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Ser diferente

“La mejor venganza es ser diferente a quien causó el daño”.

Óscar Serrato

Cascabel

“La mejor venganza es ser diferente a quien causó el daño”, nos enseña el aclamado gobernante y filosofo estoico romano Marco Aurelio como parte de sus meditaciones.

Fue quizás el último de los buenos gobernantes de Roma antes de iniciar su decadencia, autocontrol y tolerancia forman parte de su legado. Siglos más tarde John Stuart Mill amplía su pensamiento para concluir que las personas deben de gozar de plena libertad para hacer lo que quieran, siempre y cuando no causen daño a terceros, que el Gobierno sólo debe de interferir cuando exista un interés público a proteger.

En el ocaso de una caótica administración federal esta semana que concluye representa mejor que ninguna hasta donde se ha degradado la conversación pública.

De acuerdo a lo que propalan los actores públicos ya no existe espacio para construir puentes de entendimiento, mucho menos sostener conversaciones de posibilidades donde el bien común se vea favorecido. Los ciudadanos ya no importamos más allá de la utilidad de nuestro infinitesimal voto. Resolver los grandes retos que enfrenta el País queda subordinado a la lucha por el poder.

En este fin de la historia, donde la conversación debería de girar en torno a la libertad, el debate propuesto por el Presidente es de como regresar a un modelo de País con libertades políticas y económicas acotadas bajo una visión de que él y sólo él puede tutelarnos.

En esa rara combinación de Luis XIV “el Estado soy yo”, de Pío IX “infalibilidad ex cátedra” y del Übermensch de Nietzsche se nos presenta un Presidente todas las mañanas a erigirse como el Erostrato de México.

No es el primer Presidente en la historia moderna de México en perder la razón, sí es el primero en hacerlo ante nuestros ojos, un paulatino desvanecimiento de la coherencia y sobre todo de respeto a la legalidad. Nixon en noviembre de 1973 en conferencia de prensa declaró que la gente tenía derecho a saber si su Presidente es un delincuente o no, para después afirmar: “No soy un delincuente”.

En México tristemente quien hoy ostenta el Poder Ejecutivo federal es un delincuente.

La real academia de la lengua define delincuente como aquel que delinque. Las confesiones de parte al no respetar separación de poderes, de violar leyes electorales, de solapar corrupción, de liberar presuntos delincuentes y últimamente de vulnerar el derecho a la protección de datos personales entre otros no dejan lugar a duda de que hay conductas delictivas, la autoridad moral y política de quien prometió ser diferente se ha agotado.

La politiquería que domina la agenda pública se ha convertido en el gran distractor, la crisis de seguridad nos tiene como nación al borde del abismo, limitando actividades cotidianas.

El reto es mantener e incrementar el crecimiento económico y bienestar generalizado. Para ello se tendrá que resolver la gran crisis que existe en sistemas educativo y de salud ante los rezagos de la pandemia, no podemos permitir que exista una generación perdida más. Al cuarto trimestre de 2023 el PIB con cifras desestacionalizadas incrementó en 0.08% real, sumando así nueve trimestres consecutivos de crecimiento, contrastado con un crecimiento de 1.06% del trimestre anterior.

La inflación general anual continúa a la baja ubicándose en 4.45% en la primera quincena de febrero, 3.31% por debajo de hace un año. Como foco rojo continúan las finanzas públicas, en 2023 de acuerdo al informe que presenta la Secretaría de Hacienda el Balance Público registró un déficit de un billón 52 mil 624.2 mdp.

De un gasto programable por 5 billones 900 mil 464.2 mdp el 80.4% se destinaron a gasto corriente y el 19.6% restante a gasto de inversión o de capital, donde se incluyen cuestionados proyectos capricho con dudosa viabilidad en el tiempo.

La crisis en las finanzas de Pemex que este mes motivó una condonación del 100% del derecho por la utilidad compartida estimada en 90,000 mdp pone sobre la mesa la urgencia de definir un nuevo modelo de negocios para la paraestatal ante el evidente fracaso del actual. Se estima que en este sexenio el apoyo patrimonial y fiscal por parte del Gobierno federal a Pemex antes de este último regalo ascendía a 2 billones de pesos de acuerdo al Centro de investigación económica y presupuestaria.

La deuda bruta del sector público federal a diciembre de 2023 ascendía a 15 billones 087 mil 477.3 mdp. Para 2024 el Gobierno federal pretende endeudarse por 1.9 billones de pesos, lo que representaría el mayor incremento en deuda pública de este siglo.

La próxima administración tendrá que corregir los desequilibrios presupuestales, dejar de dilapidar recursos en caprichos, combatir la corrupción imperante, proponer una reforma fiscal y redefinir el pacto federal en materia tributaria. Con tristeza esta semana nos enteramos de la muerte de Carlos Urzúa cuyo legado de entereza y dignidad hay que recordar.

Su renuncia a la Secretaría de Hacienda nos deja como ejemplo la importancia de “hacer el bien” dejando atrás el pragmatismo de “quedar bien”. En lo público y lo privado nos enfrentamos a dilemas donde para “no hacer olas” o “llevar la fiesta en paz” preferimos callar ante el temor de ser excluidos por alzar la voz.

Que su ejemplo nos sirva para tener valor cuando nos enfrentamos a los sinsentidos que se nos presentan, las consecuencias de corto plazo son efímeras y las recompensas de vida duraderas.

Óscar F. Serrato Félix es padre de tres, ciudadano, empresario, analista y optimista.

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