Sobre la tierra y entre matorrales Jocelyne Estefani tiene a su bebé
Jocelyne Estefani Lanza Sánchez, migrante hondureña, ha pasado por cosas que jamás se había imaginado, entre ellas hambre, sed, cansancio y sobre todo, dar a luz a su bebé en el monte recostada entre tierra y matorrales, una situación que ella no esperaba.
Actualmente se encuentra esta nueva caravana migrante en Hermosillo y son asistidos en la iglesia San Luis Gonzaga de la colonia San Luis a cargo del sacerdote Gilberto Lezama.
Junto a su familia, Jocelyne Estefani tuvo que salir de Honduras porque amenazaron a su esposo de muerte, a quien ya habían lastimado, golpeado y lesionado físicamente las bandas delictivas de ese país.
Esto los hizo huir de inmediato y unirse a la caravana migrante, pero en el camino, arriba del tren, la mujer sintió los dolores del parto.
"Mi bebé nació en Tapachula, Chiapas, cuando crucé la frontera la tuve en el monte porque arriba del tren me dieron los dolores, me bajé y con ayuda de mi esposo tuve a la niña.
"La verdad sí fue muy difícil pero llegó Inmigración y luego luego nos llevaron al hospital y nos atendieron a mí y a mi niña, gracias a Dios nació muy bien, y por mis hijos quiero llegar a Tijuana y poder trabajar y que ellas estudien porque después me traeré a dos hijas más que se me quedaron en Honduras", manifestó.
Desde que nació la niña han estado recorriendo el País, y debido a los cambios de clima, las heladas por las noches y el calor por el día, la bebé se ha enfermado a cada rato, casi todas las noches no puede respirar bien, por lo que espera que pronto sea atendida por un médico.
FAMILIA DE 10
Mejor conocidos como la familia de 10, los Arellano han atravesado el País con todos sus hijos, la mayor de 14 años de edad y el menor de 4 meses de nacido, quienes por días no comieron, sufrieron sed, frío y cansancio.
"Pues las cosas se pusieron muy feas allá en Honduras y tuvimos que agarrar a nuestros hijos y venirnos en la caravana porque allá ya no podíamos vivir por las bandas.
"Sí hemos sufrido muchas cosas y hambre también, a veces no tengo leche para darle al bebé y pues él ya ni llora pero gracias a Dios hay mucha gente buena que nos ha apoyado en el camino", destacó Gloria Arellano.
La familia espera llegar a Tijuana para asentarse con unos familiares y así comenzar una vida nueva, como todos los demás migrantes.
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