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Contradice realidad a 4T

En términos anuales (primer trimestre 2021 vs. primer trimestre 2020) la evolución del PIB es negativa en 2.93% y suma seis trimestres a la baja. La recesión económica persiste.

Desde el último trimestre del 2019 la economía mexicana reporta variaciones anuales negativas por lo que la recesión sigue extendiéndose en el País y la prometida recuperación en “V” sigue brillando por su ausencia.

El pasado viernes el Inegi reportó que de acuerdo a la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) Trimestral, la producción nacional logró crecer 0.44% de enero a marzo, respecto al trimestre previo. El avance fue marginal.

En términos anuales (primer trimestre 2021 vs. primer trimestre 2020) la evolución del PIB es negativa en 2.93% y suma seis trimestres a la baja. La recesión económica persiste.

En esta debacle, el sector productivo que más retrocede es el terciario (comercio y servicios) con un 3.6%, luego el secundario (industrial) que también disminuye 2.3%, mientras que el primario (agro, ganadería y pesca) crece 2.8%.

Tales variaciones no le caen nada bien a la economía nacional porque precisamente los sectores terciario y secundario son los que más le aportan al PIB mexicano: 66.2% y 30.1%, respectivamente.

Esos dos sectores mueven el 96.3% de la planta productiva del País. Esto es, que cada 96.3 pesos provienen de la industria y el comercio, en tanto que 3.7 pesos los genera el ramo primario.

Puede crecer mucho el agro, el campo y la pesca, empero su aportación al PIB es apenas perceptible, de ahí la importancia de imprimirle más a la industria y al comercio por ser los motores con mayor potencia de la economía.

PASTEL SE ACHICA

Desde que el presidente López Obrador tomó las riendas de México, el PIB nacional ha perdido su valor en alrededor de 900 mil millones de pesos, equivalentes a unos 43 mil 500 millones de dólares al tipo de cambio actual.

Gran parte de esta rebanada desaparecida fue por la llegada y permanencia del coronavirus, pero el Covid-19 pudo ensañarse más con la planta productiva mexicana porque la economía estaba debilitada, debido a la desconfianza generada por el nuevo Gobierno federal en el segmento empresarial.

Antes de la emergencia sanitaria la 4T logró reportar sólo un trimestre con crecimiento del PIB (esto fue en el primero del 2019 en relación al último del 2018); ciertamente que después de eso se han presentado otros tres, pero ello fue por obra y gracia del rebote técnico y no por una política económica promotora.

A pesar de tantos desarreglos, el monopolio consentido del Presidente, que es Pemex, pierde a manos llenas. En el ejercicio 2020 reportó pasivos por casi medio billón de pesos, específicamente 481 mil millones de pesos.

La CFE, otra de las preferidas del “nuevo régimen”, también arrastra la cobija, ya que el año pasado cerró con pérdidas aproximadas a los 80 mil millones de pesos.

El Aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya y la Refinería Dos Bocas, es otro ramillete que ha frenado la diversificación de la inversión pública y ello ha sido otro de los motivos de desaliento de la inversión privada.

En los 28 meses de la Presidencia lopezobradorista, hay más desempleo, menos empresas y por ende el ingreso medio se reduce, más aún por una inflación que rebasa el 6%.

Todas estas señales de alerta son muy claras para las familias y empresas de México, menos para el jefe del Ejecutivo federal y su séquito.

DEPENDER DE OTROS

El Gobierno mexicano presume con inusitada frecuencia que la recuperación de la economía nacional ya está a la vuelta de la esquina.

Se argumenta que las vacunas contra el coronavirus harán posible que el PIB “vuelva” a retomar su dinamismo porque ya podrá operar la planta productiva al 100% sin amenaza de rebrotes.

Pero en un País donde se divide todos los días, es difícil esperar que la economía pueda crecer por lo menos un 2% este año, y por lo mismo el presidente López Obrador le apuesta mejor a Estados Unidos y a las remesas.

Es un hecho que la recuperación de EU jala al PIB nacional y que los envíos de dólares le dan un respiro a las familias mexicanas.

Y como el mandatario no puede poner en marcha los motores locales del crecimiento, porque no quiere o no le sabe, termina apoyándose en los del Norte.

En pocas palabras AMLO hace depender a México de EU y habilidosamente maneja un discurso de que los esfuerzos de la reactivación son propios.

En Palacio Nacional le tienen prendidas las veladoras a la economía gringa y al buen ánimo de la paisanada, pues su principal inquilino antes que estar al pendiente del buen desempeño del País sigue dedicándose en cuerpo y alma a las elecciones.

Javier Villegas Orpinela tiene maestría por el Itesm, economista UANL y diplomado en Northwestern University. Director de la revista Correo y profesor de Economía en la Unison.

jvillegas@correorevista.com

Twitter: @JvillegasJavier

Facebook: Javier Villegas Orpinela

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