Un árbol que da moras
Fue una semana llena de cinismo político (qué raro).
Fue una semana llena de cinismo político (qué raro). Aquí un recuento:
Punto número 1.- Ahora nos enteramos que en Cajeme el crimen está disminuyendo según Javier Lamarque, quien porta el membrete de alcalde. Mientras él ofrecía su triunfal “informe” ejecutaban a otros seis y hasta ayer (día 19) acumulaban 34 en el mes. ¿Es tanta la soberbia como para mentir de esa manera en algo que es inocultable? Los cajemenses deberían impulsar una consulta de revocación de mandato porque podemos estar acostumbrados a gobernantes ineptos, pero que además quieran engañar de esa manera es lamentable.
Punto número 2.- El País tiene serios problemas. AMLO se ha dedicado a dividir día con día. Hay encono en el pueblo entre chairos y fifís o fachos (así les dicen). A lo largo y ancho los criminales mandan, hay una guerra interminable (culpa de Calderón, claro), los legisladores se enredan con el tema del Ejército y la Guardia Nacional mientras esperamos el siguiente ataque en las calles. ¿Qué hace el Presidente? Inicia una estrategia que, según sus asesores, le puede dar el Nobel de la Paz enviando su grandiosa (jaja) idea de pacificación para Rusia y Ucrania. De inmediato lo descalificaron los mismos ucranianos y le descubrieron el objetivo. Y los mexicanos vemos cómo el señor pretende pacificar el mundo cuando no puede hacerlo ni en Michoacán o Jalisco.
Punto número 3.- Se reúne el frijol sin gorgojos de Morena en una asamblea (o como le llamen) para elegir a sus consejeros nacionales y no dudan en ponerse de acuerdo sobre quién debe ser el presidente de ese Consejo. Sí, Alfonso Durazo Montaño. Sus defensores dicen que es “algo muy fregón” porque será un Gobernador encumbrado y Sonora va a ganar. Sus críticos opinan que, al margen de lo que diga la Constitución porque al final de cuenta la interpretan como quieren, Durazo no debe tener esa posición. Fue electo Gobernador del Estado y su atención debe ser plena en los asuntos urgentes del Estado. Cada minuto que consuma a la semana en el famoso Consejo es tiempo que le quita a la búsqueda de estrategias contra la inseguridad, que está desbocada aunque él y sus alcaldes juren lo contrario. María Dolores no le entiende y no quiere removerla. Los criminales son los reyes de muchas ciudades y ellos no aciertan más allá de ponerles nombres como “generadores de violencia” para que el pueblo bueno (y ya no tan sabio) no se asuste. ¡Great! Quién sabe en qué estaba pensando Durazo al aceptar este cargo. Ni a la asamblea debió ir. Lo moralmente aceptable sería que tomara el cargo y se separara del Gobierno porque no hay forma de cumplir con los dos. Pero la ambición es poderosa entre estos políticos autollamados modernos. Ahora resulta que tenemos un Góber Multitasking. Aaaa-já, coooo-rrecto.
Punto número 4.- Pena ajena lo que sucedió en el Reino Unido. Marcelo Ebrard, considerado el personaje que “más le entiende” en el gabinete federal, fue a representarnos en los funerales de la reina Isabel. Todo iba bien hasta que se le ocurrió tomarse una selfie “en pleno velorio” y subirla a sus redes. Obviamente fue muy criticado hasta por los mismos medios británicos. Si ese es el político con oficio, imaginen al resto.
Punto número 5.- Llegó la ceremonia del Grito, que en los últimos años ha sido más esperada que las farsas del “Canelo”. ¿Y qué va a decir el Peje ahora?, pregunta el mexicano antes del evento. Ahora sí sorprendió porque pasó de los “viva” a los “muera”. Pidió la extinción del clasismo. Sí,el mismo que cada día reprueba a los que quieren superarse llamándolos “aspiracionistas” dijo que el clasismo es inaceptable. También se fue por pedir la extinción del racismo. Ok, gracias. Y, ya entrados en gastos, gritó: “Muera la corrupción”. ¡Bravo! Seguramente esta semana va a despedir a Bartlett, a la Sheinbaum, a Delfina su candidata del Edomex y sacará del País a sus hermanos Pío y Martinazo.
Punto número 6.- “Alito” ya puede respirar tranquilo. En San Lázaro pasó su propuesta para que el Ejército controle la Guardia Nacional. Y se le acabaron sus problemas. No, claro que no lo tenían amenazado.
Otro triste vistazo a nuestra realidad. Los políticos siguen como en la nefasta era priista, aquella de la dictadura perfecta. Ahora son más descarados. Para ellos, la moral sigue siendo un árbol que da moras.
Periodista sonorense, con 40 años de experiencia. Nieman Fellow ‘99, por la Universidad Harvard.Ganador del premio SIP opinión en 2008. Correo martineholguin@ gmail.com
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