Reducción de pobreza

Batarete

La semana pasada la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), anunció que el índice de pobreza en México ha tenido una cierta reducción en los últimos 10 años. De acuerdo con datos de ingreso recuperados por la Cepal, el año pasado en México la pobreza extrema se redujo un 0.6%, mientras que la pobreza general bajó un 3.1%.

Parece poco, pero si desde tiempos de Salinas de Gortari los índices de pobreza fueron en aumento, a la par que la desigualdad socioeconómica entre los mexicanos, con esos indicadores, la proporción de connacionales en pobreza y pobreza extrema, es dable sospechar con buen fundamento, que el neoliberalismo fue un fracaso, por más que haya generado algunas decenas de ultra millonarios, entre otros quien fue el más rico del mundo, Carlos Slim, y otros como Ricardo Salinas Pliego, acaudalado y mezquino, que se niega pagar impuestos ¡por más de 60,000 millones de pesos!

Los indicadores de pobreza hasta el 2006 no son totalmente comparables con las mediciones actuales, pues antes se tomaban en cuenta el incremento o decremento en los ingresos, y la disminución del poder adquisitivo. El Gobierno de Carlos Salinas sufrió una crisis económica severa, con raíces antiguas en una deuda ingente, que pulverizó el poder adquisitivo de las mayorías por varios sexenios. A Zedillo le tocó entrar de emergente y tampoco pudo reducir los índices de pobreza. Lo mismo puede decirse de los gobiernos del PAN, Fox y Calderón, que continuaron con la decisión salinista de permitir sólo aumentos salariales por debajo de la inflación, como una estrategia para combatir el encarecimiento de los precios y cargar hay que insistir, con el costo del plan, a la mayoría de la población asalariada.

A partir de 2006 la medición de la pobreza se hizo con una metodología multidimensional que toma en cuenta un conjunto de carencias sociales que apuntan a una mayor complejidad del problema y requieren políticas integrales.

A principios del Gobierno de Felipe Calderón el índice de pobreza sobrepasaba el 44% de la población, y tuvo un cierto repunte hasta quedar en un poco más del 45%. Peña Nieto lo recibió alto y logró disminuirlo hasta el 42%. A López Obrador le tocó el inicio de la pandemia y el índice se disparó hasta casi 44%, pero a base de incrementos salariales, becas y programas de bienestar logró reducirlo hasta menos del 37%.

Eso se debió a que el Gobierno de la 4T elevó los salarios hasta en un 135%, en contraste con los incrementos anuales desde Salinas, que no rebasaban el 5%. Recordemos que el trabajo de los asalariados produce un valor suficiente para cubrir la reproducción de su vida material y un plus del cual históricamente se adueñan los propietarios de los medios de producción, y que constituye el germen del capital.

En esta tesitura, con salarios en descenso desde 1990 al menos y hasta el 2014, el peso de la crisis recayó sobre las masas trabajadoras, y cuando AMLO subió el salario mínimo comenzó una dinámica de recuperación de ingreso y mejor calidad de vida; y la parte del valor que tomaban los propietarios de los medios de producción se disminuyó, pero no se extinguió: Fue una estrategia básica para atenuar los gravísimos efectos de tres o cuatro décadas de expoliación. Ahora es más complicado generar ultra millonarios como sucedió hace unos años: Es buena noticia, porque hay un poco de más equidad en la sociedad.

Esa disminución de tres puntos porcentuales en la pobreza de los mexicanos, resulta todavía insuficiente, pero es inicio auspicioso, siempre y cuando se sostenga este esfuerzo algunas décadas, no seamos ingenuos.

Las mayorías beneficiadas adquirirán básicos y solventarán urgencias. Eso estimulará el crecimiento del mercado interno y paulatinamente seremos menos dependientes de la inversión extranjera, que será bienvenida pero no indispensable. Es un camino complejo: Hay que mantenerlo.