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Ahora viene lo bueno

La clave es que, a diferencia de estos últimos tres años, los personajes entrantes no generen un hondo repudio y arrepentimiento entre los electores.

(Primera parte)

Hace una semana, y al igual que en la mayoría de los estados donde hubo elección, en Sonora se comprobaron dos cuestiones: Primero, el lopezobradorismo mantiene un gran peso y segundo, la gente sigue harta del Prian. La mayoría de electores cree que el cambio es posible y, desacreditadas como están, las fuerzas de oposición no encuentran la luz al final del túnel. Si bien, no con la fuerza del 2018, una vez más atestiguamos a una lista de candidatos (as) beneficiados por el aura e impulso del inquilino principal de Palacio Nacional. Después de la penosa actuación (2018-2021) de los diputados locales en Sonora, así como la de varios alcaldes, muchos hubieran creído que habría una reconfiguración de fuerzas… pero no, la marca Morena y lo que representa fue suficiente para llevar a las nuevas propuestas hacia la victoria.

La clave es que, a diferencia de estos últimos tres años, los personajes entrantes no generen un hondo repudio y arrepentimiento entre los electores.

Habiendo identificado los dos anteriores puntos, como factores principales en el resultado de la elección, concluyo que -particularmente para el próximo Gobernador- quedó atrás la parte más sencilla: Ganar la elección. Lo que viene, que es la integración de un equipo para gobernar, será definitorio para los siguientes seis años. No es coincidencia que fuera el principal tema de interés para los medios de comunicación: ¿Cuál será el equipo de Durazo?

Se sabía que el candidato sierreño ganaría, la gran duda era -y sigue siendocon quiénes se habría de acompañar. Yo tengo mucha fe en este sentido, puesto que frente a los sonorenses hay hoy un reto crítico: Se ha llegado a un punto de inflexión importante, donde las finanzas están tronadas, donde la inseguridad, la impunidad y la corrupción son históricas… pero a la vez, donde existe un claro mensaje de esperanza. El nuevo Gobierno simplemente no tendrá pretextos para elegir a la mediocridad sobre el talento, a la amistad sobre la capacidad, a la complicidad comodina sobre el pensamiento crítico. Se votó para que todo eso quedara atrás y ha llegado el momento de comprobarle -a propios y a extraños- que lo que tanto se repitió en campaña, ahora será realidad: Será un Gobierno de honestos y de capaces.

En estos meses pude ver, en una o dos ocasiones, trabajar de cerca al próximo Gobernador y si de algo no tengo absolutamente ninguna duda (así como para meter las manos al fuego), es que tiene una extraordinaria capacidad para elegir la mejor opción de las que le ponen sobre la mesa.

Y ojo con esto, que es una cualidad rara no sólo en los políticos sino en los servidores públicos en general. El problema es que quien toma la decisión -en el fondo- no es en este caso Durazo, sino la o las personas que originariamente colocaron esas opciones sobre la mesa, dependiendo entonces todo de la capacidad, el conocimiento, la inteligencia emocional y técnica de dichos individuos.

Pero si vamos a tener a un Gobernador con esa gran ventaja a su favor, entonces sería un terrible desperdicio que sea acompañado por medianía que le pase opciones malas, convertidas en decisiones de Gobierno malas. Esto último me lleva a la segunda excepcional cualidad de Durazo. Evidentemente no hay persona perfecta, todos tenemos algún sesgo o cuestión emocional que nos acompañará hasta la tumba; nuestro Gobernador electo no es la excepción.

En honor a la verdad, mucho se criticó la calidad del primer círculo de colaboradores que lo acompañaron en la Secretaría de Seguridad Pública, fuese por su notoria inexperiencia o por antecedentes que hacían cuestionar la honorabilidad de dichos funcionarios.

La segunda gran ventaja de Durazo es su capacidad para corregir el rumbo, para aprender y rectificar. Hoy, afortunadamente hay un repertorio de mujeres y hombres capaces, dignos, inteligentes y probados. No son muchos, pero suficientes para ocupar los espacios más estratégicos dentro del próximo Gobierno; están comprometidos con un proyecto de renovación, de rescate y regeneración de la vida pública en Sonora. No existe hoy un pretexto para tropezar con la misma piedra selectiva que en el 2018.

Naturalmente (y esto sucede en todos los procesos políticos postelectorales) que ahora estarán a la orden el día las grillas fraticidas por ver quién se coloca mejor en el próximo equipo. Estarán las intrigas, las mentiras, las lisonjas, los aplaudidores y aduladores. Habrá quienes -con tal de colarse- querrán hacerle creer a Durazo que es una combinación de Mandela, Kennedy y Ocaña.

Los menos capaces y más inseguros, naturalmente buscarán neutralizar y aislar a sus “competidores” con más aptitudes, con mayor reconocimiento público y sobre todo, con superior legitimidad moral.

Finalmente, debemos recordar que ante gobiernos excepcionales, regulares o mediocres, la última palabra sobre el desempeño de una comunidad la tienen sus ciudadanos. Por ningún motivo deberán los sonorenses dejarle todo el paquete al próximo Gobierno. Debemos acompañarlos, asistirlos, vigilarlos y cuando se necesite, meterlos en cintura. No es cuento: Sólo el pueblo podrá salvar al pueblo.

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