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En busca de un modelo de Nación

En el archipiélago de discordias de la conversación pública irrumpe la Semana Santa el anuncio de una “nueva nacionalización”.

Mariano Otero escribía en 1848: “En México no hay ni ha podido haber eso que se llama espíritu nacional porque no hay Nación. La prensa ha desmoralizado al pueblo, los gobiernos se han puesto en evidencia por su torpeza y el pueblo no respeta a sus autoridades. Las clases, divididas en bandos, con distintos principios políticos, creen o pretenden creer que sus contrarios son la única causa de las desgracias de la Nación. Y se llega a tal extremo, a tal ceguera, que muchos verían sin duda con menos sentimiento la pérdida total del País, que el triunfo de cualquier partido que no fuere el suyo”.

No hay nada nuevo en el firmamento mexicano, la polarización que impide avanzar en unidad de propósito forma parte de la historia de la Nación. En 1812 Ignacio López Rayón escribió los Elementos Constitucionales donde establecía la lealtad al Gobierno de Fernando VII recogiendo el sentir de un sector de los insurgentes, Morelos, por su parte, en 1813, propone los Sentimientos de la Nación ante el Congreso convocado a iniciativa suya en Chilpancingo donde se plasma en su artículo primero la independencia total: “Que América es libre e independiente de España y de toda otra nación, Gobierno o monarquía, y que así se sancione, dando al mundo las razones”. Las divisiones entre los líderes insurgentes forman parte del inicio como Nación. Continúa vigente la aspiración de Morelos, un país independiente, donde los principios de igualdad, soberanía y derechos del hombre.

En el archipiélago de discordias de la conversación pública irrumpe la Semana Santa el anuncio de una “nueva nacionalización”. La compra de trece plantas de generación de energía eléctrica “que formarán parte del patrimonio público y serán operadas por la CFE”, a la empresa española Ibedrola por un monto de 6,000 millones de dólares, los cuales provendrán de deuda “fuera de balance” a decir del secretario de Hacienda, Ramírez de la O. Los detalles de la adquisición aún se desconocen más allá de un interesante video de López Obrador donde en su búsqueda de hacer historia equipara la compra con una nueva nacionalización, quizás pensando en el López Mateos de 1960.

El deseo de regresar a un modelo propietario de lo que López Obrador considera su destino manifiesto, a mi juicio, compromete las posibilidades de desarrollo del País. En el impulso de des carbonización global las inversiones requeridas en generación de electricidad seguirán creciendo más allá de la capacidad financiera de una Comisión Federal de Electricidad deficitaria y un Gobierno federal con presiones financieras crecientes. Esto sin sumar la urgencia de recursos necesarios para ampliación de la red de transmisión y distribución, que son áreas estratégicas del Gobierno de México.

Con la deuda fuera de balance que no viene incluida en el presupuesto 2023 se estaría casi duplicando el monto de deuda externa autorizada para el ejercicio fiscal que fue de 6,039.2 millones de dólares. No obstante la declaración reiterada de sin endeudarse la deuda pública de diciembre de 2018 a febrero de 2023 se ha incrementado en 32.9%, sin considerar la deuda adquirida fuera de balance.

En la edición del 8 de abril del The Economist se estima que el mundo requerirá incrementar la generación de electricidad en cuatro veces y la de distribución tres veces. Tan sólo en distribución se estima que se requerían inversiones globales de 1.1 billones de dólares al año de aquí a 2050. Los proyectos de ampliación de red en México siguen estando rezagados para la demanda existente y de no haber un despliegue extraordinario de recursos el crecimiento económico no podrá darse.

El debate sobre la pertinencia de fomentar y proteger monopolios de Estado que se creía superado se debe nuevamente propiciar. Desde el punto de vista de desarrollo y eficiencia económico no tiene, a mi juicio, ningún sustento ni sentido, desde el punto de vista de control tiene todo el sentido. Oliver Williamson en su libro Markets and Hierarchies explora la implicaciones antimonopolio de una estructura como a la que aspira regresar el actual Gobierno, la cual debido a los cambios de López Mateos a la fecha sería insostenible en el largo plazo. La aspiración desde el poder central otorgar el beneplácito a quienes deseen emprender mediante la autorización de conectarse a la red eléctrica además de ser ineficiente abre espacios de oportunismo, discrecionalidad y corrupción. Imposible no visualizar un escenario donde a un emprendedor se le niegue la posibilidad de conectarse a la red si este representaría competencia para uno de los consentidos del régimen o se piensa establecer en una región fuera del favor presidencial como lo que sucedió con una cervecera.

La cámara de eco de la conversación pública donde de cada lado se repite y amplifica la narrativa nos conduce a la incapacidad de llegar a acuerdos sobre el futuro. La realidad económica, las finanzas públicas, los avances tecnológicos, el federalismo, la separación de poderes y la Constitución misma son irrelevantes para quienes desde el poder sólo repiten las ocurrencias y falsedades del emperador desnudo. La impudicia declarativa de gobernadores negando el pacto federal, la división de poderes y el estado de Derecho se plasma con inusitada frecuencia en desplegados con desafortunada redacción y se repite en penosas conferencias de prensa.

Ante el escenario vigente a nosotros ciudadanos nos corresponde señalar, exigir espacios de participación y proponer alternativas.

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