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Caro Quintero

No es posible si se pretende abordar con un mínimo de seriedad el asunto, desligar una cosa de la otra.

La captura de Rafael Caro Quintero se produce apenas tres días después de la reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador con su homólogo norteamericano, Joe Biden.

No es posible si se pretende abordar con un mínimo de seriedad el asunto, desligar una cosa de la otra. No podemos ignorar que entre ambos países hay agendas ocultas, que no se hacen públicas por razones de seguridad de ambas naciones.

Y no, no es ninguna película ni serie de Netflix, es simplemente aplicar sentido común a las cosas para entender que la transparencia en el ejercicio de Gobierno no tiene porqué aplicar a todo.

López Obrador les da a los norteamericanos algo que históricamente han pedido y que ningún Presidente había concedido. La figura del capo es para nuestros vecinos emblemática. Es, de acuerdo a la forma de pensar de la sociedad norteamericana y su Gobierno, una deuda pendiente de quien habría acabado con la vida de un valiente ciudadano de ese país.

Más allá de los kilos que estuviera mandando, del daño que a estas alturas de su vida Caro Quintero estuviera causando a la salud pública, es el honor mancillado por alguien que por décadas pudo evadirlos… hasta ayer.

Es lo que este hombre en la séptima década de su vida significa para la DEA, en términos más emocionales. Pocas cosas van a cambiar en México tras su captura porque desde su detención en la década de los 80 hasta este momento, las formas de operar y el comportamiento de los grupos criminales ha cambiado radicalmente.

Acá en nuestro territorio la realidad es distinta, más sangrienta, más a la vista de todos y son otros los factores de poder que dominan. Quedará bien nuestro Gobierno con el vecino, eso sí.

Pero acá seguiremos teniendo los mismos pendientes. Quedan para la anécdota las docenas de historias que se cuentan en las casas a puerta cerrada, en las borracheras de patio y de banqueta de los trajines de este hombre que quizá cuando usted lea este texto ya esté en una cárcel norteamericana de la que saldría sólo muerto.

Pero además, ya que sea entregado a las autoridades norteamericanas, acá nos quedamos con una investigación abierta tras el desplome de un helicóptero en Los Mochis, Sinaloa, en donde hasta el que viajaba el equipo que respaldó el operativo de búsqueda y captura de Caro Quintero.

El mismo presidente López Obrador lo informaba. Y si no podemos desligar la captura de la reunión de AMLO y Biden, tampoco podemos hacerlo con esta tragedia que le costó la vida a catorce elementos de la Secretaría de Marina.

La Marina Armada de México es la institución mexicana más respetada por las autoridades norteamericanas, no es casualidad que hayan sido ellos mismos quienes se encargaron de la detención en su momento de Joaquín Guzmán Loera.

Quedan también para la anécdota las declaraciones que ayer mismo estuvo dando Mike Vigil, ex jefe de operaciones de la DEA, quien en medios de comunicación colombianos aseguraba que parte de la información y el financiamiento requerido para la captura del capo fue proporcionado por el Gobierno de su país.

Es claro además que esto ayudará a mejorar la percepción de que el Gobierno mexicano algo hace para combatir a los grupos criminales.

Sergio Valle, titular del noticiero nocturno de Televisa Hermosillo.

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