2019: El primer año
A este País no lo va a empujar hacia adelante López Obrador. Si algo le sucediera a él, se acaba la 4T, Morena, varios secretarios de Estado, etc.
Segunda parte
En mi anterior entrega tracé generalidades sobre los principales puntos que deben inquietar al Gobierno dirigido por AMLO, sobre todo en materia doméstica. Habrá serios retos, como los planteados por Trump (la captura de García Luna tiene una conexión directa con la elección del 2020 y el discurso contra México y su profunda corrupción) y los de mercados internacionales… pero mientras el talón de Aquiles siga siendo el estancamiento en las áreas de salud, seguridad, desarrollo social y tecnología, seguiremos batallando.
Habiendo dicho lo anterior, hay un aspecto central, del que por nuestro subdesarrollo político, casi no hablamos: A este País no lo va a empujar hacia adelante López Obrador. Si algo le sucediera a él, se acaba la 4T, Morena, varios secretarios de Estado, etc. Esa es la vulnerabilidad central del proyecto: No es una maquinaria con múltiples liderazgos y piezas, donde si una falla, las demás continúan. El colectivo mexicano, por la herencia tlatoánica y caudillista, ve en AMLO a quien nos va a llevar a la tierra prometida. Él, por su larga experiencia y malicia política, supo aprovechar esto para presentarse como una opción potable y alcanzar la presidencia. Qué fácil fuera si de él dependiera todo; el problema es que no es así. Por la reconfiguración del poder en los últimos 20 años, las autoridades locales cobraron un rol importantísimo. A partir del foxismo, la figura presidencial perdió peso y los gobernadores se convirtieron en una suerte de señores feudales. Atrás quedaron las épocas salinistas, cuando con un programa como Solidaridad, se borró del mapa político a las jerarquías estatales y municipales. Sospecho que nuestro Presidente ha estudiado un poco a su némesis (“El Innombrable”) y por ello se crearon estructuras como las de los llamados super-delegados, para invertir la pirámide de concentración de poder en favor a Palacio Nacional. Lamentablemente para el proyecto, la ausencia de sofisticación en la arquitectura de los “nuevos” programas, impedirán que esa intención se materialice con efectividad. Por lo tanto: Sigue siendo importantísimo lo que hagan y/o dejen de hacer los alcaldes, los gobernadores, los congresos estatales y demás autoridades locales. Si sigue reinando la ineptitud, la improvisación, la simulación y la desquiciante hambre por el erario… estamos fritos.
Poco después de las elecciones de hace año y medio, Luis Medina me pidió acudiera a dar mi opinión, sobre el panorama postelectoral, a su programa Proyecto Puente. Recuerdo haber dicho que la elección fue por AMLO y los demás. Es decir, uno de cada dos electores que votaron por Morena, lo hicieron sin saber (y sin importarles, por cierto) quiénes eran las y los candidatos. Alertaba en aquel momento del riesgo que ello implicaba, no sólo porque llegaban completos desconocidos, sin la más mínima experiencia (teórica ni práctica) en la cosa pública y en otros casos, se trató de oportunistas figuras recicladas de otros grupos políticos, como el padresismo. Pero qué se le iba a hacer, el pueblo se hartó, y enardecido votó mayoritariamente por lo que creyó ser un cambio. Evidentemente mi opinión no gustó y se ordenó a neochayoteros (porque ahora también hay, no seamos ingenuos) a tratar de defender a los flamantes nuevos servidores públicos, argumentando que estaban ahí por su carácter y cualidades políticas. Sin comentarios. Hoy cómo quisiera agachar la cabeza y lleno de arrepentimiento poder decir: Me equivoqué, salieron rebuenos frente a sus responsabilidades… lamentablemente, todos vemos que es lo opuesto.
Sonora está sumido en la inseguridad y no existen avenidas interesantes que detonen oportunidades económicas ni desarrollo humano en los sonorenses. Esta inseguridad es producto -en gran medida- de la fragilidad institucional a nivel local, tanto de las policías locales y estatales así como de los aparatos de procuración e impartición de justicia. Los alcaldes(as) no saben ni cómo bachear calles… ¿cómo poder desenraizar los problemas que más afectan y mortifican a los habitantes? Los diputados de la “alianza de izquierda” (los que ganaron por AMLO, pues) acaban de votar una deuda de más de mil millones de pesos que solicitó la Gobernadora. Unos dicen haberse confundidos a la hora de votar (por su ineptitud, empiezo a creer en esa versión). Del Gobierno estatal, ya a estas alturas es innecesario opinar. Entonces, ¿qué hacer, sobre todo estando en la antesala de la elección del 2021? Primero, el liderazgo que escogió a todos estos cuadros, debe aceptar su delicado error selectivo, no caer en autoengaños complacientes (“es que es la única gente que teníamos y que se la jugó con el proyecto”) y aprender del error. Segundo, deben enviarse señales claras que indiquen de los severos riesgos ante la flagrante traición al proyecto político por el cuál llegaron todos quienes han fallado; y tercero: Deben detonarse mecanismos de ciudadanización política donde se fortaleza a Morena y se creen liderazgos reales, respetables y competitivos. Ya no debe tratarse de buscar el poder por el poder, para luego hacer desastres. Desconozco si Durazo permanezca en la SSP, pero debe aplicarse políticamente con aplomo en Sonora (no lo ha hecho) pues generar orden ante tanto caos no sólo le ayudará a él, sino que estará ayudando directamente al proyecto del hombre por el cuál él también ha llegado al poder. Poner orden en Sonora significa directamente poner orden, desde lo local, a México. Es una labor que se debe hacer en todas las demás entidades. Ojalá se animen pronto.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí