En la lupa
De todos los propósitos personales que podamos enunciar en este inicio de año (dejar de fumar, bajar de peso, ahorrar, entre otros) hay uno muy especial que, yendo de lo individual a lo comunitario, puede generar beneficios sin comparación. Pensemos en nuestra persona, nuestra familia, nuestra colonia, nuestra comunidad, nuestra ciudad y Municipio, nuestro Estado y nuestro País… nuestro mundo. Propongámonos dejar de pensar en uno mismo como algo separado, divorciado de los demás. Del otro. Pensemos en un nosotros como una unidad indivisible, como algo dado de forma irremediable. Rindámonos ante la idea de que, aunque “separados” por fronteras imaginarias, viviremos juntos siempre, pagando las facturas de nuestra convivencia. No hay un Cajeme, un Navojoa o un Hermosillo separados si no es por fronteras imaginarias. No hay colonias, fraccionamientos o barrios… a todas y todos nos terminarán arruinando los mismos problemas (o sus consecuencias), pues todos enfrentamos los mismos retos en distintas dimensiones. En esa lógica, propongámonos entender nuestra vida en sociedad como la sumatoria de familias y tradiciones, como el espacio común en el que nos relacionamos, donde existen innumerables retos a enfrentar. Hay dos propósitos fundamentales que considero debemos tener como sociedad. El primero es pasar de la idea de que lo público no es propiedad de nadie al profundo entendimiento de que es propiedad de todas y todos. Eso es crítico. El mejor ejemplo es una plaza pública, sus bancas y canchas, que son defendidas por los vecinos (sus propietarios) únicamente cuando entienden que les costó dinero (impuestos) y que son de su propiedad. Actualmente nadie defiende los espacios públicos del vandalismo para evitarse problemas “gratis”. Todo por una errónea percepción de propiedad. El segundo propósito es pasar de ser súbditos a ser Ciudadanos, Ciudadanos con mayúsculas, esos que conocen sus derechos y obligaciones, esos que exigen y cumplen. Al tradicional sistema político y social mexicano y a sus apóstoles les conviene la perpetuación del esquema de gobernantes-súbditos; siendo los gobernantes aquellos que toman las decisiones de forma unilateral a su conveniencia y la población (súbditos) aquella que obedece sin mayor cuestionamiento. Dejar de ser súbditos significa entender que algún limitado beneficio personal no lo es todo, entender que el sistema es experto en desincentivar molestias a partir de pequeños beneficios individuales y una buena dosis de conservadurismo. Dejar de ser súbditos significa una gran responsabilidad, pues inicia por conocer nuestras obligaciones, derechos y las formas de hacerlos exigibles. De pelearlos. Ser ciudadanos implica levantar la voz no solamente ante aquello que nos afecta en nuestro bolsillo (como hace un año lo hicimos con el tema de la tenencia)… implica una gran dosis de solidaridad ante el sufrimiento de otros, que tarde o temprano podría ser el propio. Somos buenos para “pegar el grito en el cielo” si nos tocan nuestro patrimonio, somos verdaderos insurgentes y sumamente revolucionarios… pero a fin de cuentas insensibles, irreflexivos e ignorantes ante aquello que no nos esté “quemando los pies”. Ése es nuestro principal problema, la fragmentación social poco solidaria, nada previsora, que asume que debemos levantar la voz si y sólo si algo nos afecta directamente. En La Lupa: propósitos 2014 Propongámonos para este año, en breves palabras, ser agentes de cambio en nuestra familia, en nuestra pareja o nuestro trabajo. En nuestro entorno. Esto significa aceptar la responsabilidad de que el cambio está únicamente en nuestras manos, en aceptar y cumplir las leyes o, en su lugar, impulsar los cambios necesarios si no nos parecen justas, pero nunca incumplirlas. Si algunos (no aspiro a la utopía de todos) abrazamos la idea del cambio diario y constante, dejaremos de ser la sociedad de súbditos, agachados y mediocres que se tropieza con su propio letargo. Todo empieza por un pequeño paso. ¿cuál será el suyo el día de hoy que inicia este 2014? Le deseo el mejor año, no sin antes agradecerle el honor que me hace leyendo estas líneas cada jueves o en enviarme sus opiniones a mi correo o Twitter. Guillermo Noriega Esparza. Internacionalista, UNAM y director de Sonora Ciudadana A.C. Correo: noriega@sonoraciudadana.org.mx Twitter: @elmemonoriega
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