Piensa
Hay dos historias que nos gustaría compartir, estimado lector, en referencia a dos consejos que hemos promovido bastante: El primero de ellos es en referencia a traer cortos de dinero a los hijos, y el segundo a la importancia de que te guste lo qué haces profesionalmente, aspecto en el que se calcula menos del 20% de los individuos económicamente activos se encuentra. Cortos de dinero Si te gusta el programa Shark Thank, donde inversionistas apoyan a empresarios con ideas novedosas, uno de sus integrantes del jurado en el programa en Estados Unidos es Kevin O’Leary, afamado inversionista y hombre de negocios canadiense. En una reciente convención en Las Vegas, en una conferencia que imparte comenta la historia que vivió con su madre. El padre de Kevin fallece siendo él muy pequeño, y su madre en segundas nupcias se casa con un diplomático de carrera. Eso le permite a Kevin vivir en varias partes del mundo y ampliar sus perspectivas. Al momento de graduarse de la Universidad, su madre se encara con él y le dice: Kevin, ya estás graduado, hasta aquí llega mi responsabilidad económica contigo... a partir de este momento ni un solo centavo para ti. Kevin le responde si será posible algunos meses extras de “beca” mientras se acomoda, y por respuesta recibe un no rotundo. En dicha conferencia Kevin expone qué pasó los dos primeros años de una manera muy dura y luego ya le empezó a ir mejor y después la venta de una empresa de software fue la que lo consolidó patrimonialmente. La lección que le dejó su madre lo impactó mucho, al grado de que a sus dos hijos varones ya les comentó que con él tienen asegurado su educación universitaria, y que de ahí en adelante tendrán ellos que ser autosuficientes; lo curioso es que se los dijo cuando tenían entre 10 y 7 años. Los niños obviamente nomás se le quedaron viendo, sin entender mucho. Lo interesante viene cuando el mayor ya en la prepa empieza a sacar mala calificaciones, y recuerda lo que su papá le comentó años antes. Kevin entonces le explica que si sigue mal en la escuela y no le interesa universidad, hasta ahí llegará entonces la “beca” que tiene con él. Resultado: Siguiente mes empezaron a mejorar las calificaciones del susodicho. Nike: Ama lo que haces La segunda historia es la de Phil Knight, el fundador de la empresa Nike. En 1964 Phil con 26 años a cuestas, y habiéndose graduado de la maestría de negocios de Stanford, recibe en su casa el primer cargamento de zapatos para correr por parte de un proveedor de Japón. Entonces Phil llena la cajuela de su carro con los tenis y se pone a visitar universidades y campos de entrenamiento para platicar con entrenadores y atletas y darles a conocer su producto. Y como el producto es bueno le va bien. Sin embargo Phil hace una breve reflexión después de este primer viaje de promoción: Antes había tratado de vender enciclopedias, y no pudo vender una sola. Después ingresó a una firma de inversión, y lograr vender algunos fondos, pero siendo honesto no le llamaba la atención para nada. Y con la venta de tenis, a pesar del esfuerzo físico realizado, se encontraba feliz de la vida con la misma. Entonces Phil concluye lo siguiente: La venta de tenis es tan diferente porque en realidad no estaba vendiendo tenis. Phil creía en la actividad de correr. Estaba convencido de que si la gente hiciera ejercicio corriendo el mundo sería un mejor lugar, y sabía que el producto que vendía era los mejores para practicar la carrera. De alguna manera la gente necesitaba tener la misma creencia que él tenía. Phil entonces concluye que él decidió creer en la carrera, creer en los tenis. Y cuando decides creer la creencia es irresistible. Estimado lector, ¿así crees tú en lo que haces profesionalmente? Vas bien entonces...¡feliz domingo!
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