De los culpables a los responsables
Para la ley existen desde luego los culpables, que deberán ser buscados, detenidos, juzgados y encarcelados por este sistema de justicia que tenemos, que puede no gustarnos pero es lo que hay.
Muy dolidos estamos como sociedad, porque el crimen organizado arrebató de nuevo la vida de un inocente en Cajeme.
Una infinidad de reacciones se han visto, leído y escuchado en todos los medios, en la calle, en los cafés, en las redes sociales expresando impotencia, indignación y coraje, por decir lo menos.
Y al más puro estilo mexicano, de inmediato salimos a buscar culpables, a exigir renuncias y a cuestionar la falta de resultados en este presunto combate a los grupos criminales que operan, aparentemente con toda libertad e impunidad, por buena parte de territorio sonorense.
Para la ley existen desde luego los culpables, que deberán ser buscados, detenidos, juzgados y encarcelados por este sistema de justicia que tenemos, que puede no gustarnos pero es lo que hay.
Pero quizá si cambiamos las palabras podamos también cambiar el rumbo de las cosas, porque son las palabras un arma poderosa que de muchas formas y en todo sentido influyen en nuestro comportamiento.
Buscar culpables nos conduce regularmente al coraje, la impotencia…pero también a la inacción.
Al culpar a los gobiernos dejamos en ellos la tarea de combatir a los criminales. Delegamos a los tres niveles de gobierno ese deber, al final para eso los pusimos ahí, para eso pagamos impuestos y para eso existe una ley que los obliga a actuar en consecuencia.
Tal vez deberíamos empezar a buscar responsables, más allá de las culpas que evidentemente tienen esos oscuros personajes de la delincuencia con los que seguramente nos cruzamos a diario pero que no conocemos y si los conocemos preferimos no decirlo.
Si buscamos responsables en vez de culpables seguramente aparecerán en nuestras mentes otros nombres, otras personas, instituciones y figuras.
Seguramente nos daremos cuenta que en la solución a este gran problema todos tenemos un grado de responsabilidad, que todos podremos aportar a terminar con esta ola de violencia que vive el estado.
Asumir la parte que nos toca desde cualquiera que sea nuestra trinchera, porque tampoco podemos ignorar que un segmento de nuestra sociedad está inmersa en este problema, desde aquellas familias que en su infinita inconciencia e ignorancia ven en los narcos y sicarios modelos de vida a seguir.
Hasta empresas de todo tipo que se prestan para el lavado de dinero.
Por supuesto que antes de esto deberemos pasar por las instituciones encargadas de procurar justicia y de combatir a los grupos criminales y que por decir lo menos, no han obtenido los resultados que la gente reclama.
No es la primera vez que en Cajeme el crimen organizado arrebata la vida de inocentes en un fuego cruzado.
La permanencia de grupos criminales en una sociedad no se entiende sin la complacencia y/o complicidad de las autoridades.
Esa es una verdad que todos conocemos y que ha sido dicha al menos en un par de ocasiones por el hoy secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño.
Ahora él está en una posición fundamental para el combate a la inseguridad.
Condenas públicas hay siempre, pero eso no resuelve nada, no genera avances de ningún tipo y no ayuda en lo absoluto a que la ciudadanía recupere la confianza en sus gobiernos.
Tienen que dar resultados y particularmente en este terreno corresponde a los tres órdenes de gobierno.
La sociedad tiene una parte y la deberemos hacer, pero ese tipo de tareas están bien definidas…háganlas.
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