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Generocidio

Al homicidio intencional sistemático de personas por razón exclusiva de su sexo (o género) se le ha acuñado el término de generocidio.

Al homicidio intencional sistemático de personas por razón exclusiva de su sexo (o género) se le ha acuñado el término de generocidio. Desde su utilización inicial el término no se refiere a asesinatos aislados sino a al exterminio intencional y sistemático de personas por ser mujeres o por ser varones y no por otro motivo. El término fue propuesto por vez primera apenas en 1985 por la profesora Mary Anne Warren, filósofa y bioeticista norteamericana, en su libro “Generocidio: Las implicaciones de la selección de sexo”. Ella misma escribió que “generocidio es un concepto neutro en términos de género, pues tan perverso es matar por discriminación sexual a una mujer como a un hombre” y subrayaba que el término también implica que el papel o rol de cualquier género puede traer consecuencias letales a quien lo ostenta. Así pues, Warren propuso el término de generocidio con ciertas ventajas conceptuales sobre los términos de feminicidio (ginocidio) o androcidio (matar a un hombre). Uno pensaría que el exterminio sistemático de personas por motivo de su sexo o género no ocurre. Pero veamos: La verdad es que si uno pone atención a la relación que existe demográficamente entre el número de hombres y mujeres lo común es que se ubique muy cercano a “mitad y mitad” con algunas variaciones según el tiempo y la región, pero a partir de los años sesenta del siglo pasado se comenzó a identificar que en cada vez más países asiáticos la población infantil vino mostrando un desbalance creciente de género pues la proporción de niños varones aumentaba de manera atípica. Concretamente en la población de niños entre los cero y los 4 años de edad, tal desbalance fue aumentando al grado que en la India, Corea del Sur, China y más notablemente en la regiones de Punjab y Haryana, en el Noroeste indio, la cantidad de niños en ese rango de edades ha llegado a ser hasta de 120 niños por cada 100 niñas, e incluso en las provincias chinas de Jiangxi y Henan ha llegado a ser de 140 niños por cada 100 niñas. La Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos para China encontró que la proporción promedio en 2010 fue de123 niños por cada 100 niñas en tanto que lo esperable es no más de 105 niños por cada 100 niñas. Bueno, pero ¿qué ha pasado con las niñas, por qué su proporción poblacional va allí a la baja? Hace nueve años la revista liberal inglesa “The Economist” (número 8672, volumen 394; portada en la imagen anexa) publicó cuatro artículos sobre generocidio en países asiáticos con la estimación de que por lo menos 100 millones de niñas han perdido la vida por infanticidio, aborto o descuido intencional negligente, por el único y exclusivo motivo de ser niñas. Por razones económicas los padres ven en esas regiones mayor conveniencia en tener hijos que hijas, de manera que cuando el ultrasonido en la madre embarazada revela que viene una niña las probabilidades para la pequeña de no nacer o de nacer en mayor riesgo de morir en su primera infancia son francamente mayores. Pero, por la razón que fuere, estamos hablando de un verdadero generocidio en donde -aquí sí- por el mero hecho de ser mujeres, y no por otra razón, esas niñas han sido exterminadas o dejadas a morir (da igual) antes o después de nacer. Cuesta trabajo creer el motivo y la cantidad, pero sobretodo cuesta trabajo notar la indiferencia con la que el resto del mundo vemos cómo lo increíblemente perverso sucede. Y sucede sin inquietarnos.

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