Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Sonora

¡A parir, a parir...!

Fue la expresión de Nicolás Maduro durante un acto oficial para impulsar el Plan Nacional de Parto Humanizado y Lactancia Materna el martes pasado...

“A parir, pues, a parir, todas las mujeres a tener seis hijos, todas. ¡Que crezca la Patria!... música”. Fue la expresión de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, durante un acto oficial para impulsar el Plan Nacional de Parto Humanizado y Lactancia Materna el martes pasado y precisamente en el curso de esta semana dedicada en Venezuela a la mujer. Maduro añadiría  “yo no soy machista, soy profundamente feminista, manuelista y chavista; los hombres tenemos que sensibilizarnos y hacer más conciencia” y aclararía que “el socialismo se construye desde el vientre de la mujer”. Las opiniones al respecto han estado divididas en ese País. Por un lado las críticas en el sentido de que el Gobierno de Maduro concibe los méritos de la mujer limitados a “su paridad y a su mano de obra gratuita”, y de otra parte, loas al Gobierno por parte de los partidarios del “cambio venezolano” y al citado plan oficial de apoyo a las embarazadas. En reacción contra las cuentas alegres del Gobierno venezolano, se ha destacado la información de que ya suman 83 mil las venezolanas embarazadas atendidas médicamente en Colombia y el hecho de que la mortalidad materna va al alza en un entorno de desabasto de medicamentos y vacunas y otros recursos básicos para la salud de los venezolanos. Hasta aquí las reacciones en uno y otro sentido como suele ocurrir con algunas expresiones de Maduro. De mayor trascendencia es reflexionar si las expresiones de Nicolás Maduro fueron realmente inapropiadas. Como las intenciones no las sabemos a ciencia cierta, sólo podemos analizar los hechos “en seco”. Empezamos por decir -verdad de Perogrullo- que parir en sí no es algo malo, todo lo contrario, es una facultad de la naturaleza para consumarse la reproducción de muchas especies animales, y que para nuestra especie acomoda mejor el término de procreación. Ahora bien ¿qué tan lícito es promover la procreación -tener hijos- para satisfacer los planes del Estado en un momento concreto de su historia? O dicho de otra manera ¿es correcto que la procreación de un hijo responda a una consigna oficial para la satisfacción de un determinado plan gubernamental? Porque algo de esto ocurrió, por ejemplo, durante el régimen nacionalsocialista alemán que promovía la procreación siempre y cuando fuera entre arios y favorable a la expansión de la raza aria, y que fue en la práctica una política de Estado. Obviamente Maduro no promueve eso pero sí subraya, en su petición “a parir, a parir” que el objetivo que es “que crezca la Patria” y por otro lado su vinculación del socialismo con el vientre materno, entreviéndose detrás de todo esto una estrategia de Estado. No se niega la posibilidad del engrandecimiento y mejora del Estado tras la procreación, pero esto podría terminar en objetivos de utilidad y más concretamente de utilización. Tener hijos debe ser, antes que nada, una decisión libre y responsable de los esposos, en un acuerdo mutuo bien reflexionado, con ánimo generoso, asumiendo con el debido esfuerzo los compromisos de cuidado, protección, educación y formación humana pero sobretodo de entrega y amor. Y esto es mucho más que cualquier objetivo de raza, mano de obra, producción, etcétera. Parir no lo es todo; de hecho, lo hacen mejor los animales. Tener hijos es diferente. Y si son muchos  -generosamente tenidos y promovidos- tanto mejor.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados