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El Imparcial / Sonora / Testimonios de la Pandemia

En primera persona: No era cansancio, era Covid

Como enfermera, África tiene tres trabajos. La fatiga es parte de su vida... hasta que un día fue demasiado(En primera persona: Testimonios de la Pandemia)

TESTIMONIO DE ÁFRICA VILLANUEVA ROMERO

Poco antes del Día del Padre empecé a sentirme mal. Me sentía muy cansada, demasiado.

Yo pensé que era porque trabajo mucho. Como enfermera, tengo tres trabajos: Uno en la clínica, otro en el área Covid, y el fin de semana laboro en el Hospital General de Caborca; entonces, le “achaqué” mis síntomas a eso.

Esa noche llegué a mi habitación, me dormí de inmediato, y al otro día se me pasó el cansancio. Sólo sentí como si tuviera resfriado, pero nada en especial, así que me fui al trabajo.

Al mediodía, cuando quise comer algo, no sentí el sabor, ni el olor... y dije: “Ya ‘valí’, traigo Covid”.

Me acosté ahí mismo en el trabajo. No me podía ir, pero les dije a mis compañeros que se alejaran de mí porque probablemente ya me había contagiado.

APOYO

Al otro día me empezó un dolor de cabeza muy fuerte y ya no fui a trabajar, ya no pude. Mejor me fui al (Centro) Centinela de mi ciudad para hacerme la prueba, pero me dijeron que no había reactivos, así que tuve que esperar que al día siguiente me tomaran la muestra y me incapacitaran.

A partir de ese día el dolor de cabeza ya no cesó, un dolor agudo. Luego empecé con dolor de cuerpo, mucha tos, no podía hablar... algunos días me bajó la saturación (de oxígeno) a 87. Así estuve casi una semana, al punto de que me asusté mucho.

Cuando vi que mi saturación no subía de 87, me fui a tomar una placa yo, y sí, tenía una pequeña neumonía.

Afortunadamente mis compañeros que ya habían pasado por el virus me mandaron mensajes. Me decían: ‘No te estreses y voltéate boca abajo’, así que así lo hacía y veía cómo mi saturación se regulaba, siguiendo con el tratamiento que me dieron y mucho reposo.

TEMOR

A los catorce días, cuando debía volver a trabajar, tuve miedo porque yo no me sentía nada bien, así que fui de nuevo al Centinela a tomarme otra muestra: Me dijeron que seguía positiva y que aún no podía volver.

Ahí sí me asusté; ya se me hacían muchos días. Fue cuando pensé: “Me voy a complicar”, y empecé a entrar en pánico, temía morir.

Aún tenía mucho dolor de cabeza y mucho cansancio, incluso empecé a saturar menos, pero me relajaba y me subía un poco, sin llegar a requerir oxígeno en ningún momento.

Una semana después empecé a sentirme mejor, con fuerzas, pude comer y dormir más tranquila.

Afortunadamente, en todo este proceso yo no estaba en casa con mis padres o hijos, ya que me había aislado días antes de mi contagio en un hotel especial para nosotros (los trabajadores de la salud).

Aún así, tenía mucho miedo de complicarme y cuando empecé a sentirme mejor estuve muy agradecida con la vida y con Dios.

Después de esa semana pude volver a trabajar ya sintiéndome mucho mejor, pero consciente de que debía cuidarme mucho.

Curiosamente fui de las primeras que recibió la vacuna contra el Covid cuando llegaron a mi ciudad, y ponérmela fue un gran alivio: Me sentí más segura y contenta, porque sé que estoy más protegida contra este mal.

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