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Proyecto Puente

El nivel de enfrentamiento entre el grupo de Claudia Pavlovich y compañía contra Guillermo Padrés y los panistas, durante la campaña del 2015, llegó al rompimiento total. Al ganar las elecciones la base de apoyo de la Gobernadora priista exigió castigo a los responsables de lo que había ocurrido en Sonora. Eran tantas las denuncias de corrupción que la mayoría de los sonorenses exigía rendición de cuentas. Al tomar protesta los priistas exhibieron durante tres meses supuestos desfalcos de padrecistas que señalaban cifras de casi 30 mil millones de pesos de quebranto a las finanzas públicas estatales. Pero al paso del tiempo no hay un informe sobre lo que realmente se pudo comprobar. Ese es el primer error: Crear una expectativa de lo supuesto robado y no poder acreditar en procesos judiciales el daño patrimonial. El segundo error fue caer en la presión social y venganza. Jorge Morales, el secretario de Comunicación de Padrés, cometió una grave imprudencia: Creó un portal de noticias al segundo mes de terminar la administración panista para cuestionar al Gobierno de Claudia Pavlovich. Eso causó la ira del grupo en el poder. El tercer error es Odracir Espinoza: Un joven fiscal Anticorrupción venido de la sociedad civil que no tuvo el carácter, valor y preparación para oponerse al pedido que le hicieron: Castigar a Morales para mandar un mensaje a los padrecistas mediante una acción de Estado. Aquí empezó a pervertirse el combate a la corrupción en Sonora, y, por ende, la rendición de cuentas contra el panismo. La denuncia original contra Jorge Morales, la interpuso, como ya está documentado en video y ante el propio juez, Alberto del Cid Carmelo, anciano en ese entonces de 76 años, prácticamente ciego, que no sabe leer ni escribir y que vive en la colonia Piedra Bola. En su confesional ante el juez, el 22 de agosto del 2016, Del Cid narró que unos “cholos” de su barrio le ofrecieron mil 500 pesos por firmar un papel; lo llevaron a unas oficinas y firmó con una X porque no sabe leer ni escribir. De esa denuncia se “derivaron” unas 50 declaraciones ministeriales, entre directivos de medios comunicación, empleados de Gobierno, peritos, etcétera. Casi todas ellas, especialmente las de directivos de medios, fueron elaboradas previamente por un grupo de abogados. Los que las acreditaron, confirmaron al propio Morales, que simplemente les llevaron las declaraciones para que las firmaran. Así como el caso de los testigos falsos que inculparon a Mario Aburto, supuesto asesino de Luis Donaldo Colosio. La operación se hizo desde la Secretaría Técnica, cuarto error, para pedirle a algunos medios de comunicación que declararan contra Morales a cambio de un buen convenio en el sexenio priista. En rueda de prensa, para dar a conocer los detalles de la detención el 01 de febrero del 2016, Odracir Espinoza afirmó ante los medios que había “más de catorce denuncias en contra de Jorge Morales”. Falso. Todo el caso se ha caído. El Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal resolverá en las próximas semanas en definitiva el asunto. En tres años de litigio Morales ha ganado todos los recursos. Este resumen dibuja las serias fallas de la Fiscalía Anticorrupción en todas las demandas contra el padrecismo. El primer expediente contra Padrés que se presentó ante PGR fue de la FAS. Urge un informe de este organismo: ¿Cuántos casos están abiertos y qué se ha comprobado? ¿Cuánto nos ha costado a los sonorenses estos procesos? En casi cuatro años la Fiscalía Anticorrupción ha gastado casi 300 millones de pesos en personal, investigaciones, guardias. El sábado envió un boletín pidiendo colaboración a los ciudadanos en el caso Padrés. Increíble. La quinta falla es una ausencia de autocrítica de la gobernadora Claudia Pavlovich, de cómo ha hecho el combate a la corrupción su Gobierno contra el pasado y la protección a su administración que pese a serias evidencias (Operación Safiro, Estafa Maestra en Telemax, Plácido Domingo), ex alcaldes priistas, no son castigados. Un fiscal que perdió la brújula y hoy está demandado por daño moral. No servirá una campaña de odio más contra los excesos de Padrés. Hace falta que se miren al espejo los priistas en Palacio y vean que el combate a la corrupción se convirtió en venganza política. Mal se ve Padrés mandando un mensaje de advertencia con sus amigos, porque la cárcel pareciera que lo hizo más fuerte, como mal cayó a ciudadanos la imprudencia de la alcaldesa Célida López al salir a defenderlo. No era el momento. Es hora de la autocrítica de todos los actores. Incluyendo nosotros los medios. De lo que debe y no debe hacerse. Los sonorenses ya no resisten más espectáculo y persecución.

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