Ensayando cambio de percepción
El caso de Israel Vallarta está plagado de irregularidades, no hay conclusión sobre su culpabilidad o inocencia.
Septentrión
La justificación política busca raíces en el pasado, las narraciones oficiales lo edulcoran a conveniencia, demonizan o divinizan personajes con el ánimo de hacer de ellos caricaturas.
En 1942 fue recluido en la penitenciaría de la Ciudad de México el asesino serial confeso Goyo Cárdenas, había ganado los titulares de la prensa relatando con indiferencia y frialdad el asesinato de jovencitas, para posteriormente cometer los actos más repugnantes y enterrar los cuerpos en el jardín de su casa.
Personalidad siniestra que provocó la atención general, amplias discusiones se desataron intentando explicar la sicología del criminal, fue internado en un manicomio del cual escapó para ser reaprehendido he ingresado en Lecumberri.
Con los años el asesino escribió libros, concluyó la carrera de Derecho y se acercó a la pintura, en prisión se convirtió en un recuerdo de la violencia y el horror. En el sexenio de Luis Echeverría se instrumentó una nueva política penal, las cárceles mudaron a Centros de Readaptación buscando mejorar las condiciones de los reclusos.
Como muestra de aquella transformación el Presidente le concedió el indulto a Cárdenas, el multihomicida que había estrangulado a mujeres cometiendo actos monstruosos se transformó -gracias al régimen-, en un ejemplo de redención.
En 1976 la Cámara de Diputados le rindió un homenaje, fue entrevistado en televisión, asistió como garante moral a multitud de eventos, sus pinturas se empezaron a vender, todo gracias a que el poder lo necesitaba como ejemplo de recuperación social.
“Hay varios asuntos que pueden desprenderse de este cambio de percepción en torno a la imagen del Goyo. Por lo pronto, interesa rescatar un par de nociones y algunas preguntas básicas. En su ponencia ante la Cámara de Diputados, Moya Palencia respalda su argumento de que Cárdenas era una persona con cualidades y méritos morales a partir de la premisa de que había sido un ser productivo. Si había sido capaz de trabajar y estudiar en la cárcel, si había podido publicar libros y engendrar hijos (le faltó sólo mencionar que también plantó un arbolito en su celda) era, en el sentido utilitario de la palabra (y aquí me refiero a John Stuart Mill, por supuesto), bueno”. (Vázquez, Juan de Dios. (2011). La fábrica del asesino: El Goyo Cárdenas y las transformaciones identitarias de un homicida serial. Estudios de historia moderna y contemporánea de México, (42), 109-140).
El caso de Israel Vallarta está plagado de irregularidades, no hay conclusión sobre su culpabilidad o inocencia, permanecen testimonios de víctimas que lo señalan como ejecutor de actos horrendos mientras otros niegan las acusaciones.
El propósito no es demostrar la culpabilidad o inocencia, es desviar la atención ante la catarata de desvergüenzas cometidas por integrantes del Poder, acudiendo al pasado para usarlo como un ejemplo de una justicia amañada.
Vallarta declaró que le gustaría ser senador y en las numerosas entrevistas se niega a las víctimas, para las autoridades la liberación es una muestra de justicia omitiendo a los agraviados que permanecen sin la reparación obligada.
Con los años Goyo Cárdenas empezó a negar los actos cometidos, relatando injusticias vividas y exaltando sus atributos, el monstruo de 1942 se había transformado en una celebridad, nadie se acordaba de las mujeres violadas y asesinadas por aquel “ejemplo de redención social”.
Hoy nadie rescata los testimonios de las víctimas del caso Vallarta, este es usado interesadamente para ocultar la patente descomposición en la que se encuentran, los hechos y las evidencias son irrebatibles.
Para el régimen no tiene ninguna importancia la verdad, lo único apremiante es su causa y por esta están dispuestos a todo.
*Ex presidente de la Sociedad Sonorense de Historia, colaborador en temas históricos, políticos y culturales distintos medios de comunicación. Ex funcionario cultural, actualmente dedicado a su práctica privada como odontólogo
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