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Proyecto Puente

Los primeros debates por el consumo de alcohol se dieron en Estados Unidos a la llegada de inmigrantes europeos entre finales del siglo XIX y principios del XX. Los problemas de convivencia familiar y la bebida entre los soldados de la Primera Guerra Mundial en 1914, en medio de movimientos religiosos que pedían la prohibición del alcohol orillaron a la promulgación de la “ley Volstead”, la primera ley seca, que durante casi trece años, 1920 a 1933, prohibió el consumo en la nación americana. Fueron trece años del periodo de guerra por el alcohol que originó las primeras mafias y el repunte de personas encarceladas. No sirvió el veto público. Franklin D. Roosvelt, como presidente, derogó dicho marco legal. Pero eso no sería el fin sino el comienzo de un grave problema mundial. Entre 1935 y 1939 nace Alcohólicos Anónimos (AA). Un grupo de auto ayuda exitoso. Impulsado por Bill Wilson y su esposa Lois Burnham empezaron pláticas semanales en su casa en Nueva York. Bill era un corredor de Bolsa en Wall Street. La crisis de 1929 le pegó en sus finanzas. Se refugió el alcohol y estuvo al bordo de la muerte. La bebida era parte de su vida. No la controló. Junto con el doctor Roberto Smith, fundan AA para atender a los alcohólicos de la Gran Manzana. De acuerdo a la literatura de doble A, en el libro “Transmítelo”, que cuenta la historia de Bill y AA, narra cómo es que sólo pudo combatir su alcoholismo con un acto de fe, aceptando que tenía un problema con la bebida y tras una intervención en un hospital de Nueva York. Ahí admitió que era impotente ante el alcohol y tuvo una experiencia espiritual. Se negaba a reconocer que estaba a punto de finalizar su matrimonio. Había perdido su dinero y trabajo. En 1939 nace el primer grupo de AA en Cleveland. Se expanden en Estados Unidos y ahora están por todo el mundo. En Hermosillo hay casi 100 grupos de AA. Su éxito alrededor del planeta le ganó el título del milagro del siglo XX, como decía el papa Juan Pablo II. No se dan pastillas ni medicamentos ni internamientos. El programa funciona para quien admite que tiene un problema con la bebida. Cuando alguien acepta que el alcohol gobierna su vida, le hizo perder un matrimonio, estuvo a punto de perder la vida, amistades, se alejó de gente, dañó a sus seres queridos, amigos, arruinó su economía, trabajo, bajo los efectos del alcohol cometió excesos. Hay categorías: El bebedor ocasional, social y el bebedor problema. El éxito de doble A es que es un programa espiritual. No religioso. No hay reglas ni indicaciones ni exigencias. Es para quien en verdad quiere cambiar su vida porque acepta que el alcohol la domina. Aplica para alcohólicos y drogadictos. Su tasa de éxito habla de la garantía del programa. Quien llega y se queda para cambiar su vida, lo logra, dicen testimonios de alcohólicos anónimos recabados por esta columna. Ese es un requisito: Si vas, nadie dirá que eres parte de esta comunidad. “Sólo se necesita la voluntad de querer dejar la bebida y reconocer que el alcohol te ha vuelto ingobernable”, señalan. Vale la pena esta introducción para entender las fibras que tocó en su análisis Claudia Acevedo, sicóloga de familias y colaboradora de Proyecto Puente: El problema del consumo de alcohol en Hermosillo. Ese fue el origen. Ella habla de lo que ocurre de las puertas para adentro de las casas en la ciudad. Y la bebida, comprobado en estudios científicos, estadísticos, médicos, es parte de los problemas en familias, muertes y conflictos de todo tipo. No descubrió el hilo negro, Claudia. No criticó este excelente deporte, slow pitch, que inició con ocho grupos en el 2013 y ahora son más de 350 en la capital de Sonora. Jamás. Claudia advirtió que muchos hombres y algunas mujeres lo toman de pretexto para ir a consumir alcohol sin medida, ojo, no todos lo que lo practican, pero sí muchos, para descuidar a sus familias, gastar dinero que no deben erogar y otros problemas generados por la bebida. Alguien tomó sólo el minuto de los casi 10 minutos que habló del tema y circuló el video por las redes sociales. El impacto fue nacional. Se viralizó. Claudia fue ofendida. Señalada. Juzgada. Habló de una realidad: La adicción al alcohol. Pero sólo funciona con una autoevaluación personal de lo que se toma y, cuánto se ingiere, y qué se hace durante o después. La única forma de saberlo es aceptar que se tiene un problema con el alcohol. ¿Quién empezará un auto examen de la cantidad y lo que hace cuando consume?

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