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Me asumo como minoría

Como minoría asumo que el proyecto de un sistema político democrático, en el que creo y por el que luché, ha sido derrotado por decisión de la mayoría del electorado que optó por la restauración del sistema autoritario, que tanto trabajo constó derrocar.

Rubén Aguilar

Mañana primero de octubre asume la presidencia de la República Claudia Sheinbaum, la primera mujer en nuestro País en ocupar ese cargo en los más de 200 años de vida independiente. Lo celebro.

No voté por ella y no estoy de acuerdo con el proyecto que ha dicho habrá de seguir, y es el que diseñó e implementó en su gestión su líder y mentor, el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Del 100% del 61% de las y los mexicanos que ejercieron su derecho a sufragar, el 54% votó por ella y el proyecto que representa. Se identifican con él.

Respeto la decisión de la mayoría, que no es abrumadora, pero es mayoría, y me asumo en mi condición de minoría. Las minorías debemos sujetarnos a la decisión de las mayorías, que estas, en una sociedad democrática, deben dar lugar a la expresión de las minorías.

La mayor parte de los electores se manifestaron por la restauración del viejo régimen del presidencialismo autoritario, del PRI de la década de 1970, cuando el Presidente era el centro del sistema político y todo giraba en torno a él.

Y también lo hicieron por la existencia de un partido hegemónico, el sometimiento al Poder Ejecutivo del Poder Judicial y Legislativo y la sumisión de los gobernadores al Presidente en turno.

El voto de las mayorías implica también, es parte de su decisión, el regreso del corporativismo, el clientelismo y el paternalismo ejercidos por el Poder Ejecutivo ahora en manos de una Presidenta.

Su decisión avala también que el titular del Poder Ejecutivo, ahora una Presidenta, polarice a la sociedad, desconozca la existencia de la oposición e insulte a la prensa y a los periodistas que critican su gestión como lo hizo López Obrador.

Luché por décadas por destruir ese sistema político antidemocrático y participé en una decena de organizaciones, en la década de 1990, que luchaban por la instauración de la democracia.

Como minoría asumo que el proyecto de un sistema político democrático, en el que creo y por el que luché, ha sido derrotado por decisión de la mayoría del electorado que optó por la restauración del sistema autoritario, que tanto trabajo constó derrocar.

Me equivoqué al pensar que la sociedad mexicana, por decisión de las mayorías, seguiría impulsando el proyecto democrático, al que se tenían que hacer muchas correcciones, para hacerlo cada vez mejor.

Me asumo como una minoría que no está de acuerdo con la restauración del viejo sistema político, que es el logro más grande de la gestión del presidente López Obrador, que fue priista por catorce años. Dice el dicho que lo priista nunca se quita, que imprime carácter.

Como minoría voy a seguir manifestando mis opiniones y dando a conocer mi análisis de la política a través de mi trabajo en la academia y en mis artículos en diversos medios, también en libros y en conferencias a las que soy invitado. Lo he hecho por muchos años.

Ya vendrán nuevas generaciones de hombres y mujeres, que se organicen para luchar por el fin del régimen autoritario, que ahora se ha restaurado, y volver a instaurar el régimen democrático que ahora se ha perdido. Será una lucha de años.

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