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Cerro de La Campana

La cuenta regresiva ha empezado para los ganaderos sonorenses que con ansias esperan que mañana se abra de nuevo el puerto de Douglas para el cruce del ganado bovino que se traduzcan en divisas.

Cerro  de la Campana

La cuenta regresiva ha empezado para los ganaderos sonorenses que con ansias esperan que mañana se abra de nuevo el puerto de Douglas para el cruce del ganado bovino que se traduzcan en divisas.

Gracias a los altos estándares sanitarios del ganado de la región, los productores sonorenses serán los primeros en reanudar las exportaciones suspendidas desde el 11 de mayo por el Gobierno estadounidense debido a la plaga de gusano barrenador que azotó en el Sur del País.

Con esta reapertura de la frontera estadounidense cerca de 100 mil cabezas de ganado que están en los centros de acopio de la entidad empezarán a cruzar mañana, acto que será destacado por el Gobierno federal con una comitiva especial de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), que llegará a Agua Prieta.

En pesos y centavos, el envío de ganado bovino representará para los ganaderos del Estado una entrada cercana a los 150 millones de dólares, de acuerdo con los cálculos del presidente de la Unión Ganadera Regional de Sonora, Juan Carlos Ochoa Valenzuela.

Para el puerto de Nogales, Arizona, aún no hay fecha de apertura, pero desde la oficina del titular de la Sader, Julio Berdegué Sacristán, siguen con las gestiones, mientras se abren en próximas fechas los puertos de Nuevo México y Texas, entre este mes, agosto y septiembre.

Todo hace indicar que la avalancha de reformas va con todo y es la legislación electoral la que ya anunciada y en la mira para el próximo periodo ordinario de sesiones.

La reforma electoral es otra de gran calado porque lo que adelanta la presidenta Claudia Sheinbaum es que está abierta la posibilidad de que también los consejeros electorales del INE sean elegidos por el voto del pueblo.

Por lo pronto ya trabajan en la iniciativa que se propondrá donde sobresale el tijerazo al financiamiento de los partidos y los procesos electorales, la eliminación de los legisladores “pluris” y otros movimientos, por lo que con el recorte de dinero que se pretende le han recordado que “lo barato sale caro”.

Como una gran y hermosa ley se ha vendido el plan fiscal estadounidense porque busca metas ambiciosas para potenciar la economía del vecino país, pero hay quienes tienen sus dudas sobre su efecto en Estados Unidos y otros más alertan del impacto que tendría en México.

Dentro del vecino país se habla de ganadores y perdedores, y afuera, las naciones ponen lupa al efecto del plan “One Big Beautiful Bill” del presidente Trump, que incluye recortes de impuestos, reformas al sistema de salud, cambios en el gasto social e incluye medidas de seguridad.

En México se prevé una baja en las remesas que afectaría a las familias más vulnerables, que el País tendría menor atractivo para el “nearshoring”, presiones negativas para el peso, posibles aumentos en costos por los aranceles, en resumen, se augura que será un gran desafío.

Hay analistas como Gabriela Siller que explican que en el corto plazo con el plan se generarían más empleos en Estados Unidos, lo que de manera indirecta ayudaría a México vía exportaciones y remesas, mientras que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, no ve afectaciones pues dice que el País podría fortalecer la posición competitiva de productos nacionales frente a otros mercados.

Se advierten tiempos de incertidumbre para los empresarios mexicanos por el cambio de las reglas del comercio y para los migrantes, documentados e indocumentados, un escenario económico, legal y social incierto.

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