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¿Habrá reforma?

Se espera un agarrón de pronósticos reservados cuando se discuta si se somete o no al voto popular la elección de los consejeros electorales.

Sergio Valle

Les decía hace un par de semanas que la presidenta Sheinbaum parecía tener los votos necesarios para sacar adelante una reforma electoral.

Apenas están organizando los foros, encuestas, consultas y la comisión presidencial encabezada por Pablo Gómez se prepara para todo ello.

Señales que salen incluso dentro del propio movimiento de la 4T indican que no es seguro que la iniciativa presidencial cuente con los votos necesarios.

Es más, en un descuido hasta les sale negociar con los aliados que con la misma oposición.

Es de todos conocido el distanciamiento que existe entre algunos liderazgos como Ricardo Monreal, Adán Augusto López o Gerardo Fernández Noroña, quien esta semana al rendir su informe de actividades como presidente del Senado, le juró lealtad a López Obrador.

Se asoman inconformidades en los partidos más pequeños, concretamente el PVEM cuando se ha tocado el tema del financiamiento y de las diputaciones plurinominales.

Se espera un agarrón de pronósticos reservados cuando se discuta si se somete o no al voto popular la elección de los consejeros electorales.

Para empezar la comisión presidencial parece representar sólo a la Presidenta, ni siquiera a las corrientes que convergen al interior de Morena, ya no digamos a la oposición.

El jueves Ricardo Monreal lo dijo por lo claro: El Congreso es el que va a decidir.

Las reformas anteriores han tenido motivaciones muy claras, incluso dentro del mismo PRI hubo promotores que abogaban por brindar espacios más justos a los partidos de oposición.

El sistema hegemónico priísta necesitaba reforzar su narrativa de que vivíamos en una democracia, de tal suerte que al menos por interés propio, termina abriendo esos espacios.

Existían partidos políticos clandestinos, que agrupaban a miles de personas que no encontraban cabida en la vida institucional.

Los comunistas principalmente, hasta que con una reforma pudieron salir a la luz pública y acabar con ello episodios violentos en el País.

Las descaradas intervenciones del Gobierno para favorecer al partido en el poder fueron ya insostenibles, hubo que diseñar organismos electorales y dotarlos de autonomía suficiente para darle credibilidad a las elecciones.

Ahora todo estaría planteado a partir de aquella frase de que “el pueblo manda”.

Claro, el pueblo puede mandar, pero si el Gobierno le da la información correcta para que se forme una opinión medianamente objetiva.

Pero si el Gobierno manipula esa información y le da a la gente lo que le conviene, el pueblo terminará decidiendo lo que el régimen quiere que decida.

El sistema actual se pervirtió, se ha convertido en poco tiempo en un cerco viejo que permite la entrada de perfiles indeseables que se perpetúa en cargos públicos mientras amasan grandes fortunas al amparo de ese poder.

Con Morena las cosas no fueron diferentes, por mucho que digan que lo son. Casi a diario sale una sorpresa.

Partidos y organismos electorales se han vuelto cada vez más caros, se llevan cada vez una rebanada más grande del presupuesto público.

Y por ahí va la cosa, lo que se dirá es que salen muy caros y que son muchos. No están tan equivocados.

Pero también se necesitan filtros más estrictos más eficaces para evitar que cualquier sátrapa ocupe cargos de poder, que después utiliza para aplastar a sus adversarios, enriquecerse, censurar a sus críticos y cometer muchos más abusos al amparo del puesto y protegido por el grupo político al que pertenezca.

¿Ahí cómo le vamos a hacer?

MENOS POBREZA

Vaya, por fin el Gobierno federal pudo poner un tema positivo en la agenda nacional que pocos discuten.

Hay grandes avances en disminución de la pobreza, según datos ya publicados por el Inegi esta semana y que la 4T ha festejado con todo derecho.

Aquí en Sonora el gobernador Alfonso Durazo nos informa que fueron 453 mil sonorenses los que abandonaron esa condición.

Esa es una buena noticia, sin duda.

De algún modo Morena invirtió el modelo y en vez de mejorar la macroeconomía se enfocó en la parte micro.

Eso no lo quisieron hacer los partidos hoy en la oposición, porque sería costoso para el País.

Un costo que el régimen actual estuvo dispuesto a asumir.

Sergio Valle

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