Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Sonora

¿El crecimiento económico cuenta?

A raíz de que Inegi dio a conocer el decrecimiento de 0.1% del PIB nacional en el 2019, se abrió un interesante debate en torno a sus causas.

Claro que cuenta y mucho. Pero no es el único indicador que define la salud económica de un país o de una región, por lo menos no lo es en el corto plazo; hay otros como la inflación y el desempleo, con frecuencia más importantes que el mismísimo crecimiento. A raíz de que Inegi dio a conocer el decrecimiento de 0.1% del PIB nacional en el 2019, se abrió un interesante debate en torno a sus causas. Hay quienes sostienen que la contracción es un producto netamente mexicano, es decir, resultado de los desaciertos del nuevo Gobierno. Al respecto, no debería haber discusión acerca de que la confianza es la premisa primordial en la decisión de invertir de los empresarios. Esa premisa permanece entre las asignaturas pendientes entre los hombres del dinero en México. No obstante, no es el único factor que afectó la inversión en el 2019 y por tanto el crecimiento del PIB.

Gerardo Esquivel, subgobernador del Banco de México, reflexiona en torno a las condiciones que generaron el deterioro y señala que no todo ha sido responsabilidad de la 4T,particularmente porque la debilidad económica se gestó a partir del segundo trimestre de 2018. Desde entonces el promedio de crecimiento es cero o incluso ligeramente negativo ¿A qué se debe este desafortunado comportamiento? Esquivel refiere cuatro factores: El contexto global, el inicio de la administración, controvertidas decisiones de política y la política monetaria restrictiva.

Sobre el primero advierte que desde mediados del año antepasado se aprecia una significativa desaceleración industrial a nivel mundial. En el mismo sentido, señala que hay evidencia de una notable baja en la producción manufacturera de Estados Unidos. Sostiene que el supuesto desacoplamiento del ciclo económico entre México y el país vecino no existe, pues los datos dicen que esa correlación se mantiene, particularmente entre la producción manufacturera de Estados Unidos y la de nuestro país, que al final de cuentas es lo que vale en materia de integración productiva.

En relación con el segundo factor, el ex académico sugiere que en México el arranque de una nueva administración siempre ha sido costoso en términos de crecimiento, como lo de muestran nueve de los últimos 10 cambios de Gobierno. Esquivel acepta que el crecimiento económico se vio también afectado negativamente luego de varias decisiones controvertidas que tomó el Gobierno federal, entre ellas, la cancelación del aeropuerto. A diferencia de quienes consideran que esas decisiones fueron determinantes de la tibia pero preocupante desaceleración económica, Gerardo Esquivel sugiere que tales desaciertos, si es que lo son, constituyen sólo uno de los factores, no el factor, que explican la atonía que exhibe actualmente la economía mexicana.

Finalmente, anota la política monetaria, misma que se maneja con carácter restrictivo desde hace algún tiempo. Una política monetaria restrictiva implica tasas de interés elevadas y tasas de inflación bajas, lo cual afecta la inversión productiva y por tanto el crecimiento de la economía.

El listado de Esquivel permite entender lo ocurrido en el 2019 y vaticinar lo que nos depara el 2021. En este terreno hay igualmente una discusión que vale la pena tomar en cuenta: Los mismos que responsabilizan al Gobierno del mal desempeño económico del 2019 repiten que en el año en curso no nos irá mejor y lo atribuyen, nuevamente, a que las decisiones controversiales siguen sin presentes, como es el caso de la cancelación de licitaciones para explorar yacimientos de hidrocarburos en aguas profundas.

Existe la posibilidad de que ese pronóstico adverso no se cumpla debido a que la inversión pública puede ampliarse y fortalecerse la eficiencia administrativa luego de un año de aprendizaje por parte de los altos funcionarios de la 4T; también porque la política monetaria pudiera relajarse, tal como se aprecia con las reducciones en la tasa de interés en los meses recientes; además, la firma del T-MEC dará una mayor certeza a los inversionistas. Todo ello se podría traducir en un “rebote” de la economía mexicana en el 2020 y en el 2021. Esperemos.

Alvaro Bracamonte Sierra. Doctor en Economía. Profesor. Investigador de El Colegio de Sonora.

En esta nota