. Y es que no nos la habíamos creído bien, pues pese a las clarísimas y reiteradas advertencias de los científicos nos la pasamos -comenzando por muchos políticoscruzados de brazos durante buen número de las primeras semanas de la creciente epidemia. Los microbios, tan diminutos y silenciosos, son capaces de mayores exterminios que las guerras y los desastres naturales.

JESÚS CANALE Médico cardiólogo por la UNAM. Maestría en Bioética.

jesus.canale@gmail.com

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