Cómo da vueltas la vida
Los niños y los ancianos ya no son bien considerados; al anciano se le respetaba y se le acogía, hoy se le descarta y se le elimina; cada vez menos lo quieren en casa...
“Cómo da vueltas la vida… cómo camina el reloj / cómo da vueltas el mundo… cómo la gente cambió…”. Así va la popular canción tropical de Hansel y Raúl. Y efectivamente, la vida da muchas vueltas, unas veces para bien, otras para no tan bien. Los niños y los ancianos ya no son bien considerados; al anciano se le respetaba y se le acogía, hoy se le descarta y se le elimina; cada vez menos lo quieren en casa, hay regiones del mundo donde uno de cada tres hogares son habitados por una sola persona, con gran frecuencia un adulto mayor, y se dice que “la culpa es de la tendencia demográfica”, bonita manera de nombrar al abandono. Somos testigos de la falta de aprecio (es decir, desprecio) a los niños -aunque pocos adultos lo admiten- pero la realidad así es: Lo mejor es tener uno, a lo más dos hijos, y cada vez más no tener ninguno, y si por descuido viene alguno en camino habrá que evitar que llegue, como si fuera el culpable de una falta de planeación. El derecho a la “realización de la personalidad” de su madre o de su padre o de la familia o de la sociedad en general pasa por encima del derecho de aquel a seguir viviendo y así es que en el mundo hoy se eliminan al año más de 50 millones de seres humanos antes de nacer; en la CDMX van alrededor de 220 mil abortos intencionales y legales de 2007 a la fecha. Los niños son hoy objeto del más traumático de los abusos, el sexual: Es increíble pero proliferan las organizaciones para traficar con menores de edad ofertándolos para uso sexual a cambio de unos cuantos billetes. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que al menos 120 millones de menores han sufrido abuso sexual. La intención de reconocer positivamente la pedofilia está promoviéndose por asociaciones de vuelo multinacional como “Martijn”, Nambla y “Project Truth”, y de hecho ya un tribunal holandés aceptó el derecho de que la organización “Martijn” subsista a pesar de que esta asociación defiende las relaciones sexuales entre menores y adultos. La aceptación formal de la pedofilia es la antesala de la aprobación gradual y legal de la pederastia; esto era inconcebible hace apenas 20 años. Crece la preferencia de los varones por ser mujeres y de las mujeres por ser varones y se les cambia no sólo de nombre y de sexo anatómico (aunque nunca totalmente) sino además un cambio de identidad legal pudiendo escoger ser legalmente varón siendo mujer o ser reconocido como mujer siendo varón e incluso ser reconocido como “ni varón ni mujer” sino como un individuo “no-binario”; ya en un certamen femenino de belleza el ganador fue un varón modificado en su apariencia sexual y con estatus legal de mujer. En los años sesenta del siglo pasado se populariza la moda de tener relaciones sexuales sin tener hijos; en los años ochenta se populariza la práctica de tener hijos sin necesidad de tener relaciones sexuales. En otro género de cambios, hace pocos años aún era de buena mención decir “soy cazador” y a aquel individuo se le pedía que platicara sobre sus rifles y safaris; hoy es tenido por un “depredador” y procurará esconder sus disecados trofeos. Lo “políticamente correcto” para un intelectual era hablar con formal propiedad, hoy se le da distinción por hablar públicamente en dialecto “taibo”. Emiliano Zapata era un ícono de macho valiente con traje de charro y hoy se le admira como gay desnudo; montaba un ágil caballo criollo oscuro, hoy se le exhibe montado en un caballo blanco de cinco patas. “Cómo da vueltas la vida… cómo camina el reloj / cómo da vueltas la vida…cómo la gente cambió…”.
Médico cardiólogo por la UNAM.
Maestría en Bioética.
jesus.canale@gmail.com
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