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Biden vs. Trump

Cualquiera que sea el resultado de la contienda, impactará la relación diplomática México-USA. Tan sólo por eso deberemos de estar pendientes del desenlace electoral del próximo 3 de noviembre.

Faltan unos cuantos días para que las urnas empiecen a recibir los votos de los ciudadanos que decidieron hacerlo precisamente durante la jornada electoral, en el país vecino.

¿Quién ganará y qué riesgos se corren en la relación diplomática con México? Si nos atenemos a las encuestas, no habría duda de quién será el triunfador.

Real Clear Politics y Five thirty eight, que predicen resultados a partir del promedio de los sondeos realizados por las casas encuestadores, dan al ex vicepresidente una ventaja de 7.2 y 10%, respectivamente.

Si el voto directo fuera definitivo, Biden se impondría el próximo martes. Sin embargo, como es sabido, el sistema electoral estadounidense elige de manera indirecta al mandatario.

Cada entidad tiene en el Colegio Electoral un número determinado de delegados en función del factor demográfico, de tal manera que aunque un candidato pueda ganar el voto popular, a la hora de definir al ganador la cosa cambia debido a que resulta electo no quien obtuvo más votos, sino quien consiguió más delegados.

Si éstos se eligieran en proporción a la cantidad de sufragios obtenidos por cada candidato, habría una especie de correlación entre el voto popular y su representatividad. Pero el mecanismo tiene una naturaleza distinta.

Cada entidad define su delegación bajo el criterio siguiente: El ganador, así sea por un solo voto, se agencia todos los delegados y el perdedor, aun cuando la diferencia respecto al ganador sea nada más de un voto, se queda sin nada.

En el 2016 Hilary Clinton obtuvo alrededor de tres millones de votos más que Trump, pero perdió la elección. Esto fue posible porque en algunos estados, como Michigan, Wisconsin y Florida, el actual Presidente se alzó con la victoria por unos cuantos miles de votos y, a pesar de la estrecha diferencia, se llevó todos los delegados que correspondían a esas entidades y a la postre el triunfo en el Colegio Electoral.

Este precedente es el que genera incertidumbre respecto al desenlace del 3 de noviembre. Así que, con ese telón de fondo, la disputa por la Casa Blanca se reduce a cinco o seis entidades cuyos sondeos marcan diferencias pequeñas entre los contendientes.

En tal condición están las tres ya referidas, además de Georgia, Pennsylvania y, sorpresivamente, Arizona. Quien triunfe en estos estados seguramente será el ganador.

Lo que está pasando en Arizona es digno de destacarse. Pese a que es un estado tradicionalmente republicano, en esta ocasión las encuestas sugieren un epílogo diferente: Biden supera al Presidente por tres o cuatro puntos, escenario que daría el triunfo a los demócratas, lo que no ocurría desde hace varios años.

¿Cómo entender el vuelco electoral que está registrando nuestro vecino estado? Se conjugan varios factores que permiten comprender ese fenómeno.

En primer lugar, hay cambios demográficos interesantes: Los latinos representan un porcentaje importante del universo de votantes convocados a las urnas.

Normalmente el hispano se inclina por los demócratas en una proporción de siete a tres; al parecer esta preferencia se mantendrá, aunque ahora con la diferencia de que serán más los votantes, pues se trata de una comunidad que ha crecido significativamente.

Otra razón tiene que ver con la decepción que expresan los republicanos moderados sobre el desempeño del magnate en la Casa Blanca. Un ícono de la política arizonense fue John McCain, fallecido unos años atrás siendo senador; fueron tales las defenestraciones que en vida recibió de Trump, que en la ceremonia oficial realizada en el capitolio para sus exequias, no fue requerido.

De hecho, la viuda de McCain y varios políticos locales que se forjaron con su ejemplo, decidieron hacer campaña contra la reelección de Trump. Este fenómeno ya se observó en las elecciones de 2018 cuando la abanderada demócrata al Senado se impuso sobre la candidata republicana.

El martes próximo los arizonenses elegirán un representante en la Cámara Alta y los sondeos indican que la fórmula demócrata lleva una cómoda ventaja sobre la republicana.

Volviendo al plano nacional es de esperarse que, cualquiera que sea el resultado de la contienda, impactará la relación diplomática México-USA. Tan sólo por eso deberemos de estar pendientes del desenlace electoral del 3 de noviembre en la Unión Americana.

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