El desfiguro…
El video se comenzó a reproducir en redes sociales de una forma tan acelerada que muy pronto fue acumulando miles y cientos de miles de vistas por toda la geografía nacional.
BATARETE
El pasado miércoles 3 de abril un radio comunicador que se hace llamar “Callodehacha”, subió a las redes un video más bien explosivo. Se trata de una grabación del hijo de Xóchitl Gálvez, en un estado más que inconveniente, que se enfrentó hace unos cuatro meses, a personal de seguridad de un “antro” en Polanco, un barrio residencial elegante de la ciudad de México.
Se trata de un video muy desagradable en el cual el joven Juan Pablo insulta continuamente a varios elementos que lo escuchan impasibles desde una altura y una consistencia corporal que fácilmente los colocaría en la categoría de pesos pesados. Sin duda tenían claro que el joven berrinchudo era hijo de la Jefa de la Delegación Miguel Hidalgo, y casi segura candidata a la presidencia. En su desfiguro repite continuamente palabras que poco nos atrevemos a expresar en público, por educación y cierto pudor. Se planta frente a los guardias y les suelta frases soeces: les faltan ciertos atributos masculinos, y les reclama su condición laboral, “gatos” les llama, que “por tres pesos” se venden; su rabia es clasista. De pronto, en su delirio, revela algo sorprendente: “Me vale madre si les pego a las niñas”, pues al parecer se molestó con una mesera e intentó golpearla, por lo cual lo expulsaron y reaccionó con ira desbocada.
Resulta bochornoso observar la grabación, y para el personaje en cuestión es una humillación mayúscula; sin embargo, desde diciembre anterior su madre lo nombró Coordinador de la Juventud en su campaña, lo integró en su equipo y lo habilitó como una figura pública. Si está siendo objeto de escrutinio, no es por ser vástago de Xóchitl, sino por ser miembro activo del equipo que la acompaña en su esfuerzo proselitista.
Callodehacha, quien filtró el video, aparece regularmente en una estación de radio y suele ser crítico del gobierno del presidente López Obrador; sin embargo, juzgó importante dar a conocer lo sucedido sobre todo porque le resultaba obvio que eso iba a incrementar exponencialmente las visitas a su espacio radio televisivo.
El video se comenzó a reproducir en redes sociales de una forma tan acelerada que muy pronto fue acumulando miles y cientos de miles de vistas por toda la geografía nacional, no tanto por parte de opositores al esfuerzo de la abanderada por la coalición Fuerza y Corazón por México sino más debido a un cierto morbo entre muchos connacionales que están pendientes de escándalos y notas rojas, y siempre dispuestos a contemplar la caída de algún encumbrado.
Resulta difícil controlar estas tendencias en ese territorio anárquico y volátil en el que funcionan las redes sociales. Ver el video resulta degradante, tanto para el joven que lo protagoniza, como para los que se divierten y regodean con la exhibición. Debería haber un mecanismo que regule y que impida la reproducción de esta clase de atentados contra la dignidad humana, por más que él mismo se haya colocado en ese aprieto. Seguramente ha sido un episodio doloroso y humillante, para él y su familia; espero que puedan levantarse y aprender de la experiencia.
Una de las voces sensibles frente este evento fue la de la esposa de Andrés Manuel López Obrador, doña Beatriz Gutiérrez Müller quien escribió: “Defiendo y defenderé el derecho que tienen los familiares de políticos a ser respetados en su persona y vida privada… Por más que quieran vincular a los consanguíneos para beneficiar o perjudicar a alguien por cuestiones políticas, el problema no es con ellos. Los errores, las equivocaciones o delitos de alguien de la familia, así como sus aciertos, victorias o magnanimidades no son transferibles ni hereditarias, en ningún lugar del mundo….
Saludo y abrazo a Juan Pablo: Como adulto, igual que yo, lo que tengas que corregir que te lo dicte tu propia conciencia, como debe ser. Que te vaya bien en la vida es mi deseo.
Reciban todas estas víctimas mi solidaridad. ¡Basta!”.
Ernesto Camou Healy es doctor en Ciencias Sociales, maestro en Antropología Social y licenciado en Filosofía; investigador del CIAD, A.C. de Hermosillo.
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