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Biobots (robots vivos)

Lo que comenzó siendo un avance benéfico pueda terminar siendo un perverso retroceso como de hecho ha ocurrido ya con no pocas innovaciones científicas...

Mientras el pasado miércoles en Palacio Nacional cenaban juntos los dos más grandes poderes de la Nación -el político y el económico- para organizar una rifa en cachitos, en una universidad norteamericana cuatro científicos revelaban cómo le han hecho para crear robots vivientes capaces de hacer lo hasta ahora nunca imaginado, por ejemplo, adoptar comportamientos colectivos propios de comunidades de seres vivos o ponerse a girar unos alrededor de otros para luego separarse disparados cada cual por su ruta. Estas conductas podrían parecer muy elementales, y de hecho lo son, pero lo que no tiene nada de elemental es que no se trata de meros robots electrónicos y mecánicos con circuitos digitales y tampoco de animalitos entrenados para moverse de tal o cual manera, no. Se trata de unos “individuos” creados a base de células vivas programables digitalmente para ejecutar ciertas acciones que podrían ser cada vez más complejas y casi equiparables a las funciones de un ser vivo, todo esto gracias a procesos de inteligencia artificial. No se trata pues robots tradicionales, pero tampoco organismos animales “tradicionales”. Se trata de una nueva clase de seres, verdaderos organismos vivos programables. Lo más destacado es que estos “sujetos” en cuestión de tiempo estarán en condiciones de desarrollar acciones benéficas como por ejemplo dirigirse a algún tejido u órgano del cuerpo a efectuar alguna reparación o entregar allí algún medicamento o sustancia para ejercer alguna acción curativa sin tener que llegar a todo el cuerpo. Es fundamental tener en cuenta que no se trata de micro herramientas mecánicas o instrumentales sino de un minúsculo ser vivo lo que le permite, una vez cumplida su misión, se vaya destruyendo pues como sustancias vivas son biodegradables. Como se trata de una absoluta novedad y además de una materia muy especializada, es por ahora muy difícil para la gran mayoría de nosotros llegar a entender cómo es que esto sea posible pero la verdad es que ya están dadas las bases para que se trabaje más en esta escalada de procesos que podrán ser muy benéficos para millones de personas. Los científicos en cuestión son investigadores en la Universidad de Vermont y la Universidad de Tufts; sus nombres son Sam Kriegman, Douglas Blackiston, Michael Levin, and Josh Bongard y se valieron de células madre de embriones de ranas africanas (imagen artística adjunta) uniéndolas con dispositivos microscópicos hasta formar un robot, propiamente un “xenobot” (el prefijo “xeno” denota algo que es de origen o clase distinta y la terminación “bot” hace referencia al robot) y que genéricamente podría llamarse como “biobot”, robot vivo. El trabajo se publicó en el número 4 del volumen 117 de la revista Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de América (PNAS, siglas en inglés). Al tratarse de organismos vivos programables surge la posibilidad y quizás alta probabilidad de que alguien pretenda “evolucionar” estos biobots valiéndose no ya de células madre de rana sino de células de embrión humano lo que de suyo ya supone manipulación embrionaria y alto riesgo de ocasionar daño o muerte de ese embrión humano con la violación ética que esto implica y, además, que en manos de un ególatra lo que comenzó siendo un avance benéfico pueda terminar siendo un perverso retroceso como de hecho ha ocurrido ya con no pocas innovaciones científicas.

Derecho al debido proceso

Hace pocos días, un legislador del Estado de Missouri, Mike Moon, presentó un proyecto de ley con el título “Ley del Derecho al Debido Proceso” que define desde su principio al embrión humano como una persona con todos los derechos constitucionales de cualquier otro ciudadano, comenzando -obviamente- con el derecho a vivir.

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