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El Imparcial / Sonora / Testimonios de la Pandemia

En primera persona: “Era como si mi mente no reaccionara”

El maestro universitario Ignacio Castillo recuerda que tras hacerse la prueba de Covid-19 sufrió una tos incontrolable, ya no podía hablar y se le dificultaba respirar(En primera persona: Testimonios de la Pandemia)

TESTIMONIO DE IGNACIO CASTILLO ARVAYO, MAESTRO DE LA UNIVERSIDAD DE SONORA, DE 48 AÑOS DE EDAD.

HERMOSILLO.- Durante mi proceso de enfermedad siento que me ayudó mucho desconectarme de las noticias o información sobre la enfermedad, concentrarme en otras cosas, ver televisión, escuchar música, pensar lo menos que estaba enfermo o que podría morir por eso.

Yo me contagié en el Hospital Chávez, bueno, estoy casi seguro de ello, porque realmente me estaba cuidando al máximo desde que inició la pandemia, pero en junio comencé a sentir mucho dolor por un problema que tengo de piedras en el riñón y tuve que ir a atenderme.

A los 5 días de eso empecé a tener los primeros síntomas de la enfermedad que fue la desorientación, tres días después comencé con tos seca y dos días después ya no me pude levantar.

Tuve fiebre, desorientación al máximo, problemas para respirar, la tos se iba incrementando y en ese momento, que fue aproximadamente el 5 de junio, no había aún algún procedimiento claro para atender el Covid-19.

Pocas personas estaban enteradas de mi situación, pero a casi una semana de mi primer síntoma, mi jefa en el trabajo consiguió que me hicieran la prueba Covid-19, sólo que como en ese momento había muchos contagios tardé una semana en saber el resultado.

Recuerdo que con esfuerzo salí a hacerme la prueba y regresé a mi casa, un día después de ese miércoles, el jueves, ya fue lo más extremo.

La tos era incontrolable, ya no podía hablar, podía respirar muy poco, no podía tener atención en nada, era como si mi mente no reaccionara.

Unos amigos que se encontraban monitoreando mi estado de salud me consiguieron el teléfono de un doctor y le tuve que mandar un mensaje porque no podía ni hablar, esa persona me marcó se dio cuenta de cómo me encontraba.

EVITA EL HOSPITAL

Yo le dije que no quería que me llevarán a un hospital, porque se sabía que un gran número de personas que entraban ya no salían, entonces buscaba la forma de cómo atenderme en casa, incluso recuerdo que me acomodaba en ciertas posiciones para calmar la tos, respirar mejor y así fue como estuve sobreviviendo.

El médico me hizo una receta, me dijo que buscara los medicamentos, siendo mi hermana y mi jefa quienes me hicieron el favor de buscarlos y me los dejaron en la puerta.

A los cuatro días de eso por fin sentí un poco de alivio, pude respirar mejor y pensar de manera más clara.

La tos me duró un montón, por eso duré encerrado todo el resto de junio y una semana de julio, porque seguían los síntomas.

MANTIENE COMUNICACIÓN

Durante todo el proceso yo intentaba tener un poco de contacto, sobre todo con la familia, con mi hermana, mi sobrina, una prima que se había contagiado en marzo, para tener información y no sentirme solo.

Durante el proceso empecé leyendo sobre el tema, investigaba los reportes y trataba de entender cómo era la enfermedad, incluso me enteré que una doctora que me atendió la vez que fui al hospital se había infectado también y requería plasma.

Lamentablemente ella falleció y al saber eso, o empezar a escuchar las noticias, comencé a sentir que me afectaba y decidí desconectarme de la información, de hecho trataba de pensar lo menos posible en ella, fue así como me calmé la idea de una posible muerte.

En estos momentos yo he seguido en monitoreo, me hice una prueba los primeros de enero y aún tenía anticuerpos, aun así he intentado seguirme cuidando y siendo consciente del riesgo que significa.

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