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Debatir, ¿qué?

Hay que estar muy pendientes a las propuestas; estudiar su viabilidad y sobre todo su conexión con el mundo real que padecemos los sonorenses.

Sonora llega a una elección en medio de una zozobra de dimensiones históricas: Durante el 2020 y 2021, miles de personas perdieron la vida debido al agresivo virus y el golpe a la economía -en medio del dilema de privilegiar la vida o el capital- fue devastador en todo el planeta. Bajo esas premisas, era natural que las familias sonorenses hayan contemplado el proceso de las campañas con ánimos caídos: Estos han sido tiempos extraordinariamente difíciles; por ello es que la mayoría considera a este proceso como uno aburrido.

Tenemos que tomar en cuenta que los tres principales aspirantes han sido formados básicamente bajo el mismo canon de tradición política (la misma escuela de formas) y por lo tanto, las fórmulas son similares. No obstante lo anterior, es importante señalar que eso no significa que los tres representen lo mismo o sean iguales; lo que pasa es que su “chip” de cómo hacer campaña sí lo es y el color de este proceso electoral es una consecuencia directa de ello. Pero para la pirotecnia emocionante (ausente) se requiere -mucho ojo- una interacción entre candidatos cuya narrativa, estilo, equipo y propuestas despierten una competencia que “prenda” a la ciudadanía (énfasis en la palabra interacción). Para explicar lo anterior, tenemos que observar qué ha sido cada uno de los candidatos en esta carrera por la gubernatura.

Durazo cuenta con la mayor preparación académica y trayectoria política. Por su formación, este candidato se ha enfocado en los “cómos” para sacar a Sonora del penoso sitio donde hoy se encuentra. Hasta ahora, su equipo ha publicado dos libros con una serie de propuestas en materia de reactivación económica, salud, desarrollo regional y educación. El segundo lugar, Gándara, ha tenido como estrategia electoral sacar una propuesta diaria en redes sociales; el problema es que ha recibido críticas importantes de parte de los sectores que sí conocen de los temas aludidos, por ser ofertas flojas en sustancia y viabilidad. Puesto que su candidatura depende de los arreglos con los poderes fácticos que hoy siguen imperando en Sonora, se ha mostrado imposibilitado de emitir la menor crítica al Gobierno de Pavlovich y al de Padrés (recordemos que la alianza está integrada por los últimos doce años de Gobierno estatal en Sonora). En tercer lugar encontramos a Bours, quien últimamente debió acatar la resolución del árbitro electoral, donde se le ordenó suprimir todos los anuncios donde acusaba al candidato puntero de tener vínculos con el crimen organizado, pues ha quedado evidenciada la rotunda falsedad de dicha afirmación. En los pocos espacios mediáticos donde ha tenido que mostrar sus conocimientos de gobernanza, el candidato cajemense ha mostrado poca solidez, específicamente en las áreas de justicia y prevención del delito. Por ello, su enfoque no ha sido proponer, sino únicamente denostar vía campañas negras, absurdas y falsas. Lo que preocuparía es que este candidato, que en un principio tenía el mayor potencial para ser disruptivo y provocar que los demás aspirantes adoptaran alguna de sus propuestas (pues al ser heredero de un emporio multimillonario podría haber contratado a asesores de primer mundo), concluya la contienda visto como alguien que terminó haciéndole el trabajo sucio al prian. Vaya abolladura que esto representaría para el legado familiar.

Decía una vieja canción norteamericana: “It takes two to tango” (se necesita a dos para bailar tango). En este caso, para hacer de la campaña una más interesante, se necesitaba que más de uno fuera el que propusiera y forzara a elevar el nivel, pero simplemente no ha pasado y veo difícil que suceda. Así arribamos al debate de esta semana. El formato es muy impráctico, pues sumadas todas sus participaciones, los candidatos sólo dispondrán de menos de 10 minutos (en total) para proponer y para responder alusiones personales, durante dos horas de evento.

Me interesa dar un par de pistas sobre lo que puede llegar a suceder en dicho evento y lo que significaría. Primeramente, hay que estar muy pendientes a las propuestas; estudiar su viabilidad y sobre todo su conexión con el mundo real que padecemos los sonorenses. En la otra cara de la moneda, candidato(a) que se dedique a atacar, a denostar y a insultar -sin el menor fundamento- también evidenciará a qué intereses obedece. Esperemos que los asesores de la Ciudad de México (que tienen los tres suspirantes) dejen de hacer el ridículo con el tema del arraigo, peleándose para ver cuál de sus clientes asa mejor la carne o porta la mejor tejana. La ciudadanía, lastimada y en un mar de desesperanza, necesita ánimo, ver a un futuro gobernante con optimismo y no con tristeza o desolación. Yo quiero que se “peleen” para ver cuál tiene la mejor propuesta, no que se tiren lodo para subir en las preferencias. Veremos quién escoge cuál ruta.

El autor es presidente fundador de Creamos México A.C. y especialista en políticas públicas por la Universidad de Harvard. jesus@creamosmexico.org

@AcunaMendez

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