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Merecemos un buen Gobierno

Cascabel

La realidad parecería no importar en la crónica de la posverdad sobre el devenir de México. En la interpretación a modo de cada uno de los actores públicos sobre indicadores de gestión los datos quedan olvidados, sus efectos en la economía real y en el bienestar de los mexicanos. Realidad que otros viven en ese momento de la verdad cuando cada familia busca salir adelante. Las cifras sobre crecimiento económico, cobertura de salud, creación de empleos, homicidios dolosos, corrupción, desaparecidos y muchos otros indicadores que de forma gráfica con escalas engañosas permite desde el oficialisimo pedir que suenen las fanfarrias y repiquen las campanas alabando la genialidad y benevolencia de su líder el cual ostenta el cargo de Presidente de todos los mexicanos.

Desafortunadamente en estos años de gestión el Presidente de forma deliberada decidió serlo sólo para un grupo minoritario de la población que votó por él. La arrogancia en el poder conduce a la hybris y les da un sentido de infalibilidad.

Las perspectivas de crecimiento económico de acuerdo al anuncio del Presidente para 2024 son de 3.5% del PIB, porcentaje similar al de 2023. Tan sólo hace dos años en la primera semana de febrero afirmaba el Presidente crecimiento económico de 5% para 2022, 2023 y 2024 exclamando “para que se enojen” los expertos y especialistas. La actividad industrial a noviembre de 2023 reflejaba un crecimiento del 3%, un 1% menor que en el mes anterior donde minería e industrias manufactureras disminuyen y aunque continúan en números positivos construcción, energía eléctrica, agua y gas disminuyen contra el mes anterior. El crecimiento en el sector construcción tiene un componente muy importante de las obras emblemáticas de la administración que con grandes sobrecostos e indicios de corrupción se están finalizando a marchas forzadas y a punta de bayoneta.

Los proyectos emblemáticos de un ganso cansado que sin importar el costo y consecuencias busca terminar, así como las finanzas de Pemex y CFE siguen representando junto con las turbulencias inherentes a un proceso electoral grandes riesgos para la economía mexicana. La deuda pública a contratar para 2024 le va a permitir a esta administración conservar las apariencias dejando obligadamente para quien llegue, ordenar la hacienda pública con las implicaciones para gobiernos y economía de particulares.

La creación de empleos formales registrados ante el IMSS exhibe una desaceleración a diciembre de 2023 donde a nivel nacional se perdieron 384,882 empleos acumulando una creación neta para todo 2023 de 651,490 empleos. En cinco años la generación neta de empleos registrados ante el IMSS apenas alcanza el 50.15% de los que se generaron en un periodo similar durante la administración de Peña Nieto. Sonora, contradiciendo la propaganda gubernamental, exhibe el peor arranque de los últimos cinco sexenios, en lo que va de esta administración estatal se han generado 29,052 empleos formales.

El Banco Mundial estima que la economía de México crecerá un 2.6% en 2024.

Esta semana se anunció la inminente presentación de cuatro iniciativas de reforma constitucional, sin dar a conocer su texto. Pretenden modificar pensiones, sistema electoral, impartición de justicia y elevar a rango constitucional el incremento del salario mínimo a la par de inflación. No creo que nadie con seriedad pueda argumentar que estas serán aprobadas rápidamente o que son de urgente resolución, sin duda son de gran importancia y trascendencia.

Por mi parte celebro que se presenten el debate y confrontación sobre la naturaleza del Estado, atribuciones y límites, es bienvenido. Quienes abogan por un Estado como ente preponderante y quienes buscamos un Estado enfocado en obligaciones primigenias, podremos conocer de quienes aspiren a legislar a nivel federal cuál es su visión, profundidad y oferta política para contrastarla con su desempeño histórico gracias a que muchos de los candidatos ya han sido legisladores o en caso de que no lo hayan sido, con su preparación de vida para legislar.

Habrá que negarles el voto a aquellos cuyas cartas de presentación son la disciplina partidista al momento de votar, quienes ante los grandes errores de los gobiernos a los que servían callaron y solaparon, quienes siguen sin poder explicar sus fortunas personales, que justifican el autoritarismo y corrupción, y, sobre todo, a quienes representan lo peor de esa generación fallida de las alternancias en el poder.

No comparto el discurso de que hay que votar por el mal menor, que nuestro voto útil sea para permitir que regresen a aquellos que son la causa de la causa del mal Gobierno que tenemos. Debemos y podemos aspirar tener buenos gobernantes, el resignarnos a que en el mejor de los casos ganara el “menos peor” o tomar como válida la premisa de que: “Esta vez será diferente” aludiendo a un cambio en la naturaleza de la persona. En un ejercicio de voto cruzado habrá que encender nuestra propia lámpara de Diógenes en busca de mujeres y hombres por quien votar.

Merecemos un buen Gobierno, a los políticos en campaña y partidos habrá que dejarle claro que lo seguiremos buscando -con ellos, sin ellos o a pesar de ellos.

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