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Políticos y no

Para muchos gobernar o participar en política es una actividad a la que le apuestan para vivir bien, amasar una fortuna.

PROS Y CONTRAS

Para muchos gobernar o participar en política es una actividad a la que le apuestan para vivir bien, amasar una fortuna.

Para otros es satisfacer vanidades, codearse con gente de dinero que les ayude a hacer aún más dinero, por muy dudosa que sea su procedencia.

Para muy pocos es un asunto de vocación al servicio de los demás, como servidores públicos y ordenadores de la gestión pública.

Un claro ejemplo es el presidente López Obrador, con quien podemos estar o no de acuerdo, pero él sí sabe que lo que hace lo hace con el poder y desde el poder, con un propósito determinado. Es muy claro que para el Presidente la ley es un simple instrumento.

Y que si puede cambiarla lo hace para avanzar en sus propósitos, para eso tiene en el Congreso a gente que no le mueve una sola coma a sus iniciativas.

Para algunos de nosotros sus propósitos son muy cuestionables, porque advertimos un hambre insaciable de acumular poder aún más allá de su sexenio.

Aquella frase de “a mí no me vengan con que la ley es la ley” lo pinta de cuerpo entero, aunque hay ciegos que no lo quieran ver porque más que creerle le tienen fe y contra eso poco se puede hacer.

Durante muchos años en México se fue construyendo un sistema de Gobierno más o menos democrático, con contrapesos que aún débiles de vez en cuando lograban su cometido.

El éxito se ha logrado cuando hay políticos serios en el Gobierno y en la oposición, capaces y dispuestos a lograr los acuerdos e impulsar las reformas necesarias para fortalecer la economía, el sistema democrático y la gobernabilidad.

El País no cambió a mentadas de madre ni a tuitazos. De hecho, cuando las redes sociales llegaron, los cambios ya estaban en marcha.

Eso es de capacidades políticas, no de de jóvenes o viejos y le aseguro que eso no lo logran los que se meten a hacer dinero, buscar reflectores siendo tendencia, para eso mejor se hubieran metido de artistas.

Hay varios ejemplos de políticos jóvenes y serios que tiene una visión clara de las cosas. Quizás uno de ellos sea Damián Zepeda, senador panista que ha sobresalido mucho más allá en la capital que cuando anduvo acá intentando ser alcalde de Hermosillo.

Una de las características más importantes de todos los políticos serios en la historia es que no se hacen publicidad sin un propósito, de hecho a muchos les saca roncha la idea de publicitarse por todo y prefieren los tiros de precisión.

En estos días una futbolera borrachera nos ha mantenido entretenidos.

Es aquella que se puso el aspirante presidencial de Movimiento Ciudadano Jorge Álvarez Máynez en la que no hizo otra cosa que enseñar el cobre, llevándose entre las patas a sus acompañantes que eran nada menos que el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y el candidato de MC al Senado por Sonora, Ernesto de Lucas Hopkins.

Ya lo que ha sucedido después con “El Pato” no es bronca de Álvarez Máynez, sino de la estrategia que el ex priista ahora en el partido naranja puso en marcha para posicionarse.

Beltrones nunca ha dejado de ser político. Se comporta como político, acciona como político.

Sonora no ha tenido un político más destacado en los últimos 40 años, con todo y los claroscuros que usted lector quiera verle a esto.

No se trata de estar de un lado o del otro, sino de entender qué es la política y que no es.

Este capítulo en particular sirve para ver de qué está hecho Beltrones y para qué está hecho “El Pato”.

Beltrones crea sus propias circunstancias y luego busca aprovecharlas al máximo,

Al “Pato” le generan una plataforma y suele aprovecharla con inteligencia, aunque no estoy seguro de que este sea el caso.

Sergio Valle, periodista.