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¿Con quiénes haremos historia?

La corrupción es un problema central y de todos los males derivados de esa cuestión, hay uno clave que es el que separa a los países exitosos de los fallidos.

Hace unos días comí con unas personas muy interesantes en la capital. Todos los presentes votamos por AMLO y uno de ellos es un histórico político (pero en serio) y legislador de la fuerza neohegemónica: Un manjar escucharle. Fue una experiencia extraordinaria para mí, por la información compartida y por la vasta experiencia (y vagancia) de mis contertulios.

La primer premisa, con la que los seis presentes concordamos, es que el Gobierno recibió un desastre como País. Es innecesario describir a detalle todos esos problemas, pues sería el colmo si a estas alturas no los conociéramos, aunque fuera por encimita: La corrupción, la cultura de la ilegalidad (ojo, muy presente en la ciudadanía), la ignorancia, la inequidad, la impunidad, la disfuncionalidad institucional, etc. De ahí, la charla pasó a discutir qué está haciendo el Gobierno al respecto. Todos coincidimos con el discurso ideológico planteado por esta administración: La corrupción es un problema central y de todos los males derivados de esa cuestión, hay uno clave que es el que separa a los países exitosos de los fallidos -la capacidad del Estado de proteger a su población, de mantener la seguridad. Aquí, la conversación fue unidireccional, pues todos estábamos, en términos generales, de acuerdo; unos hablaron del estancamiento económico, otros de la crisis educativa y otros de algunas tradiciones políticas dañinas que siguen igual de vigentes que siempre. En este orden de ideas, habiendo repasado el “diagnóstico”, platicamos sobre las acciones que está tomando el Gobierno. Puesto que yo sólo conocía a la persona que me invitó al encuentro, la primera media hora me dediqué a escuchar lo que los demás aportaban, pues a final de cuentas -como dije al principio- todos conocemos las generalidades, aunque lo sabroso está en los detalles que aportaron los demás comensales. No obstante, a partir de este punto, las opiniones comenzaron a ser menos coincidentes. Si los principales ejes son las de salud, economía, seguridad, infraestructura, educación y justicia, ¿cómo van esas rutas por las que camina el nuevo Gobierno? Unos hablaron de aciertos puntuales aquí, de buenas intenciones truncas allá, de errores críticos acullá, así como de anécdotas personales sobre los hombres y mujeres que acompañan al Presidente (como la pasión nacionalista de algunos y el desenfrenado amor por el dinero de otros). Más allá de las telarañas de la desinformación que inundan los medios y las redes, tanto de los anteriores chayoteados como de los actuales, hay información objetiva y medible que indica con claridad cómo va el País.

La gran discusión vino en el último tema de la tertulia (y además, fue en el que no me resistí a participar), que además creo debe ser una conversación central en lo que nos sucede hoy. La tesis: Hay sectores sumamente poderosos que están haciendo todo lo posible por impedir que el Presidente lleve a cabo su proyecto. Creo que es muy simple dibujar la caricatura (como las de Abel Quezada) donde en un extremo de la cuerda están jalando los trajeados, con anillos de diamante en la punta de la nariz -“la mafia del poder”- y en el otro extremo está el Presidente, con el pueblo bueno y sabio detrás de él jalando con todas las fuerzas. Creo que esto no es así, pues hace décadas México no veía un Presidente con este nivel de poder y popularidad, donde se ha visto resucitado el presidencialismo que puede poner a temblar a cualquiera, tenga el poder económico que tenga. Gracias a la debilidad de nuestras instituciones (irónicamente, aquellas a las que un día se les mandó al diablo por ineficientes y corruptas) es que puede darse este desbalance exponencial de poder, a favor de nuestro Presidente. Además, cualquiera que estudie los medios se dará cuenta que miembros de “la mafia en el poder” hoy son ex-miembros (supongo) pues están “chipiloneados” por la 4T. Como lo expuse en la conversación, creo que sí existen fuerzas que se resisten a las nuevas condiciones pues no les favorecen económicamente… pero el gran foco de alerta -para mí- consiste en la calidad de los cuadros escogidos por el Presidente para desempeñar cualquiera de las seis tareas estratégicas que ya enuncié. ¿Y saben qué? Escoger a esas personas para esos trabajos fue una prerrogativa exclusiva del principal inquilino de Palacio Nacional. 

Yo le dejo al lector la tarea de ver cuáles son esas áreas donde crea que estamos estancados; vea quiénes son los responsables… y a su vez, cuál es el equipo cercano que ellos configuraron. Es tan importante el lugar al que se quiera llegar, como la gente con la que uno se hace acompañar para llegar ahí. La mesa se dividió, unos estuvieron con mi argumento y otros no… pero nos hizo reflexionar. Inevitablemente recordé a Sonora y lo que ha sucedido con aquello que parecía ser una fuerza apabullante tras las elecciones (control del Congreso, del 85% de los municipios y del presupuesto federal)… y dónde están ahora. Habrá que ver quién o quiénes los escogió y cómo se les ha organizado (liderado) desde entonces. Tendrán que replantearse muchas cosas y con quién(es) las piensan llevar a cabo.

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