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“Si lo vas a matar, déjalo al exterior, no te vamos a preguntar por qué lo hiciste, déjalo porque no sólo lo matas a él, matas a la familia completa”, me exclamó Aydé Vilchis, quien busca a su hermano desaparecido el 23 de febrero del año pasado en Ciudad Obregón y para encontrarlo se ha puesto a excavar en campos y cerros y a buscar en pozos y norias. “Son almas que no tienen un lugar dónde descansar y sufren. Cuando lo sacas de la fosa trae un rostro desencajado; se le trata con mucho amor y con mucho respeto. Les cambia el rostro. Ya pueden descansar”, me confesó la integrante de las Guerreras Buscadoras de Sonora, un numeroso grupo de mujeres que busca incansablemente, con picos y palas, a sus esposos, hijos, hermanos y padres. Ya han encontrado 58 cuerpos en Guaymas, Empalme y Ciudad Obregón. Y están por empezar a excavar en Hermosillo. “Estamos sobre una fosa clandestina. La ciudad es una fosa clandestina completa”, me dijo Daniela Torres, quien busca a su esposo de 52 años y que ha dejado a un bebé de seis meses y a un niño de 3 años. Daniela, junto con otras 30 mujeres, realizó ayer una colecta en la plaza Emiliana de Zubeldía de palas, picos, barras, cernidores, rastrillos, machetes y varillas, entre otros instrumentos, para comenzar a excavar más allá de los Altares, en el Cerro Colorado, en la Colosio final, en la carretera a la mina Nyco, en todos los lugares donde les han dicho que hay cuerpos enterrados de manera clandestina. “No queremos responsables, no buscamos justicia, no queremos saber quién fue... lo único que queremos es encontrar a nuestros tesoros (desaparecidos)”, me aclaró, con lágrimas en los ojos, Guillermina Girón, quien busca a su hijo de 21 años de edad desaparecido el 30 de agosto del año pasado. La madre, quien trabaja como empleada doméstica, fue a capacitarse hace dos fines de semana al Campo 30 en Ciudad Obregón, en donde hallaron en sólo dos días 30 cuerpos. “Se metió la varilla y al sentir la tierra suelta es una señal de que puede haber algo abajo; lo primero que vi fue un pie aún con carne… sentí tristeza por la forma en la que encontramos los cuerpos… rostros de terror”, recordó sobre la experiencia que vivió para tener los conocimientos y la fortaleza a fin de comenzar a excavar ahora en Hermosillo. Aydé, Daniela y Guillermina hablan de sus desaparecidos en tiempo presente, es decir, tienen la esperanza de encontrarlos vivos, aunque en el fondo, confiesan, algo les dice que hay una baja probabilidad de que eso suceda. Si no están vivos quieren sus restos para velarlos, llorarlos y darles cristiana sepultura, y, sobre todo, para que sus almas descansen y no sufran. Los testimonios que aquí le narro no los saqué de una novela negra o de una serie policiaca de Netflix, se trata de la vida real de Sonora y de Hermosillo. Decenas de mujeres se han organizado para buscar a sus desaparecidos y para hacer el trabajo que no han hecho las autoridades. No quieren justicia ni nadie en la cárcel. No quieren saber por qué se los llevaron y los mataron. Sólo quieren dejar de morir poco a poco por no tener la certeza de dónde están sus seres queridos. Las Guerreras Buscadoras de Sonora han tenido el acompañamiento de la Fiscalía General de Justicia, que ha proporcionado seguridad durante las excavaciones y ha recogido las muestras de ADN de los familiares para compararlas con las de los restos encontrados. Esta semana la fiscal Claudia Indira Contreras anunció la creación de una Comisión para la Búsqueda de Desaparecidos. De acuerdo con estos grupos de mujeres hay mil desaparecidos en Sonora, según los datos que han recabado en las páginas de Facebook en donde reciben los reportes. En el caso de Hermosillo ya se ha formado un grupo de por lo menos cuatro decenas de mujeres con igual número de perdidos. Por lo pronto, este sábado recibieron en donación herramientas para iniciar la búsqueda y hasta una excavadora de mina movible, fabricada por un ingeniero. “Esta máquina detectaría el gas, cuando hay muchos cuerpos enterrados hay mucho gas metano y butano, que es sumamente tóxico, entonces con la máquina yo sabría, es una máquina que la puedes armar con las cosas más comunes que tienes en tu casa”, explicó. Por cierto, este ingeniero busca también a un primo y un amigo desaparecidos.

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