Entre la guerra y la paz 1960-1969
Mientras los gobiernos perpetúan el conflicto y la polarización, la juventud impulsa a través de la cultura movimientos de cambio social.

La década de los sesenta está marcada por el conflicto: Los bloques encabezados por las grandes potencias del mundo, Estados Unidos y la Unión Soviética, viven en un constante enfrentamiento político e ideológico durante la Guerra Fría.
Paralela a la revolución de la consciencia protagonizada por la juventud de la época e impulsada principalmente por la música, el uso de las drogas y las nuevas formas de conducta, inicia una nueva batalla: La conquista del espacio.
EL IMPARCIAL publicó los momentos más relevantes de la década y en sus páginas los lectores pudieron descubrir lo que pasaba en el mundo y fuera de él.
El 12 de abril de 1961, la Unión Soviética pone en órbita al pri mer hombre en la historia: Yuri Gagarin. Ocho años más tarde, el 20 de julio de 1969, Estados Unidos tomaría “la delantera”, al poner al primer hombre en la Luna.
El 13 de agosto de 1961 surge un nuevo ícono de división: El Muro de Berlín, considerado el símbolo de la Guerra Fría y la separación de Alemania.
En Estados Unidos ocurre uno de los magnicidios que más conmoción han causado en la historia: El de John F. Kennedy, registrado alrededor del mediodía de 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas.

Estados Unidos cobra mayor protagonismo, pues es en ese país donde se gesta la “revolución pacífica”, con la que muchos de sus ciudadanos cuestionan la necesidad de una nueva guerra: La de Vietnam.
Las manifestaciones por los derechos civiles toman fuerza, impulsadas por líderes como Martin Luther King, cuyo asesinato, el 4 de abril de 1968, perpetrado por un segregacionista blanco, desata una serie de motines raciales.
Entre las buenas noticias, está la del primer trasplante de corazón en la historia: El 3 de diciembre de 1967, Christiaan Barnard, un médico sudafricano, junto a 30 especialistas, realizó la operación en Louis Washkansky, un comer- ciante de 53 años desahuciado.
México vive sus propios dramas: En 1968, la Matanza de Tlatelolco marca para siempre al 2 de octubre con la etiqueta de “No se olvida”: La plaza donde se celebraba un mitin estudiantil se regó con sangre inocente por orden del Estado, en uno de los actos represivos más impactantes en la historia del País.

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