Economía y democracia
Churchill decía que: “La democracia era el peor sistema de Gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”.
La economía de mercado y la democracia como pilares para el desarrollo de los países a partir del siglo XX mostraron su eficacia, ambos modelos empoderan al ciudadano para que, en ejercicio de su libertad pueda emprender y decidir quiénes son sus gobernantes. Churchill decía que: “La democracia era el peor sistema de Gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”, lo mismo podría afirmarse de la economía de libre mercado. Yuval Harari, postula que no hay nada inevitable en relación a la democracia. Tanto la democracia con la economía de libre mercado sin la intervención activa y efectiva del Estado generan distorsiones y redistribuciones que benefician a los poderosos, a la par de incentivos perversos para perpetuar élites gobernantes y económicas. Tanto la democracia como las economías de mercado liberales a pesar de su éxito en el siglo pasado no dejan de ser una pequeña anomalía en la historia, existiendo riesgo de reversión al autoritarismo.
La intervención del Estado, con reglas claras que den oportunidades, con órganos reguladores y jurisdiccionales autónomos de los poderes de facto, son condiciones indispensables para progresar, en ausencia de ellas existe el riesgo de revertir los avances y dar cabida, de nuevo, al autoritarismo, desigualdad social y pobreza. La pobreza en México se ubica en 43.9%, existen 56 millones de pobres en México. La desigualdad social continúa y la movilidad social se ha estancado. Es peligroso, además de perverso el discurso de la desesperanza que busca inhibir la ambición en la población de aspirar a un mayor bienestar.
Los ingresos del Gobierno federal a febrero de 2022 se ubicaron por debajo de lo estimado en 7.1%, los no petroleros fueron de 841,961 mdp y de 144,881 mdpde ingresos petroleros, 3.1% y 25% menos de lo esperado respectivamente. El gasto del Gobierno federal en el bimestre fue inferior en 8.2% al calendarizado. El resultado de todo esto es de un balance presupuestario con déficit de 175,277 mdp y un balance primario con déficit de 80,778 mdp. El crédito de la banca al sector privado a febrero de 2022 reportó un saldo real de 4 billones 073 mil millones de pesos, un decremento de 1.71% en términos reales e inferior a lo observado en el mismo mes de 2021. La expectativa de crecer al 5% del Presidente y de 4.5% de Hacienda no se van a poder cumplir, las expectativas giran alrededor de 1.8% para 2022 de acuerdo a la encuesta mensual de Banco de México con una inflación de 5.8%, expectativas que a mi juicio se antojan difíciles a la luz de los datos disponibles.
¡Es la economía, estúpido! Rezaba el lema de campaña en 1992 usado por Bill Clinton en su campaña contra George H. W. Bush quien buscaba la reelección en base a su gran popularidad por los éxitos en la guerra del Golfo Pérsico y el fin de la Guerra Fría, contaba con un 90% de aprobación en marzo de 1991, en aquel entonces la mayoría de los analistas consideraban a Bush como invencible.
Treinta años después en México nos encontramos convocados a votar en un proceso de revocación de mandato. Desde que tengo la posibilidad de hacerlo he votado en todas las elecciones, aun cuando sabía que los procesos electorales no eran limpios y podía anticipar quién ganaría. Más que una obligación cívica siempre he considerado que es un privilegio el poder votar libremente.
Aunque veía con preocupación de que en una muestra de las firmas para solicitar el proceso de revocación se encontró que el 25% no eran válidas, que quien incitó a la recolección de firmas en esos contrasentidos de la política mexicana fue el mismo Presidente, que desde el poder un día y el otro también se violan las disposiciones legales, órdenes del INE y tribunales en materia de promoción electoral y otros indicios, hasta esta semana tenía pensado votar en la revocación. He decidido no hacerlo. Primero, porque no es un proceso que empodere al ciudadano, está diseñado bajo una lógica de Gobierno y partido en el poder. Segundo, quien impulsa este ejercicio abiertamente busca una ratificación de mandato contrario a lo que establece la Constitución. Tercero, quienes debieron de haber proveído los recursos financieros para el éxito del proceso se negaron a hacerlo y no contentos con ello, culpan, denostan e intentan demandar y expulsar a los organizadores del proceso, sin reparar que los culpables son ellos mismos. Finalmente, creo que con mi voto estaría convalidando un absurdo bajo la premisa de democracia participativa, cuando en realidad se trata de un plebiscito desde el poder, con una pregunta mal redactada y con un resultado que ya podemos anticipar que en nada aportará para mejorar la imperfecta democracia que tenemos, ni la vida cotidiana de los ciudadanos.
Lo que observo es que quien prometió cumplir y hacer cumplir la Constitución, la viola. Quien debería ser factor de unidad, divide. Quien se ostentaba como demócrata, busca socavar la democracia. Quien dice representar el pueblo, ahora busca que el pueblo lo represente. Quien prometió no endeudar mas al País, en 2021 incrementó la deuda en un billón de pesos. Quien prometió seguridad, educación y salud, no ha logrado revertir la tendencia, sus resultados son desalentadores, sus pretextos trágicos y sus propuestas inexistentes e ineficaces.
Por todo esto no voy a votar en el proceso de revocación de mandato y convalidar lo que a mi juicio es sólo un ejercicio mas de distracción para darse fuga hacia adelante, respeto mucho a quienes sí van a participar por las razones que sean, las cuales como siempre estoy dispuesto a escuchar y debatir respetuosamente.
Oscar F Serrato Felix es padre de tres, Ciudadano, Empresario, Analista y Optimista.
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